- José Luis Ábalos sabe que tiene un futuro color teléfono antiguo. Pero está advirtiendo al presidente del Gobierno que más le vale ayudarle porque a él no le va a ir mucho mejor
El éxito del diario El Mundo con los chats entre Sánchez y su hombre de máxima confianza es de lo más revelador que hemos conocido hasta ahora. Es magnífico el revuelo que se ha generado en el sanchismo denunciando la filtración. Los mismos que usaron hasta la extenuación el célebre mensaje de Rajoy a Bárcenas «Luis, sé fuerte», diciendo que era legítimo publicar aquello, hogaño nos dicen que no lo es reproducir el «Te escribo para trasladarte mi solidaridad ante los infundios que, por desgracia, estamos viendo en los medios. Un abrazo. Pedro». Ese mensaje enviado por Sánchez a Ábalos el 6 de noviembre de 2021 valoraba unos hechos que se han demostrado ciertos en prácticamente todos los casos.
Alejandro Entrambasaguas cuenta hoy en El Debate cómo Sánchez y Ábalos seguían haciendo pandilla política en mayo de 2023, cuando la posición del ministro caído tenía que ser mucho más débil. Salvo que Sánchez tuviera la esperanza de que nadie lo hubiera investigado. Algo que solo un idiota podía imaginar como escenario.
Aunque tengan un gran valor informativo, ninguno de los mensajes publicados en El Mundo me ha parecido sorprendente. Casi lo más notable ha sido la respuesta del ex presidente de Aragón, Javier Lambán, que ha declarado que cuando le llamaba Sánchez al orden por alguna diferencia de posiciones «lejos de hacer una reflexión a la que yo le invitaba cada vez que se producían este tipo de situaciones sus reacciones eran iracundas y a mí me sorprendía siempre porque me parecían fuera de lugar y más fruto de una obsesión que de la reacción normal de un responsable político ante otro de su partido que discrepa de él y que en otros tiempos se admitía con bastante naturalidad». Añade Lambán que se daban «tonos ariscos» e «intolerables» en las conversaciones con Sánchez.
Es inevitable recordar cuando la UCO se llevó los pen drive que tenían elementos relativos a la intimidad de Ábalos según sus propias palabras. Todos pensamos entonces en fotos que podían revelar las vergüenzas del ex secretario de Organización del PSOE con compañías inadecuadas. Todavía no sabemos si las había o no –las fotos. Pero dudo que ninguna pudiera ser de tanta trascendencia como estas conversaciones. Y todo parece indicar que lo que estamos viendo es la punta del iceberg. Ni siquiera eso. La puntita.
Ábalos se ha convertido en el mono de trapo al que le caen todos los palos. A lo largo del último año, el Equipo Nacional de Opinión Sincronizada nos ha estado dando a entender que Sánchez lo apartó del poder porque ya se había dado cuenta de lo que había detrás de él. Pero estos mensajes prueban de forma contundente que la relación se recuperó muy rápido y con enorme fluidez. En mi opinión, Ábalos y Koldo están lanzando un mensaje muy claro al presidente del Gobierno que nunca quiso perder a su mano derecha porque éste lo sabe todo. Y ahora Ábalos está enseñando parte de lo que tiene, que con toda probabilidad será mucho más. Ábalos sabe que tiene un futuro color teléfono antiguo. Pero está advirtiendo al presidente del Gobierno que más le vale ayudarle porque a él no le va a ir mucho mejor.
Imagínense lo que nos espera. Dos años más de un Gobierno indecente al que todo da igual porque sabe que no lo van a echar en las Cortes, el único sitio desde donde se puede desalojar a un Gobierno en una democracia. Y eso nos demuestra que esto es una democracia enferma. Muy enferma. Me pregunto si será posible sanarla.