Mayte Alcaraz-El Debate

  • A Yoli no le dan las mechas en la pelu si se enteran de que apoya la compra de sistemas antiaéreos, y a Otegi no le gusta que los viejos burócratas de Europa se arroguen competencias en armas: él, que es un especialista en armas cortas

A Pedro Sánchez ya le han tomado la matrícula en Europa. Agazapado siempre y haciéndole ojitos a Ursula creía que podía engañar a todo el mundo todo el tiempo. Ya tiene narcotizados a los españoles que todavía le apoyan, aunque mucho menos de los que dice el servil José Félix, y creía contar con bula en Bruselas, pero han visto que es un trilero: coge la bolita, deja la bolita. Pusieron pie en pared al oírle vender que los ibuprofenos computan como gasto en defensa (que es como aceptar a los socios que tiene como animales de compañía). Cuando Europa aprueba una estrategia para que tengamos suministros de ayuda por si hay una crisis climática o una guerra, y hace pedagogía sobre la necesidad de adoptar una mentalidad bélica; o cuando los franceses van a recibir un manual de supervivencia para grandes emergencias, llega el aprendiz de Gila de Pozuelo a darles lecciones semánticas porque le da repeluco que se diga rearme. Y es que a Yoli no le dan las mechas en la pelu si se enteran de que apoya la compra de sistemas antiaéreos, y a Otegi no le gusta que los viejos burócratas de Europa se arroguen competencias en armas: él que es un especialista en armas cortas.

Hoy llegará el presidente al Congreso como un zip computador cargado de infumables falsedades, a soltar una retahíla de vacuidades (las mismas que usan sus votantes para poder dormir todas las noches), sin presupuestos y sin vergüenza; y, en contra de lo que han hecho sus iguales de la UE, no presentará un programa documentado para incrementar el gasto en defensa, ni planteará una estrategia de seguridad para nuestro país, ni nos contará cuánto, dónde y cómo vamos a aportar nuestro granito de arena (un 3 por ciento del PIB) para llegar a los dos millones de soldados, 7.500 aeronaves y 200 buques de guerra que necesitan los Veintisiete más el Reino Unido para defendernos del enemigo ruso, ahora que el de Zumosol blondo nos ha dejado tirados. Qué va. Su Persona nos dará la turra sobre la ciberseguridad, el cambio climático, la lucha contra los bulos, la amenaza de la ultraderecha –y resulta que hace pandi con querida Georgia, en lo de rechazar el rearme, y con Orban, para que vote a Ribera como comisaria europea. Somos nosotros los que no entendemos lo mucho que hace porque podamos levantarnos todas las mañanas sin que nos arrojen un bulo ultra a la cabeza. Sacará algún eslogan para que Óscar Puente lo retuitee y así dar de comer a los 971 asesores que tiene en su laboratorio de chascarrillos pagados a precio de oro. Pero de lo que de verdad importa, ni media palabra.

Me atrevo a adelantar que el tahúr de Moncloa evitará exigir a los socios del Frankenstein que se comprometan con la seguridad de los españoles y todos los europeos y que el chorreo le caerá a Feijóo, por no estar a lo que Su Excelencia reclame: que los proetarras no quieren saber nada de Occidente y prefieren verse con la corbata al cuello con los chinos que en un acto de contrición con España, pues no pasa nada; que Puigdemont no quiere ni oír hablar de defender a Europa de Rusia, por lo mucho que le debe al sátrapa de Moscú que le respaldó en su procés, pues está dispensado: demasiado tiene con vivir en Waterloo por culpa del Supremo; que Yolanda no sabe ni por dónde le viene el viento y tiene que sobreactuar para que los camaradas comunistas de su padre no vean traicionados sus resabios antioccidentales, pues está en su derecho: ya tiene suficiente con mantener el cargo y el coche oficial cuando las encuestas vaticinan que está en caída libre.

La culpa, ya se lo adelanto, será del PP. Y bastante tendremos con que no le termine llamando belicista e insumiso a Feijóo. A Santiago Abascal le dirá aquello de su alineamiento trumpista y otras lindezas –el mismo que viaja más a China que Ábalos a la República Dominicana. Así que no es de extrañar que los españoles seamos los europeos menos preocupados por la seguridad y la defensa, según el último eurobarómetro. Creemos más en los bulos de Pedro y en las encuestas de Tezanos, según el parte metodológico que nos endilga diariamente la voz de Pedro.

De nuevo, el peor presidente en el peor momento.