Ayer nos cumplió 46, una edad madura que lleva bastante bien. La cosa empezó con los presidentes de las dos Cámaras en el acto del izado de bandera ante el Congreso, en un acto sobrio y adecuado. Armengol, que tiende a buscarse los atuendos en un baratillo para ocasiones como esta, iba bien, de negro, aunque poco después la vimos quedarse en un vestido azulón estampado que era manifiestamente mejorable. Tengo para mí que en la próxima edición, si dura la legislatura, irá con bata de boatiné y zapatillas con pompones.

Los padres y las madres de la Constitución, dijo Armengol con lenguaje tan inclusivo como vacuo. Se ha venido en llamar padres de la Constitución a los siete ponentes que la redactaron, a saber: Gabriel Cisneros, Miguel Herrero y Rodríguez de Miñón, y  Pérez-Llorca, de UCD,  Fraga Iribarne de AP, Peces-Barba, del PSOE, Roca i Junyent, de CiU y Jordi Solé Tura, del PCE. Barmengol ha debido de concluir que donde hay padres tiene que haber madres y ha dado en llamar madres a las diputadas constituyentes. El Congreso salido de las elecciones de 1977 estaba formado por 329 diputados y 21 diputadas. ¿329 padres y 21 madres? No hay tal. Si hacemos valer la metáfora fueron siete padres y no hubo madres.

Como siempre, el acto de celebración fue un romancero de ausencias. Eché a faltar a la catedrática de Sánchez, dada la frecuencia con que la pasea por actos más o menos relevantes, encuentros internacionales, mítines y Congresos, pero no el de los Diputados, sino el de los Imputados en Sevilla. Ayer no estuvo, pero tampoco estuvieron los socios de su marido, hecho que destacó oportunamente el jefe de la oposición y que le fue afeado en el programa de ‘Half a Million Dollar Baby’ por Maraña, un monumento de justicia onomástica solo comparable al de Gabriel Rufián. Y Maraña dijo: “tampoco estuvieron sus socios, los de Vox”. Podría haberlo redondeado añadiendo la ausencia del Rey, que tampoco suele ir.

No sé si son capaces de entenderlo. La decisión de plantar el acto por los de Abascal es una de esas fantasías animadas que hoy llevan a la política, como la de tumbar los presupuestos al PP si no les siguen en lo de los menas. ¿Comprenderá Abascal que la Constitución no es propiedad de Sánchez y que nada tiene que ver negarse a pactar con él con no reconocer lo mejor que ha tenido la democracia española en toda su historia? Habló Sánchez sin preguntas, aunque con los abucheos de rigor por unas docenas de ciudadanos que esperaban su llegada ante las Cortes. El sátrapa, con sus labios manchados de mentira tiró por su registro y dijo a los periodistas que “la mejor forma de reivindicar la Carta Magna es reformar alguno de sus artículos”. Bueno, en esa lógica mejor la que proponen sus socios que es suprimirlos todos. Ya que ayer se citaron algunos artículos pudo citar el 167, que establece que la reforma constitucional debe contar con una mayoría de 3/5 en cada una de las cámaras.

Se citó mucho el artículo 49, el de los disminuidos que pasaron a ser discapacitados y después personas con discapacidad. Hubo incluso una lectura del citado artículo por las personas a las que alude, aunque bastaba echar un vistazo a la fila de los ministros y ministras para preguntarse qué necesidad había de traerlos de fuera, en lugar de resolverlo con recursos propios. En fin, presumen de constitucionalistas con la invocación de derechos mientras se pasan por el arco del triunfo el título preliminar del texto (artículos del 1 al 4).