- Yolanda propone, los empresarios y trabajadores pagan y Montero pone la mano para recoger. La elevación del salario mínimo de la que se jacta Pedro Sánchez no ha salido de su bolsillo, sino de autónomos, empresas y empleados exprimidos
La bronca entre Díaz y Montero no es nueva, ambas han hecho ruedas de prensa conjuntas en la misma sala de prensa de la Moncloa en las que ni siquiera se han dirigido la mirada. Tampoco es la primera de la historia de la coalición. La representante del ala comunista del gobierno no ha tenido el menor reparo en enfrentarse a todo aquel que se le ha puesto enfrente: Calviño, Cuerpo, Sainz o la propia Montero. Y ha ganado todos los pulsos, porque es Pedro Sánchez el que acaba inclinando la balanza a su favor, aunque sus planteamientos carezcan de la menor lógica económica y acaben costando a sus colegas del área socialista dolores de cabeza, horas de trabajo extraordinarias y negociaciones imposibles en Bruselas.
La supervivencia del gobierno, que no la estabilidad, está por encima de cualquier otro objetivo, por más que los planteamientos de la ministra de Trabajo puedan resultar descabellados. Irán a más, puesto que Yolanda no sólo pretende sacar adelante sus políticas: necesita visibilidad para no acabar arrumbada en la batalla que se avecina para conformar las candidaturas de las próximas elecciones generales, sean cuando el presidente considere que tengan que ser. Sumar es un cascarón vacío, pero es el único del que dispone para seguir viviendo del presupuesto público y ha quedado claro que va a agarrarse a él como clavo ardiendo. Si la dejan fuera, no tendrá más opción que pedir a sus colegas sindicalistas que le hagan un hueco en las ejecutivas. Y tal vez se lleve la desagradable sorpresa de que no hay huecos para ella.
En todo caso, si no fuera porque salta a la vista que las desavenencias vienen de lejos, parecería hecho a propósito para ocultar la cruda realidad. Y no es otra que la enésima subida de impuestos que perpetra este gobierno. Yolanda propone, los empresarios y trabajadores pagan y Montero pone la mano para recoger. La elevación del salario mínimo de la que se jacta Pedro Sánchez no ha salido de su bolsillo, sino de autónomos, empresas y empleados exprimidos por una hacienda voraz de un gobierno que se declara sensible social, pero que no ha tenido el menor reparo en recaudar las jugosas rentas derivadas de una inflación desbocada. Otro tanto puede decirse de las pensiones. En la Seguridad Social ya tendrán lista la actualización de cotizaciones sociales, en consonancia con el nuevo SMI, para poder financiar las facturas crecientes de la jubilación. Cuando llegue la próxima campaña electoral, presumirán ante los pensionistas de su generosidad. Como si saliera de su bolsillo.