Mikel Buesa-La Razón
- Había que extender otras sombras para eximir al gobierno catalán de cualquier responsabilidad política
El uno de septiembre de 2017, poco después de los ataques de Barcelona y Cambrils, el portavoz de la Generalitat dijo que «si alguien lo que quiere insinuar es que esos atentados se podían haber evitado, que tenga el coraje de decirlo». Fue la primera sombra para ocultar que aquellas acciones yihadistas improvisadas sorprendieron a unos Mossos de Escuadra que, carentes entonces de experiencia, no supieron identificar a tiempo que la explosión de Alcanar –que se llevó por delante a buena parte de la célula liderada por el imán de Ripoll, incluyéndole a éste– había sido el primer episodio de tales acontecimientos. Ello, a pesar de que tenían información policial procedente de Bélgica sobre ese individuo y de que habían recibido un aviso de posible atentado en las Ramblas por parte de la NCTC norteamericana. Además, en lo inmediato, rechazaron la ayuda de la Guardia Civil en un afán de ocultar su incompetencia en materia de explosivos. Eso sí, una vez producido el ataque barcelonés, los Mossos mostraron su capacidad para repeler el que se produjo después en Cambrils, abatiendo a los cinco terroristas participantes. A ello siguió el cerco y muerte, incomprensible por innecesaria, de Younes Abouyaaqoub –el terrorista al que se atribuyó la matanza de Barcelona–, con lo que hicieron desaparecer a casi todos los testigos del suceso.
Pero ahí no acabó el asunto. Había que extender otras sombras para eximir al gobierno catalán de cualquier responsabilidad política. Por eso surgió la tesis de que, en realidad, Abdelbaki Es Satty –imán de Ripoll– era un confidente del CNI, con lo que la organización de los atentados se extendía hacia el oscuro tinglado del espionaje español. Una tesis a la que se adhirió la izquierda radical para tapar que la alcaldesa Ada Colau se había negado a instalar elementos de seguridad pasiva en Barcelona, pese a la experiencia previa del Paseo de los Ingleses de Niza. Pero ahora esa fantasía se ha venido abajo al desclasificarse los documentos del CNI al respecto. Aun así, los nacionalistas catalanes persisten, erre que erre, en su mentira. Por eso ha llegado el momento de señalar sin ambages que aquellos atentados no pudieron evitarse gracias a la ineptitud de los Mossos.