Editorial-El Español

EL ESPAÑOL ha defendido en anteriores editoriales que este no es el momento de enzarzarse en batallas políticas. Lo urgente ahora no es el combate sectario en los medios, sino la limpieza y reconstrucción de las zonas arrasadas por la gota fría.

Tiempo habrá para la depuración de responsabilidades.

El presidente del Gobierno parece, de hecho, estar de acuerdo con este diario cuando pide «estar a lo que hay que estar» y «aprender la lección».

Aunque en el caso de Pedro Sánchez esas afirmaciones traslucen un evidente interés político, nadie puede negar la necesidad de que los españoles aprendan las lecciones que ha dejado el paso de la gota fría por la Comunidad Valenciana.

Este diario publicó ayer martes una noticia que quizá en otros tiempos políticos habría provocado dimisiones. La de que Teresa Ribera paró en 2021 las obras de adecuación y drenaje del barranco del Poyo por razones medioambientales y tras un cálculo de coste-beneficio que, después de lo ocurrido el pasado 29 de octubre, se ha demostrado fatal para 223 españoles y decenas de miles de víctimas de la devastación.

El coste de las obras se estimó en 2021 en unos 200 millones de euros. La Unión de Agricultores y Ganaderos informó ese mismo año de que el presupuesto sin ejecutar de los ministerios de Transición Ecológica y de Agricultura ascendía a 1.660 millones de €. En 2022 y 2023, el presupuesto sin ejecutar sumó 2.590 millones de € más.

Si alguna lección cabe extraer del 29 de octubre es la inmoralidad de realizar un cálculo de coste y beneficio cuando el primero es perfectamente asumible y el segundo se mide en cientos de vidas humanas salvadas.

Incluso aunque no hubiera muerto nadie durante la Dana, el coste de las obras en el barranco del Poyo continuaría suponiendo sólo una fracción de la inmensa cantidad de dinero que costará reconstruir la zona afectada e indemnizar a las víctimas.

«Siempre será menos oneroso invertir en presas que indemnizar riadas» ha dicho la Fundación FAES, presidida por José María Aznar, en un artículo publicado ayer martes.

Otra lección a extraer es que una legislación medioambiental esclerótica, dictada muchas veces por presuntos expertos sin mayor contacto con la realidad, desoyendo a los agricultores y los ganaderos de la zona, y con el único objetivo de preservar una visión idealizada de la naturaleza, pone en peligro la vida de los ciudadanos.

Es esa visión naif de la naturaleza, más propia de un activista que de un político que dice guiarse por criterios científicos, la que llevó a un gobierno del PSOE, el de José Luis Rodríguez Zapatero, a renunciar en 2004 a un Plan Hidrológico Nacional (PHN) que incluía la construcción de una presa en Cheste y la restitución de los cauces naturales de los barrancos de Torrente, Chiva, Pozalet y del Poyo.

La construcción de esa presa, más el drenaje y la reforma del barranco del Poyo abortados por la ministra Ribera, habrían evitado con mucha probabilidad la devastación causada por la gota fría del pasado 29 de octubre.

Es irónico, además, que la devastación de una buena parte de la huerta valenciana haya sido el resultado en la práctica de unas políticas verdes que se promovieron, teóricamente, para la «recuperación integral de la huerta valenciana».

El Gobierno del PSOE no ha sido capaz de aportar una alternativa razonable al PHN que no pase por una negativa por motivos presuntamente ambientalistas a cualquier tipo de intervención humana en una naturaleza que, desde su punto de vista, debe ser conservada en un estado lo más cercano, valga la redundancia, al estado de naturaleza.

Si algo ha demostrado la catástrofe del pasado 29 de octubre es que el control y el encauzamiento de las fuerzas desatadas de la naturaleza no son cosa de «izquierdas y derechas», sino un imperativo de la realidad.

Si este Gobierno creyera de forma sincera en el cambio climático, sería el primero en recuperar el PHN o en idear una alternativa razonable al mismo. Es su negativa a negociar un ‘pacto del agua’ con el PP lo que permite dudar de la sinceridad de la creencia de este Gobierno en dicho cambio climático.