Gregorio Morán-Vozpópuli
«Prepárame una entrevista en la SER, un posado en TVE y cerramos en El País. Suficiente si el Jefe no pide más, lo que de momento es poco probable»
Es difícil mantener la cabeza fría cuando te cubre una lona de mentiras que hacen imposible ver algo más allá de tu rostro en el espejo, con la boca abierta y una sensación de no saber si sólo te queda gritar o morder. El país paralizado y los responsables escondidos en sus castillos de humo salen de sus troneras para asegurarte de que no ha pasado nada, un incidente; ni siquiera un accidente. Quietos en su sitio, que nadie se mueva. Ni un paso atrás. Los que tienen el poder nos exigen fidelidad primero, confianza después, adhesión siempre. Estamos dominados, que no gobernados, por una casta tan corrupta como la de antaño, con el detalle añadido de que esta es aún más incompetente.
Nuestro pequeño mundo ha descubierto que lo más recurrente está en “hacerse un Mazón”. Ya saben, demostrar su nivel de incompetencia, añadir el desprecio a la opinión pública -o lo que queda de ella-, descargarse de toda responsabilidad y montarse una comisión de investigación que cubra el destrozo hasta que llegue el olvido o surja otro nuevo “incidente” que sirva para hacer comparaciones. El aparato mediático con sus sabuesos y sus asimilados debe estar preparado; para eso se les paga cada vez con mayor munificencia.
Lo confieso, soy incapaz de valorar la actitud de Beatriz Corredor, responsable número uno de la Red Eléctrica. Me supera en todos los ámbitos empezando por el primero que es el de la funcionaria pública-privada (no es fácil dilucidar si la paga el presidente del Gobierno que la puso o el emporio eléctrico que la aceptó), con un salario excepcional incluso para los estándares de los Altos Cargos. Les importa un carajo. Hasta ahí hemos llegado, a considerar como incidental que una compañera de Pedro Sánchez en el organigrama fallido del socialismo madrileño, luego ministra con Zapatero, absorbida por Teresa Ribera en pista de salida, de profesión vacante de registradora de la propiedad, cuyas relaciones con la electricidad se han limitado a encender y apagar el ordenador, y cuya fidelidad a los proveedores de cargos ha adquirido categoría de enchufable en las grandes redes de cargos.
Tras tres días en silencio Beatriz Corredor ha hablado, tal y como se esperaba de ella, es decir, llamó a sus amigos, que para eso están. ¿Rebajarse a una rueda de prensa? Ella no debe explicaciones más que a quien la ha puesto y quien la puede quitar. Dimitir no es verbo de uso; el único que te puede cesar es quien te ha colocado; no ejercen de funcionarios públicos. Están para servir al mando no a cualquier mindundi. Prepárame una entrevista en la SER, un posado en TVE y cerramos con una charla en El País. Suficiente si el Jefe no pide más, lo que de momento es poco probable. Con un cutis de cemento armado confirma que “tenemos el mejor Sistema Eléctrico del mundo” y que la “reposición fue ejemplar, una proeza super rápida”. Dos perlas para la parroquia estupefacta: “todos sabéis cual es mi trayectoria” (la única certeza) y no descuidó ponerse “en los zapatos” de quienes “hubieran podido sufrir molestias”. Por menos habría manifestaciones y arderían las redes.
La pauta la marcó el Amo. Retrasándose en la comparecencia, alertando de los bulos y recomendando las informaciones oficiales, cuando no hay ninguna. Dejó caer la palabra OTAN para dirigir las intenciones hacia un ciberataque. Necesitaba algo fuerte; o el enemigo foráneo o una conspiración de los gerifaltes energéticos; como los jueces, los medios, los aliados de alquiler; la ola reaccionaria, en suma, contra el faro de Occidente. Mi reino por un caballo, pero no hay caballo; sólo un penco apestoso que rezuma corrupción y malas maneras.
Como dijo la exalcaldesa Manola Carmena, al fin y al cabo, el juececillo temerario no procede de la casta jurídica indulgente, como ella; viene de una secretaría de ayuntamiento.
Ahora están en la ansiosa búsqueda de culpables que no sean ellos mismos y su prodigiosa incompetencia. Agobiados por seguir hasta el último aliento van a rociar con bombas de racimo todo lo que se les resista. Si un juez se las tiene duras le lanzan los más manipulados recursos para que los roa la perrería. Es verdad que el juez Peinado debe ser un tipo singular tirando a excéntrico; cualquier otro no se metería en el avispero de la esposa del Don, pero cuando señalan que pidió un coche oficial para ir a la Moncloa porque la Moncloa no quería ir a él, se oculta que su vehículo sufrió una retención ominosa en los controles del Palacio para demostrarle quién estaba al mando del territorio, y que la entrevista con el ministro de Presidencia, Félix Bolaños, debió ser tan humillante para la autoridad judicial que hubo de exigir una tarima para poner a cada cual a su nivel. Como dijo la exalcaldesa Manola Carmena, al fin y al cabo, el juececillo temerario no procede de la casta jurídica indulgente, como ella; viene de una secretaría de ayuntamiento.
El deporte político nacional consiste en buscar un culpable y evitar a los responsables, porque ellos han de asumir la dimisión o el cese pero los culpables siempre se deslizan por el tiempo y la memoria, tan morosos como la
justicia. La izquierda institucional, contenta con sus chiringuitos hasta el punto de montar tabernas para satisfacer sus malquereres -añoranza de Chavela Vargas- se ha tomado a guasa el Gran Apagón. ¡Qué buena ocasión para confraternizar a pié! No creo que sean conscientes, y menos aún querrían serlo, de que la gangrena social barrerá con ellos por excesiva adaptación al miedo; son la parte más inane de la trama.
El deporte político nacional consiste en buscar un culpable y evitar a los responsables, porque ellos han de asumir la dimisión o el cese pero los culpables siempre se deslizan por el tiempo y la memoria, tan morosos como la justicia
Una mirada a este 1º de Mayo “profundamente ideológico”, en palabras del eminente pensador Pepín Álvarez, 69 años, paisano de Belmonte (Asturias), funcionario sindical desde los 20, hizo un curso de Formación Profesional en Noreña y “pasín a pasín”, como dicen allá, alcanzó la secretaría general de por vida en la UGT. Una mediocridad abrumadora con fulard que se derrite en los medios, a los que tiene que agradecer su benevolencia. No es para menos. Han pasado los Eres andaluces, la corrupción endémica del SOMA-UGT asturiano con Fernández Villa a la cabeza, sin condena cumplida porque está cuidándose de amnesia severa (sic) en su casa de Langreo. El último tumor maligno es un tal Faustino Sánchez, principal representante sindical de Tragsa -ya saben, esa empresa donde Ábalos colocaba a sus chicas-. El día antes de jubilarse ajustaron el “despido improcedente” (un pico de 60 mil). “Aunque tuviera soporte legal, es éticamente reprobable”, declaró un vocero de UGT. Los sindicatos son necesarios; los tipos como Tino Sánchez lo ponen difícil; van de ideólogos. La lona no deja fuera nadie.