Juan Carlos Viloria-El Correo

  • La arbitrariedad del CSD en el ‘caso Dani Olmo’ pasará factura a Laporta y al Gobierno

La decisión del Consejo Superior de Deportes (CSD) de salvar al Barça en el último minuto del ‘caso Dani Olmo y Pau Víctor’, enmendando la plana a la legalidad vigente sobre el ‘fair play’ financiero, reglamentado por el propio Gobierno para evitar la bancarrota del fútbol español, ha hecho saltar la indignación en la mayoría de los clubes que se han esforzado en cumplir las reglas y ha clavado un gol en la propia meta del Gobierno. El órgano deportivo, a las órdenes de Moncloa, lo dirige el ex-ministro José Manuel Rodríguez Uribes, un pata negra socialista, ex- embajador de España ante la Unesco, exdelegado del Gobierno en Madrid y el quinto presidente del CSD que ha nombrado Sánchez en seis años. No es que la Liga del Fútbol Profesional o la Federación Española de Fútbol sean precisamente ejemplos de buena gestión, transparencia y buenas relaciones pero, en ésta ocasión, no había duda de que aceptar la cautelar para que la chapuza de Jan Laporta no dejase en evidencia al club catalán, emblema del soberanismo, supone alterar la competición vulnerando la legalidad vigente y el derecho a la igualdad de las entidades deportivas.

La cascada de reacciones ha acusado al Ejecutivo de arbitrariedad, trato de favor, falta de rigor y desigualdad. Pero la indignación no se ha limitado al ámbito de los clubes sino que ha permeado a la opinión pública, más que algunas decisiones políticas de trato de favor a los independentistas como la promesa de un concierto económico, los indultos o la amnistía a la carta a los condenados por sedición. El Gobierno no ha valorado lo suficiente el impacto en los aficionados del despotismo a favor del Barça. En una radio exclusivamente dedicada a la información deportiva, uno de sus comentaristas, Gerardo Cebrián, que, además, se confesaba «votante del partido gubernamental» decía: «Lo que ha hecho el Gobierno supone defecar (sic) sobre sus propias leyes y sobre el fútbol español. Es de vergüenza ajena pero ya se ha visto que en todo lo que tiene relación con la cuestión catalana, el gobierno se baja los pantalones una y otra vez, en lo deportivo y en lo político».

Otro comentarista de prestigio en Radio Marca, Chema Buceta, advertía : «Esto está creando en toda España un sentimiento anti. El Gobierno ha resuelto un problema puntual pero es pan para hoy y hambre para mañana. Esta decisión tiene más importancia de lo que parece. Hay mucha gente que no sigue la política, pero sigue el fútbol…. Están cavando su propia tumba». La estrepitosa butifarra de Laporta al enterarse de que el CSD había claudicado a las presiones, es un corte de mangas al sistema y a los que han cumplido las reglas como el Getafe o el Eibar. No le saldrá gratis, ni al presidente del Barça, ni al Gobierno de Sánchez.