Tonia Etxarri-El Correo

Que el presidente valenciano, Carlos Mazón, haya logrado pactar con Vox los Presupuestos de la comunidad autónoma, en el peor momento de su trayectoria política, cinco meses después de la penosa gestión de la tragedia de la dana, supone su fortalecimiento ante la dirección nacional del PP. Que pierdan toda esperanza quienes, desde la izquierda y desde su propio partido, buscaban un recambio a un dirigente tan quemado como Mazón.

Al presentar su resistencia frente a las presiones y su capacidad para sacar adelante los Presupuestos, con la ayuda de Vox, Mazón envió un doble recado. Que la responsabilidad de la incapacidad para atender las necesidades derivadas de la catástrofe también recae sobre el Gobierno de La Moncloa. Un mensaje que favorece a Feijóo en su discurso combativo contra el Ejecutivo de Sánchez. Y que él es capaz de aprobar unos Presupuestos sin poner reparos a pactar con su socio a la derecha en vez de abandonarse a prorrogar las cuentas por anteponer la ideología a las necesidades de la comunidad, como le está ocurriendo a Pedro Sánchez con los Presupuestos en el Congreso de los Diputados. Un paso imprevisto que está ya siendo utilizado por la izquierda para fijar el foco en el «quién» en lugar de centrarse en el «qué». Porque el racismo que no vieron cuando Sánchez pactó con Puigdemont el traspaso «integral» sobre inmigración, ahora lo ven en Vox.

Mazón, ayer, recuperó oxígeno al anunciar el pacto presupuestario que consolida la pinza que acuñó hace dos años con el primer Gobierno autonómico y que fue tan criticada por dirigentes populares por su impaciencia. ¿Qué ha pactado ahora Mazón con Vox? La negación del Pacto Verde de la Unión Europea y, sobre todo, el endurecimiento en materia de inmigración. La posible devolución de menores y el recorte de fondos para ONG. No se admitirán más inmigrantes irregulares. Abascal aplaude. Y Feijóo no tiene nada que matizar desde el PP.

El mismo Feijóo que se avino a criticar a su compañero valenciano por no haber pedido la emergencia nacional, que acabó reconociendo que tampoco había estado a la altura y que vinculó, la pasada semana, su continuidad al desarrollo del proceso judicial ahora bendice su acuerdo. ¿Va a haber discursos distintos del PP en relación a Vox a partir de ahora en según qué autonomías?

Independientemente de que este pacto, no buscado por Feijóo, acabe beneficiando más a Vox en la Comunidad Valenciana, el caso es que el PP, con su dirigente tan desprestigiado, necesitaba recuperar la iniciativa del relato. Si en el gasto militar no está Sánchez sino Feijóo y en la dana tampoco estaba Sánchez sino Mazón, había que darle la vuelta a la ruleta.

Campañas aparte, la política migratoria que ha dejado de ser tabú desde que Sánchez pactó con Junts su gestión exclusiva para expulsar a inmigrantes y con el Gobierno vasco para que Euskadi gestione los permisos de trabajo y amplíe mayores competencias, ahora está siendo criticada por la izquierda porque es Vox quien está en medio. Y cualquiera que sobreviva a la propaganda sabe que Puigdemont y Abascal han defendido políticas similares en inmigración.