- El Gobierno no solo aspiran a meterle su ideología con calzador a todos los españoles, sino que los ministros ya insultan a quien no la acata
El Gobierno ha divulgado un vídeo con motivo del Día de la Constitución, a cargo del Ministerio de la Presidencia que hoy ocupa Bolaños. Es un clip corto, de 49 segundos, que han distribuido a través de las redes. Presenta un problema evidente: no celebra la Constitución Española como pretende, sino que vende una imagen sesgada e irreal de España, al servicio de una ideología que la izquierda aspira a imponer como el pensamiento único.
En el vídeo de Bolaños no se cita siquiera la palabra España, sustituida por el eufemismo «este país», no le vayan a reñir sus socios. En el vídeo de Bolaños sobre la Constitución no hay una sola alusión a los padres constituyentes (que algo harían), ni a que la Carta Magna del 78 reconcilió a los españoles uniendo dos orillas.
En el vídeo de Bolaños no aparece ni una sola persona mayor; solo chavales, y de un prototipo muy determinado (cuando la media de edad del país es de 43 años y el 19 % de la población tiene más de 65). En el vídeo de Bolaños por la Constitución no se ve una sola bandera española; ni tampoco una sola familia de padre, madre e hijos; ni aparece un solo hecho que exprese una imagen ilusionante y positiva de España.
¿Qué nos ofrece entonces el vídeo de Bolaños? Se abre con dos jóvenes homosexuales besándose y continúa con un recital de victimismo: que no te nieguen el cambio climático, que te dejen hablar en tus «lenguas» (nótese el plural, pues jamás veremos a este Gobierno defendiendo el español, la lengua de todos). Que no te inculquen ningún credo religioso, porque no podía faltar el rancio guiño anticlerical. Que te permitan integrarte si eres inmigrante (en lugar de «si has elegido venir aquí, esfuérzate por favor por integrarte en la cultura que te acoge»). El vídeo se cierra con imágenes de manifestaciones, por supuesto de la cuerda correcta, no de las más multitudinarias de este año, las celebradas contra Sánchez.
El vídeo de Bolaños consiste en una exaltación de rencores victimistas y ofrece una visión de la vida instalada en la queja, en lugar de promover el esfuerzo y la competitividad para conquistar el futuro y poder convertirnos en dueños de nuestras propias vidas (y no en ovejas pastoreadas y subvencionadas por el Estado socialista).
Ante la información de este periódico sobre el vídeo y las críticas que ha publicado al respecto, Bolaños ha reaccionado insultando en Twitter-X a El Debate con el epíteto de «carca». ¿Ha desaparecido ya en España la libertad de opinión? ¿Ya no se puede criticar al Gobierno? No solo aspiran a imponer su ideología, sino que incluso se permiten señalar a quien discrepa. Son reflejos propios de los regímenes totalitarios.
Es necesario hacer un apunte sobre la hipocresía del personaje. Bolaños García, de 48 años, no quiere para él la España que predica en su vídeo. Es un altivo señor cargado de ínfulas, vestido con el convencional traje y corbata de siempre, que intenta un toque de modernidad con un estudiado despeinado de peluquería de diseño. Es un heterosexual casado y padre, que, contradiciendo lo que predica su Gobierno, sacó a su hijo de la educación pública para llevarlo a un caro colegio de élite. Tampoco aplicó para sí la subcultura del bajo esfuerzo que hoy preconiza el PSOE. Bolaños estudió duro para lograr unas buenas notas en Derecho y con su dedicación logró convertirse en letrado del Banco de España (donde, por cierto, muchos compañeros no lo recuerdan precisamente con simpatía).
Bolaños nos receta una España chata y victimista, mientras él practica el farisaico SDP (Socialismo Dom Pérignon). Quieren imponer su visión cutre, resentida y derrotista de la vida. Pero los irreductibles «carcas» seguimos aspirando a la belleza, la esperanza y el abrazo final de Dios. Lo expresa muy bien mi admirado Nick Cave en una entrevista que acabo de leer: «Hay una politización patológica de todo, que nos está negando una experiencia espiritual del mundo mucho más rica». Eso es.
(PD: Ni un solo representante español ayer en Notre Dame junto a la élite política mundial. Una vergüenza. Se trata de una catedral católica y nuestro aprendiz de sátrapa ordenó bajonazo, cuando deberían habernos representado allí los Reyes de España, que para eso están).