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Contábamos ayer que el famoso asunto de las 7.291 víctimas de Isabel Díaz Ayuso se ha hecho carne a lo largo y ancho del sanchismo y no hay un solo socialista o allegado que no tire de la cifra mágica. Hay una Comisión Ciudadana por la Verdad en las Residencias de la Comunidad de Madrid creada hace 22 meses, presidida por Martín Pallín y que tiene entre sus miembros a Cristina Monge, una periodista que nos hacía podio ayer mismo al equiparar la victoria electoral de Donald Trump con la invasión de Ucrania por Putin. El último en invocar las 7.291 víctimas, qué digo víctimas, los mártires de Ayuso ha sido José Zaragoza, un tipo de equilibrio intelectual intermitente y lo penúltimo, el surrealista rescate para la opinión pública por el así llamado Jordi Évole, más follonero que nunca, de Fernando Simón, inenarrable portavoz del sanchismo durante la pandemia, el tipo que avaló el infectódromo del 8 de marzo, al decir que si su hijo le preguntaba sobre si podía ir o no a la manifestación del 8-M le diría que “haga lo que quiera”. Dos meses antes había pronosticado: «España no va a tener, como mucho, más allá de algún caso diagnosticado» y que esperaba que «no haya transmisión local y en ese caso sería muy limitada y muy controlada». Fue, el mismo que se acogió a la autoridad de un comité de expertos, del que se negó a dar nombres por la presión social a que serían sometidos sus miembros y finalmente resultó que el comité de expertos no existía.
Vamos a los hechos: ayer el juzgado de instrucción número 4 de Madrid archivaba una denuncia por el fallecimiento de 7 ancianos en dos residencia y ya van más de 60 veces que la justicia ha archivado denuncias por este asunto. ¡Más de sesenta!
Álvaro Aranda tomaba a Jordi Évole por paradigma y le preguntaba en X: “Buenos días, Jordi Évole. Una pregunta. ¿Por qué si Madrid tuvo una tasa de mortalidad en residencias inferior a la media nacional, solo has hablado de Madrid en tu programa ‘Lo de Simon’? y reproduce dos gráficos muy elocuentes: uno en el que se ve que entre fallecidos por el Covid en generalla tasa de mortalidad de Madrid es ligeramente superior a la media nacional (1,82 frente a 1,75). En el otro gráfico el de fallecidos en residencias mayores de 65 años la tasa de mortalidad en Madrid es inferior a la media española; es la undécima autonomía en muertes en residencias y las dos comunidades que encabezan el ranking luctuoso, Aragón y La Rioja doblan a Madrid en mortalidad.
Pero es igual, nadie le va a apear de sus 7.291. En mi columna de El Mundo ofrezco otra muestra de esa capacidad inagotable del sanchismo para para coger el rábano por las hojas, dar la vuelta a los asuntos y poner el foco en el tema más irrelevante para despreciar lo mollar de los acontecimientos. Figuras relevantes del establishment, Félix Bolaños, Ángel Víctor Torres, Pedro Sánchez y por supuesto Álvaro García Ortiz coincidieron en apuntar que el cogollo del meollo en el asunto del novio de Isabel Díaz Ayuso no era que el fiscal general hubiese cometido un delito, sino su amor a la verdad, al combatir un bulo. Lo que pasa es que un bulo no es un delito y la revelación de secretos, sí.
Otra paradoja no menor del asunto es todo esto del amor a la verdad combatiendo bulos lo invalidó el propio don Alvarone al negar el 29 de enero pasado en su comparecencia ante el Supremo que él hubiese enviado los correos de González Amador a nadie, ni a La Moncloa ni siquiera a Pilar Rodríguez, esa subordinada suya que le `proponía añadir cianuro a la nota sobre el novio de Ayuso.
Una de nuestras tonnntas de bandera, Irene Montero, nos hacía un descubrimiento sorprendente: “Franco murió pero el franquismo sigue 50 años después en la monarquía, el poder judicial, la iglesia o el poder empresarial y mediático. La memoria sirve para no olvidar y cambiar por fin lo que Franco dejó atado y bien atado”.
¿Y tú me lo preguntas? La historia eres tú. El autor de la expresión ‘atado y bien atado’ es el propio Franco y se usa para demostrar su falibilidad y la dificultad de que un régimen fundado sobre el poder personal perviva más allá de la desaparición de su creador.
Tess apuntaba otro lugar franquista: “Y en tu cabeza, ahí se ha hecho muy fuerte el franquismo”. Eso ya lo había apuntado Carlos Herrra en su entrevista con Évole, cuando este dijo: “A Franco habría que exhumarlo del cerebro de los españoles”. Sobre todo de los de izquierdas”, matizó Herrera.