Ignacio Marco-Gardoqui-El Correo
Este Gobierno emite en estéreo y parece que le da igual una cosa que su contraria. También pelea demasiado y de manera excesivamente expuesta al público. Aparte de estar poco cohesionado en los grandes temas, traslada la sensación de que el programa de gobierno estaba poco trabajado y mal acordado. El espectáculo al que asistimos ayer, con la portavoz desmintiendo ante toda España a la vicepresidenta segunda, fue escandaloso y vergonzante. ¿Miente la vicepresidenta en algo tan importante como el Salario Mínimo o miente la portavoz en algo tan sensible como un acuerdo de gobierno? ¿Estaba pactado todo y negociado todo, o le han ‘colado’ a la pobre vicepresidenta segunda un gol por la zona en donde el larguero se une con el travesaño? «Eso no es así», dijo sonriendo la señora Alegría mientras la señora Díaz se quejaba de que nadie le había dicho nada acerca de la imposición, por primera vez en la historia, del SMI, de lo que, al parecer, se había enterado por la prensa. Para que luego se quejen de la prensa, con la cantidad de cosas que se enteran gracias a ella.
Una de dos, o todo lo que nos ha dicho a lo largo de estas semanas la vicepresidenta segunda en relación con el nivel de los salarios es una milonga y entonces tiene razón la vicepresidenta primera cuando se empeña en evitar la pérdida de un volumen de recaudación tan elevado, o todo es cierto y entonces la voracidad recaudatoria y el ansia confiscatoria de la vicepresidenta primera es un abuso intolerable y un atropello a los más débiles.
Yo, aquí, estoy con mi querida vicepresidenta segunda. Los salarios mínimos son eso, mínimos, así que la contribución a la hacienda de todos debería ser también mínima o, mejor, nula. Decir que se suben 50 euros los salarios mínimos, para quedar bien ante los ciudadanos, con una apariencia de preocupación por su renta y permitir a la vez que Hacienda muerda y se quede con la mitad de la subida es una jugada de trilero. Actividad en la que el Gobierno es un auténtico experto, después de tanto entrenamiento.
Espere, porque esto puede ser aún más divertido. Nadie duda de que la reciente victoria de la señora Díaz, en el asunto de la reducción de la jornada laboral va a quedar descafeinada tras su paso por el Congreso y la lija de Junts. Pero es aquí donde se podrían cambiar las tornas. ¿Y si la señora Díaz lleva su propuesta íntegra al Congreso y la salva, gracias a los votos de todos los demás?