Ignacio Camacho-ABC
- El régimen chino carece del perfil de aliado que las democracias europeas necesitan para compensar el repliegue americano
Ha ido ya Sánchez a China más veces que a Paiporta. También lo reciben mejor, para decirlo todo, y le hacen la estancia más cómoda. Sostiene Alsina que si hiciera esos trayectos en Iberia en vez de en Falcon tendría puntos para dar gratis la vuelta al mundo. La recurrencia obedece al influjo de Zapatero, convertido en agente de viajes y asesor estratégico del jefe del Gobierno, que lleva haciendo lobby para Pekín un cierto tiempo. Se ha vuelto prochino, como aquel Partido del Trabajo que en la Transición preconizaba la pureza revolucionaria frente al pragmático PCE de Carrillo y cuyos dirigentes acabaron en su mayoría integrados en la estructura de poder del felipismo. Como la revolución maoísta ha devenido en capitalismo de Estado, lo que le interesa a ZP del gigante amarillo son los negocios, aunque la tensión con Estados Unidos le permite rescatar también uno sus inveterados fetiches ideológicos. Y cobrarse de paso algún viejo oprobio.
A primera vista, el plan de abrirse a China en pleno conflicto con Trump tiene sentido. La guerra arancelaria obliga a buscar mercados distintos y socios comerciales deseosos de estrechar vínculos con una Europa de escaso talante proactivo. Sin embargo, conviene enfocar el asunto con cierta cautela, y no sólo por la desconfianza que suscita la mediación zapaterista –ni una mala palabra, ni una buena idea– sino por la posición de inferioridad que siempre revelan las urgencias. Y desde luego, porque el régimen dictatorial de Xi Jinping, afectuoso compinche de Putin, carece del perfil de aliado que las democracias occidentales necesitan para contrarrestar el brusco repliegue americano. Por ser exactos, la UE y la OTAN lo consideran una amenaza directa –un enemigo potencial, vaya– contra la seguridad del territorio comunitario. Si es menester elegir una potencia imperialista para echarse en sus brazos, habría que procurar al menos no equivocarse de bando.