Alberto Ayala-El Correo
Mientras Donald Trump amaga con la ruptura del comercio mundial multilateral y con el viejo orden político surgido tras la Segunda Guerra Mundial, la política española se apunta a la cautela. Precaución hasta ver si el presidente norteamericano vuelve o no a la carga con sus aranceles disparatados cuando finalice la tregua de 90 días decretada por él mismo este miércoles, tregua que coincidirá con una cumbre entre Europa y China. Queda por confirmar si todo ha sido un gigantesco error de cálculo de la Casa Blanca, como parece. Y si, ya embarcados en la aventura, Trump ha regado con información privilegiada a varios de sus multimillonarios amigos que, gracias a ello, habrían ganado miles de millones de dólares en apenas unos minutos en Bolsa.
Esta cautela ha aconsejado al PSOE y al PP mantener abiertas negociaciones, por vez primera en mucho tiempo, para pactar el paraguas económico con el que se ayudaría a las empresas y sectores que se vieran más perjudicadas por la política norteamericana. Y ha regalado un gran soplo de aire fresco a la ultraderecha de Santiago Abascal, sumisamente alineada con Trump, y que podría verse entre la espada y la pared en el caso de que finalmente lleguen esos aranceles que, entre otros, perjudicarían especialmente al campo español, uno de los principales caladeros de voto de Vox.
Donde no hay pausa, cautela ni tregua es en ese espacio situado a la izquierda del Partido Socialista, en el que conviven más de media docena de siglas. Al contrario. Cuando casi todas las encuestas coinciden en que empeoran las perspectivas de voto de Sumar y aún son peores las de Podemos. Cuando algunas voces hablaban de la necesidad de recuperar la unidad, ha llegado el bofetón desde la formación de Pablo Iglesias.
Pese a encontrarnos todavía a dos años para las generales de 2027 -si es que Podemos, Junts u otros no fuerzan antes la caída del Gobierno de Pedro Sánchez, que atraviesa momentos de una especial precariedad-, los de Iglesias se han descolgado con dos propuestas. Iniciativas que más parecen una invitación al suicidio colectivo de ese espacio.
Podemos ha anunciado que Irene Montero -la gran sacrificada en su día por Yolanda Díaz- será su cabeza de lista en esos comicios de 2027 o cuando tengan lugar, como mejor exponente de ese segmento de la sociedad española que se alinea desde siempre con el antimilitarismo y el antiatlantismo. Además, ha abierto la puerta a un acuerdo a IU, la Chunta, Compromís o los Comunes. Al tiempo que sugería a la vicepresidenta Yolanda Díaz y los suyos integrarse en las listas del PSOE.
¿La ruptura es definitiva? IU -que en 2011 ya se quedó en sólo 2 escaños por los 169 que obtuvo el PSOE de Zapatero- no renuncia a tender puentes. Aunque parece más que complicado un reencuentro. Básicamente, porque no entra en los planes de Iglesias.
Todo un regalo para los oídos de Feijóo, al que ya sólo le falta que Trump debilite a sus amigos de Vox. Y la peor de las noticias para un Sánchez consciente de que sin un bloque potente y unido a su izquierda tendría todavía más complicado seguir en La Moncloa porque los 31 escaños que logró Sumar en 2023, con Podemos dentro, podrían quedarse en 10 o 15.