Pablo Sebastián-Vozpópuli

Parece inevitable un enfrentamiento entre el nuevo presidente de los EE.UU. y la Moncloa

 Estamos al inicio de la cuenta atrás para el regreso de Donald Trump a La Casa Blanca que tantas expectativas ha levantado en los EEUU (donde se habla de una inminente declaración de alarma económica para subir los aranceles) y en la escena internacional. Incluída España, ahora que el presidente Pedro Sánchez celebra el 50 aniversario de la muerte de Franco (como si lo hubiera ‘matado’ él) lo que coincide con la ‘resurrección’ de Donald Trump y su segunda presidencia de los Estados Unidos. El país que, por cierto, reconoció el Régimen de Franco en 1959 con la visita a Madrid del presidente Dwight D. Eisenhower.

La España de Pedro Sánchez carece de prestigio e influencia en la escena internacional y su modelo autocrático de poder así como sus pactos con la extrema izquierda y los dirigentes/delincuentes nacionalistas, ya son bien conocidos en el seno de la UE. Carece de legitimidad para criticar a Trump y Musk (que tampoco son unas ‘hermanitas de la caridad’). Pero hasta ahora, el jefe de Gobierno español no merecido la menor atención de ninguno de ellos.

Parece inevitable, no obstante, que Trump acabará enfrentándose con el presidente español, y ya es una señal que el presidente norteamericano haya designado como su embajador en España al empresario cubano -y ‘donante’ de la campaña electoral trumpista- Benjamin Leon.

Un empresario que triunfó en el ámbito de la sanidad privada y que ahora, como embajador en Madrid, deberá estudiar las claves de las relaciones de España con Estados Unidos, donde destacan los acuerdos bilaterales de defensa (además del multilateral en el seno de la OTAN), especialmente la presencia en Rota del ‘escudo anti misiles’ con las modernas fragatas que USA tiene desplegadas en la bahía de Cádiz, así como la alta influencia de Washington en la especial relación de España con Marruecos, sin perder aquí de vista la cuestión de Ceuta y Melilla.

Las relaciones con Feijóo y Abascal

También habrá que ver cómo se mueve el embajador León en el capítulo de la relación de Trump (y del Partido Republicano) con la oposición española conservadora -que a lo mejor Trump pretende unificar- que lidera Alberto Núñez Feijóo en el PP, y a sabiendas de que el presidente norteamericano ya tiene como aliado en España a Vox y a su líder Santiago Abascal.

Sobre esta cuestión, Feijóo no se ha pronunciado hasta el momento. Puede ser un asunto muy espinoso para el PP si crece la tensión en Europa con Trump y Musk y España se ve obligada pronunciarse sobre la cuestión. De hecho, ya lo están haciendo lo dirigents de Francia, Alemania, Reino Unido, Dinamarca (a la que Trump pretende arrebatarle Groenlandia) y también Noruega.

Meloni ya estaría pactando un acuerdo empresarial mil millonario con Musk para garantizar un sistema de seguridad en las comunicaciones del Gobierno de Italia, lo que ha provocado las iras de su oposición

Feijóo debería cuidarse, a este respecto, de los posibles movimientos de Isabel Díaz Ayuso porque, a lo mejor, un día de estos la vemos sentada con Musk como lo hizo con Javier Milei durante su visita a Madrid. Y todo ello, posicionándose la líder de la Comunidad de Madrid en la estela de la jefa de Gobierno de Italia, Giorgia Meloni, que mantiene una especial relación con Trump (al que acaba de visitar en Florida) y con Musk. Meloni ya estaría pactando un acuerdo empresarial mil millonario con Musk para garantizar un sistema de seguridad en las comunicaciones del Gobierno de Italia, lo que ha provocado las iras de su oposición. Una Meloni que está ofreciéndose como una interlocutora especial entre Trump y la UE.

Naturalmente, si el tandem Trump y Musck ‘embisten’ a Sánchez y le crean problemas como los que el empresario está causando en Alemania o en Inglaterra al primer ministro Keir Starmer, la relación de España con EE.UU. sufrirá. El presidente español no se callará. Por eso le enseñó a Musk el capote, alacusarle, sin nombbrarlo, de liderar la internacional reaccionaria y ultra derechista y de promover la recuperación del nazismo en Alemania.

Un Sánchez que utilizará en el ámbito nacional la tensión con ambos persobajes para ampliar su monodiscurso de la extrema derecha, en el que incluye el ‘jubileo’ de Franco y coj el que, de paso, pretende tapar las tensiones en su Gobierno (entre Díaz y Cuerpo), las amenazas de Puigdemont y los casos de corrupción del PSOE y de su entorno familiar.

Tapar los casos de corrupción

Causas que ahora desbordan los tribunales y los medios de comunicación donde el caso estelar es el relativo a la revelación de secretos por parte del Fiscal General, García Ortiz, que investiga el Tribunal Supremo y que podría ampliarse a los delitos de obstrucción a la Justicia y de destrucción de pruebas.

Pero, de momento Sánchez, continúa con su estrategia de ‘hacer de la necesidad virtud’ y utiliza a Franco, y muy pronto a Trump, para presentarse como paladín del progresismo e intentar que el PSOE recupere algo de impulso en las encuestas que ahora se le muestran esquivas. No obstante, su prioridad en este momento es que los nacionalistas y la extrema izquierda aprueben los Presupuestos de 2025 para que pueda seguir en el poder otros tres años más.

Un panorama muy complciadopara elpresidente, lo que se percibe sus tensos modales y cierto decaimiento personal (desde que salió huyendo de Paiporta). Tampoco en el PP están para tirar cohetes y motivo por el cual Feijóo (que no quiere saber nada de un Congreso o una Convención) se la lleva a sus barones a Asturias para celebrar unas jornadas de reflexión de las que, al menos, cabría esperar que el líder de la oposción nos diga qué piensa hacer con Trump.