Teodoro León Gross-ABC

  • Y sin embargo, en la batalla de la propaganda para imponer un relato, Moncloa gana por 10 a 0. Ahí el PSOE arrasa al PP

Será una coincidencia, pero ya es significativo que Mazón anduviera el día de la catástrofe enredando con un dedazo para la televisión pública… y que el PSOE y sus socios, horas después, estuvieran repartiéndose cargazos en la televisión pública, indiferentes a un recuento de muertos que ya superaba los cincuenta. Como retrato de la política es un aguafuerte demoledor. Una portavoz del Frankenstein aclaró que ellos no se dedicaban a achicar agua. La negligencia perseguirá a Mazón y su equipo, pero la irresponsabilidad perseguirá a Sánchez y los suyos. Todos llegaron tarde a todo. A las 21:03, Mazón había pedido el Ejército a María Jesús Montero… y el viernes, cuando se publicaba en el BOE lo de TVE en pleno luto oficial, aún tardaba el Estado en hacerse presente en los escenarios del desastre. La información de la Generalitat falló estrepitosamente, y también la información de la Confederación Hidrográfica presidida por un exconcejal socialista a las órdenes de la desaparecida Teresa Ribera. No busquen buenos y malos, aunque esa sea la lógica imperante en las barricadas de las redes. Hubo una calamidad fatal… y sucedió con una calamidad de clase dirigente.

Y sin embargo, en la batalla de la propaganda para imponer un relato, Moncloa gana por 10 a 0. Ahí el PSOE arrasa al PP. Se percibe como un choque de profesionales y ‘amateurs’, una vez más. Desde que el sanchismo entendió la semilla de la indignación en Paiporta, bajo la lluvia de barro y palos de fregona, han tenido la iniciativa y han articulado una estrategia arrolladora. Los ministros sólo dan buenas noticias y repiten a coro el mensaje amable de que no toca evaluar responsabilidades, y por debajo TVE y su aparato mediático carga implacablemente contra Mazón sin admitir ningún reproche al sanchismo; y el PSOE y sus ‘bots’ cimarrones percuten en las redes furiosamente; y la izquierda sindical y nacionalista, regada durante años por el Gobierno socialista, supo articular una manifestación masiva para liquidar a Mazón y sólo a Mazón.

Ha vuelto el grito de «¡asesinos, asesinos!» contra el PP. En Valencia se lo gritaba a Mazón y a la derecha, y es el mismo grito de asesinos en las calles de 2003, con la guerra de Irak, que se recrudeció a medida que se aproximaban las municipales del mes de mayo de aquel año. Pintadas en las sedes del PP: «¡asesinos!». Se oyó de nuevo en la jornada de reflexión, dos días después del 11M. Y hasta con el Prestige o el Yakolev. «¡Asesinos, asesinos!». Hay que reconocerle al PSOE, quizás a toda la izquierda, un fino olfato necropolítico. En los desastres saben ver sus ventanas de oportunidad. Sin duda no es justo, pero tal vez sí sea merecido porque en el PP no aprenden. Ahí están Sánchez, Bolaños, Marisú, Marlaska… repitiendo mensajes conciliadores con un fariseísmo ultraprofesional dentro una estrategia muy armada con sus cuadros machacando contundentemente al PP.