José Alejandro Vara – Vozpópuli

Las dos damas del progreso en español, atraviesan por momentos desesperados, ambas salpicadas por la corrupción y perseguidas por la Justicia

A una le llama ‘chorra’ (‘ladrona’ en lunfardo) y a la otra le insinuó que ‘corrupta’. No fue el miércoles un buen día para dos de las damas que menos aprecia Milei. A Cristina Fernández de Kirchner le confirmaron la sentencia a seis años de prisión e inhabilitación perpetua por saqueo de las arcas públicas en la cantidad de más de mil millones de dólares. Es tan sólo una de las causas que tiene pendientes por su irrefrenable tendencia al afano. Begoña Gómez hizo frente al mal trago de protagonizar una de las más interesantes sesiones de la comisión de investigación por las trampas en la Complutense, donde supuestamente se apropió de un ‘software’ ajeno. Las portavoces de PP y Vox le recitaron, durante casi una hora, lo que hasta ahora nadie había osado decirle a la cara, en público y transmitido por televisión, en una performance tan inaudita como inédita por tratarse de la cónyuge del galansote global e intocable.

Las dos damitas de las fuerzas del progreso, las musas del grupo de Puebla, las adalides de las cruzadas contra lawfare, urracas de lo público, apandadoras de lo de todos, compartieron un mal día que, indudablemente, llenó de regocijo al presidente argentino. Begoña, no olvidemos, fue la causa de que, en una decisión todavía inexplicable, Sánchez casi rompiera relaciones con el país austral, donde viven más de 500.000 españoles. Un movimiento que rebasó todas las lindes de lo ridículo y que hace unos días se enmendó con el silencio con el que se rectifican las jugarretas disparatadas.

“Soy un objetivo político evidente, sólo hay que ver quienes han presentado las denuncias contra mí”, apuntó la señora de Sánchez, en su papel de mártir de la ultraderecha, luego de reclamarse una más de las millones de mujeres que luchan cada día por ganarse el pan

A Madame K. le está yendo muy mal porque, aunque aún no tenga que entrar en prisión pues tiene un recurso pendiente ante la Corte suprema, se convierte en la primera presidenta (ahora ex) de la historia de Argentina en ser condenada por corrupción. A Begoña G. no le va muy bien porque ya ostenta el título de ser la primera esposa de un presidente del Gobierno español en ser imputada por cuatro delitos de corrupción. Cristina y Begoña, tal para cual. “Me persiguen como mujer ya que no me pueden pegar piñas, me mandan a los jueces para acabar conmigo, a los medios de comunicación que me hostigan con una campaña de guerra”, dijo la Madame K. de la Pampa. “Soy un objetivo político evidente, sólo hay que ver quienes han presentado las denuncias contra mí”, apuntó la señora de Sánchez, en su papel de mártir de la ultraderecha, luego de reclamarse una más de las millones de mujeres que luchan cada día por ganarse el pan

La rapiña de los gobiernos Kirchner rompió todos los récords del latrocinio en ocho décadas de peronismo corsario. Un tal Lázaro Báez, que pasó de cajero de una modestísima  sucursal bancaria de provincias a testaferro de la pareja Kirchner, logró reunir 290 propiedades a su nombre que sumaban 470.000 hectáreas, es decir, 235 veces la extensión de la ciudad de Buenos Aires. Robaron terrenos tan enormes como 235 capitales federal. Su colección de automóviles de lujo, colocados el uno del otro en pos, superaba los diez kilómetros. Un nivel de impudicia lacerante en un país en el que más del 60 por ciento de los chavales malvive bajo el umbral de la pobreza.

A Milei le está yendo de lujo. Ha conseguido rescatar a Argentina de una quiebra inevitable y, en menos de un año, ha controlado una inflación sideral, ha recuperado la confianza de los inversores internacionales, ha redondeado superávit comercial, superávit de energía, recuperación de los datos del agro y un largo rosario de noticias venturosas y casi increíbles

Begoña no ha llegado a tanto. No ha sido presidenta. Desde su modesta capacitación como apenas bachillera consiguió, sin embargo, armar una red de influencias, negocios, titulaciones y prebendas que ahora escruta el juez Peinado contra todo tipo de barreras, zancadillas, persecuciones y ataques desde las fuerzas del Estado que pretenden dinamitar su impecable instrucción.

A Cristina le ha ido muy mal. A Begoña no le está yendo bien. A Milei le está yendo de lujo. Ha conseguido rescatar a Argentina de una quiebra inevitable y en menos de un año ha controlado una inflación sideral, ha recuperado la confianza de los inversores, ha redondeado superávit comercial, superávit de energía, recuperación de los datos del agro y todo ello en un escenario de draconiano ajuste que está haciendo sufrir de forma terrible a amplias capas de las clases medias y sectores muy debilitados. Su popularidad, por cierto, apenas se resiente.

Ahora, con Trump en la Casa Blanca, con quien se entiende de perlas, le va a ir mejor. El FMI ya no mira con recelo a los pedigüeños argentinos porque están haciendo los deberes. Sánchez, por contra, no es el tipo de líder europeo con el que se vaya a entender el presidente de EEUU. De hecho, incluso empieza a recibir los primeros rechazos desde Bruselas, donde las cosas han cambiado desde la últimas elecciones de la UE. Puede pavonearse de su papel favorito de ser ‘el último resistente’ contra la ofensiva de la ultraderecha global pero con ese estandarte lejos de ganar batallas, tan sólo se redondea el ridículo. El examen de Teresa Ribera en el Europarlamento evidenció que el sanchismo se ha quedado encallado en un progresismo de chamarilero, una reliquia del pasado, una fórmula que no aporta soluciones, una verborrea de estupideces sin fin. Sánchez aparece ahora en cueritatis ante un acelerado cambio de rumbo en el orden mundial, apenas emparejado y comprendido por la extremista que preside Mexico, esa antorcha del corrido woke, y muy poco más. Se está quedando solito con su antorcha.

El timo de La Palma, los koldos en la pandemia

El hundimiento de madame K y cuanto representa y los agobios de Begoña G. y cuanto significa son dos señales de los complicados momentos por los que atraviesa el presidente del Gobierno español, castigado severamente por su fuga cobardona en el escenario de la Dana, su repugnante tacticismo con una población doliente a la que le negó durante días todo tipo de ayuda, sus engaños clamorosos sobre inversiones y subvenciones a los damnificados que antes de arrancar ya dejaron de existir, el recuerdo de La Palma, la gran trola de la pandemia, con un puñado de koldos encelados en la estafa, amén de otros timos siderales nunca olvidados. Ni penados.

Cristina y Begoña, las cariátides del frontispicio de la desvergüenza y el despotismo cuatrero, incontenibles en sus ansias de doblones y poder, desdeñosas ante la justicia, poco respetuosas con el estado de derecho, encabalgadas en la inmunidad de la autocracia, han caído en sus propias redes de descontrolada ambición. La argentina va por delante. La española, ya iremos viendo. En cualquier caso, ambas parecieron confabularse para montarle un día de celebración y gozo a uno de sus principales enemigos. Milei se lo agradeció con ese grito absurdo de ‘viva la libertad, carajo’ que le llevó a la Casa Rosada con un puñado de apenas 37 diputados de un Congreso de 257 escaños.