Entre las dos, Esther, hermana de Cristina, que coordinaba el master de Bego en la Complu
Pues resulta que Cristina Álvarez, esa directora de Programas de la Secretaría General de Presidencia del Gobierno era, en realidad, según se desprende del último auto del juez Peinado, la secre de Begoña Gómez para sus negocios privados. Ella escribía a los patronos de la Cátedra de Transformación Social Competitiva para pedirles financiación, a veces desde su correo oficial de La Moncloa, a veces desde uno privado. Mira, lo mismo que el fiscal general.
Begoña Gómez está siendo investigada por tráfico de influencias y corrupción en los negocios. Y estos mismos son precisamente los delitos por los que el juez ha propuesto investigar a Cristina Álvarez. Aquella posdata de hace un año a Pilar Suárez-Inclán, de Reale Seguros es una confesión en toda regla: “Me dice Begoña que te traslade que le encantaría que sigáis como patronos de la Cátedra, aunque sea con una cantidad inferior”. El sanchismo es pura redundancia. Si hay jefes de Gabinete que tienen sus propios jefes de Gabinete no hay motivo para extrañarse de que una fundraiser tenga asociada su propia fundraiser, o lo que es lo mismo, que una pillafondos tenga a sus órdenes una pillafondos subordinada.
Cristina fue fichada el 16 de julio de 2018 por Bolaños, que era secretario general de la Presidencia desde el 9 de junio anterior. Tal vez Peinado pudiera hacerle alguna pregunta sobre sus funciones, pero la cosa está empezando a pintar para Pedro y los suyos de color vantablack, que es lo más oscuro que conoce el ojo humano, porque a los esfuerzos de Peinado se han venido a sumar los del juez de la Sala Penal del Tribunal Supremo, Leopoldo Puente, que ha dado un meneo considerable al caso Koldo, al requerir a la UCO un informe sobre los posibles de José Luis Ábalos y su hijo Víctor. También ha pedido información sobre las comunicaciones entre el ex ministro, su hijo, Koldo García y Aldama el hijo de la analfabeta por culpa de Franco, Angel Víctor Torres y Santos Cerdán, el negociador de Pedro con Carles Puigdemont. La curiosidad del juez Puente no se para ahí porque también quiere conocer la relación de pisos para los encuentros que Torres, Koldo y Ábalos mantenían en Madrid con señoritas indeterminadas, según el principio que estableció un tal Rafael Santano, secretario del alcalde de Baena: a ellos les da cosa gastarse dinero suyo en estas cosas. Y por fin, el juez del Supremo ha puesto su mirada en la Jesi, la amiga íntima de Ábalos, interesándose por los viajes por España y el extranjero en los que ella acompañó a Ábalos, por la vivienda de la que ella disfrutó en la plaza España y por el valedor y la naturaleza de su contratación en dos empresas públicas, Ineco y Tragsatec. Los malpensados, que siempre los hay en estos líos apuntarán que esta es otra bien pagá, no me hagan dar nombres, pero creo que hay mucha exageración en ello. Podría parecer que sí, pero hay que tener en cuenta que una relación amorosa de cuatro años y un mes entre una moza muy bien parecida como la que vimos en la foto con un tipo como José Luis Ábalos es algo parecido al amor verdadero por bien pagado que esté. En fin, que el cerco es cada vez más apretado, ya está dicho, sin que a Sánchez se le haya ocurrido otra cosa que tachar de bulos y fango todo esté merdé que le rodea.