Tengo ya escrito alguna vez que en el tiempo político en que vivimos solo nos podemos fiar de Junts. Ayer, el inefable secretario general del partido, Jordi Turull, se puso farruco para advertir seriamente al partido del Gobierno que si éste no tramita el jueves la iniciativa de pedir al presidente que se someta a la cuestión de confianza que le había sido exigida por el pastelero loco de Amer en diciembre, al día siguiente tomarán medidas que no van a gustar al PSOE. A mí el secretario general de Junts me parece un tipo notable. Junto al presidente del Parlament, Josep Rull, forma un dúo cómico impagable, al estilo de los policías Dumont y Dupont de las aventuras de Tintín, aunque ciertamente no más cómico que los que pueden integrar los imputados socialistas tomados de dos en dos: la parienta y el hermano de Sánchez, ‘su’ fiscal general y la fiscal ‘Cianuro’, Barrabés y Ábalos, Koldo García y Cariño Armengol, Torres y Marlasca, Aldama y el Tito Berni y Patxi López de líbero, para hacer pareja con cualquiera de los citados.
Puigdemont le había exigido la cuestión de confianza porque no es de fiar y tiende a aplazar los acuerdos ‘ad calendas graecas’. ¿Y qué vendría a suponer el plante que sugiere Turull a su socio Pedro Sánchez? En esencia, algo parecido a lo que tenemos ahora. La quiebra del pacto de investidura daría paso a que Junts negociase una a una todas las cuestiones que requieran el voto de los diputados convergentes para ser aprobados en el Congreso. Ya me dirán dónde está la diferencia. Ellos seguirían con su raca raca, obligando a Albares a hacer el ridículo en Europa, exigiendo la condición de lengua oficial para el catalán, el traspaso integral de las competencias en materia de inmigración, aumentar la inversión en Cataluña y algunas otras fruslerías.
“Habrá que decir basta”, dice campanudo Turull, aunque no precisa el punto en el que planta el basta. O el basto. Pero no parece que esté dispuesto a llegar hasta la moción de censura contra Pedro Sánchez que Feijóo y Abascal estarían dispuestos a aceptar sobre el papel, aunque no creo que tanto sobre el terreno.
Oriol Junqueras se ha mostrado más ecléctico y se afianza en una posición negativa tanto frente a los presupuestos de la Generalidad que preside Illa, como a las cuentas generales del Estado, las de Pedro Sánchez. Él no ve necesidad de una cuestión de confianza y le parece que es un paso adelante para que puedan gobernar el PP y Vox.
Pilar Alegría, Incontinente como suele, se manifestó en su condición de ministra portavoz para decir que no concibe la razón, que la moción de confianza le parece injustificada, pero que son los miembros de la Mesa del Congreso los que debatirán la cuestión en su reunión de mañana, jueves, en vísperas de la ejecutiva permanente de Junts en Bruselas que tendrá como único objetivo pronunciarse sobre el rechazo a su proposición de confianza. La ministra Alegría considera que lo más lógico sería no tramitar dicha proposición por dos motivos: el primero, que la consideran extemporánea y el segundo, porque quien tiene la potestad de decidir si presenta una cuestión de confianza es el presidente del Gobierno y no el Parlamento. Pero Turull ya admitió la posibilidad de que el presidente del Gobierno viva al margen del poder legislativo, como él mismo había dicho el pasado mes de septiembre: “con o sin concurso del poder legislativo”.