Pablo Sebastián-Vozpópuli
Aún está por ver si el presidente Trump nos impondrá un castigo especial
En poco tiempo sabremos si el encuentro de Pedro Sánchez con Xi Jinping en Pekín tiene consecuencias adversas para la relación de España con los Estados Unidos como parece desprenderse de la fría y ‘franca’ acogida en Washington del ministro español de Economía, Carlos Cuerpo, por su homólogo americano, el secretario del Tesoro Scott Bessent.
El que había dicho que España se ‘cortaría el cuello’ por pactar con China, y que emitió un frío comunicado del encuentro hispano-americano donde Bessent le pedía a Cuerpo mas inversiones de España en Defensa (lo que no es competencia del Secretario del Tesoro) y la supresión de la tasa española a Google. Y todo ello sin ninguna palabra de cortesía del anfitrión americano como las que adornaron los dos comunicados de Bessent tras sus recientes reuniones con los ministros de Francia y Alemania.
De momento, a Sánchez su viaje a Pekín y la calurosa acogida de Jinping no le ha salido mal y veremos las consecuencias económicas (en inversiones de China en España), comerciales (donde la posición española es deficitaria) y políticas que se desprenderán del viaje chino de Sánchez. Y entre las que sin duda estará, en el corto plazo, una mejora de las expectativas electorales del PSOE tal y como lo anuncia el último y sospechoso sondeo del CIS.
Sobre todo porque en la batalla de los aranceles es la UE, y no España, la que va a negociar con Bessent (salvo que Trump nos imponga un castigo particular) y también porque el agresor inicial -lo que no conviene perder de vista- ha sido Donald Trump.
Vamos a ver si el presidente de Francia, Enmanuel Macron, no acaba también viajando a Pekín si Trump insiste en imponer altos aranceles a la UE, siguiendo el líder francés la senda ahora abierta por Sánchez
El demencial presidente americano y amigo de Putin (sic) que quiere hundir la Universidad de Harvard, y que nos impuso en la UE aranceles del 20 %. Los que ahora ha tenido que someter a una ‘pausa’ de 90 días y pendiente de negociaciones porque a los americanos su brusca ofensiva arancelaria le salió bastante mal (por la caída de sus bonos del Tesoro USA y amenaza de recesión) y Trump ha tenido que rectificar.
De manera que de momento Sánchez su viaje a China, que está pendiente del epílogo de Trump, no le ha salido mal. Y además, en el seno de la UE tampoco parecen estar enojados con ello porque lo consideran un contra punto al viaje a Washington para, verse con Trump, que en breve iniciará la primera ministra italiana Giorgia Meloni. La que tan ‘enamorada’ parece del presidente de EE,UU. y su proyecto de ‘nuevo orden internacional’ que nada tiene que ver con el modelo liberal y democrático que imperó en las naciones de la UE durante los últimos 80 años.
Y vamos a ver si el presidente de Francia, Enmanuel Macron, no acaba también viajando a Pekín si Trump insiste en imponer altos aranceles a la UE, siguiendo el líder francés la senda ahora abierta por Sánchez. Y en esa misma línea veremos también si Macron cumple su ‘amenaza’ (que nada gustará en Washington ni en Tel Aviv) de reconocer en junio el Estado Palestino, como ya lo hizo Sánchez en plena guerra de Gaza.
La Justicia va despacio y nada permite imaginar por parte de Sánchez un adelanto electoral salvo que el Presidente crea firmemente en la victoria que su amigo y ‘empleado’ Tezanos le anuncia en el CIS
El líder del PP Alberto Núñez Feijóo ha criticado el viaje de Sánchez a China, en clara competencia con Vox (partido al que el CIS sitúa por encima del 15%, frente al 26% del PP y el 32% del PSOE). Y, al mismo tiempo, el PP aumentó sus denuncias contra Sánchez: a propósito de sus varios escándalos de la corrupción ahora investigación judicial, de la banda de los Ábalos, Koldo y Aldama; y de su esposa Begoña y su hermano David. Y sin olvidar al fiscal ahí al general García Ortiz. Imputados todos ellos que parecen ir camino de la apertura de sus respectivos juicios orales, y en cuyas diligencias previas ha tenido que declarar el ministro Bolaños.
Pero la Justicia va despacio y nada permite imaginar por parte de Sánchez un adelanto electoral salvo que el Presidente crea firmemente en la victoria que su amigo y ‘empleado’ Tezanos le anuncia en el CIS. Y que, en ese caso, Sánchez decida darnos una sorpresa y adelante las elecciones como ocurrió en julio de 2023.
Entre otras cosas porque Sánchez empieza a estar cansado de los chantajes de Puigdemont, a quien el Tribunal Supremo, por causa de la malversación, no le deja disfrutar de la Ley de Amnistía ni regresar a España. Y sobre todo cuando el presidente del TC, Conde-Pumpido, empieza a bajar su pasión sanchista por causa del creciente malestar que se detecta entre los magistrados del alto tribunal.
Las relaciones con Washington van mal
En suma, el presidente Sánchez está encantado con el resultado de su viaje a China y su encuentro con el presidente y nuevo amigo Jinping, aunque le falta por ver si el presidente Trump decide ocuparse de España con medidas represivas. Y ello muy a pesar del acuerdo militar bilateral (además de acuerdos multilaterales en el seno de la OTAN) que EE.UU. tiene con España y en el que se incluye el especial despliegue en la base de Rota, de seis modernas fragatas americanas que conforman el estratégico escudo anti misiles de los EE.UU.
A pesar del impostado optimismo del ministro de Economía, Carlos Cuerpo, tras su ‘franca’ reunión en Washington con su homólogo Scott Bessent, está claro que las relaciones de España con los Estados Unidos van mal. Pero aún está por ver sin el presidente Trump nos impondrá un castigo especial. Y, en ese caso, cuál sería el impacto político y electoral que tendrá en nuestro país, una vez que Sánchez presentaría la agresión de Trump como un ataque a España y no como una represalia por su viaje a Pekín.