Eduardo de Rivas-El Debate

El mismo día que subía tanto el paro que hasta a El País le daba por abrir su web con la noticia y dos horas después de que se supiera que la jueza procesaba al hermano de Pedro Sánchez por prevaricación y tráfico de influencias, a alguien se le fue la mano con la distracción. La madre de todas las cortinas de humo: un macro apagón que nos dejaba sin electricidad y que debía gestionar de pocas luces.

Hay personas a las que parece que la mala suerte las persigue. Y Pedro Sánchez es una de ellas. Dejando a un lado su pésima gestión y la relación de su entorno cercano con la corrupción, no podemos nombrar muchos dirigentes que hayan tenido que lidiar con la erupción de un volcán, una pandemia, una guerra en Europa, una dana histórica y, ahora, con el mayor apagón que hemos vivido. Parece una plaga bíblica. Solo queda esperar qué será lo siguiente.

Y mejor será que esperen eso, porque como quieran saber qué ha ocurrido realmente para que nos quedemos en la completa oscuridad (aunque fuera de día), mejor será que esperen sentados. De momento, ya llevamos dos comparecencias públicas del presidente del Gobierno y cero explicaciones más allá de palabrería técnica que no entendía ni el propio Sánchez. España merece una explicación rápida y sincera, porque son muchos los que han perdido dinerales en un solo día. No estamos para poner la situación en manos de un comité de expertos y que después descubramos que no existía como en la pandemia. Ya nos han mentido mucho, no lo hagan esta vez.