Tonia Etxarri-El Correo
«La dana lo cambia todo». Esa fue la sentencia de los dirigentes del Partido Popular Europeo al referirse a las dificultades sobrevenidas en el proceso de elección de la vicepresidenta tercera, Teresa Ribera, como comisaria europea. Beligerantes y temerosos de que la ministra pueda terminar imputada en las investigaciones judiciales sobre la tragedia de Valencia. Y no les falta razón. La dana, que se ha llevado por delante más de 220 vidas, cuantiosos enseres, viviendas, empresas, negocios de autónomos y parques industriales ha dejado en evidencia la incapacidad de los responsables políticos para canalizar la indignación ciudadana que ha brotado de lo más profundo de las aguas desbordadas. Al presidente valenciano, Carlos Mazón, le huele el chaleco a pólvora. Intentará pasar el trago cesando a dos consejeras de su Gobierno. A la vicepresidenta tercera y ministra para la Transición Ecológica se le ha complicado la carrera europea porque el PP le ha puesto la proa. A quien no ha sabido ejercer de ministra (¡ay, esa Confederación Hidrográfica del Júcar que no dio los avisos pertinentes¡) no se le puede premiar con un cargo de esa relevancia en Europa, venía a decir Núñez Feijóo, que se apunta un tanto al lograr ampliar el foco del señalamiento de los responsables de la gestión de la dana, aunque finalmente, la ministra resulte elegida en virtud de los pactos preestablecidos.
Y Pedro Sánchez no se libra. Por mucho que haga mutis por el foro en el Congreso para evadirse viajando a cualquier foro en donde quieran escuchar su disertación sobre el cambio climático. Que eso lo explicaría casi todo. Sobre todo para quitarse responsabilidades de encima en la tragedia de Valencia, por ejemplo. Con el nuevo eslogan de la factoría de la Moncloa, el presidente del gobierno se ha paseado por Bakú. «El cambio climático mata». Obviando que lo que mata es la falta de previsión de las catástrofes en zonas inundables en las que se ha permitido construir durante décadas. Mata la tardanza en la reacción de los gobiernos. La falta de inversión en las infraestructuras. La falta de limpieza en los cauces. El eslogan habría tenido poco éxito en el Congreso de los Diputados del que Sánchez, ayer, se ausentó una vez más.
Por mucho que se rodee de la nube de bulos que se le aparecen en sus pesadillas disfrazados de extrema derecha, el presidente tendrá que dar explicaciones de la calamitosa gestión inicial de la dana que asoló buena parte de la Comunidad Valenciana, el pasado 29 de octubre. No está el ambiente para darnos un aplauso. Ese gesto que pidió Sánchez, dejando entrever cierta nostalgia de los tiempos de la pandemia en los que la población, recluida en sus casas, permanecía más callada que ahora.
Las comparaciones con otros países de nuestro entorno suelen ser aleccionadoras. En Alemania, su ministra de Familia, Anne Spiegel, dimitió por mentir y estar ausente durante la dana que asoló buena parte de su país en el verano de 2021. Cosas que pasan. Allá en Alemania.