Pedro Chacón-El Español
  • EH Bildu ha tomado la determinación de conquistar las instituciones por las buenas, pero el PNV no va a consentir nunca quedarse fuera de ellas. Así que lo harán juntos.

Imanol Pradales acaba de asistir en Bilbao a un congreso sobre transexualidad para apoyar la creación de centros de seguimiento y apoyo a los niños y niñas y a los y las adolescentes vascos y vascas (con la redundancia de género típica del llamado lenguaje inclusivo) que estén en esa situación.

Que vaya él en persona a un acto así en lugar de delegar en el consejero o consejera del ramo es muy significativo.

El PNV está adoptando todos los dogmas de las izquierdas en las políticas de género, siendo en origen un partido de derechas sin la más mínima duda, como cuando estaban a su frente personajes como Xabier Arzalluz, como presidente del partido, o José Antonio Ardanza, como lehendakari, o el mismo Iñigo Urkullu ostentando ambos cargos de manera consecutiva.

Pero hoy el PNV es otra cosa completamente distinta, después de que Andoni Ortuzar haya pasado por la presidencia del partido, dejando como balance la jubilación anticipada de Urkullu como lehendakari.

También, poniendo en su lugar a un tal Imanol Pradales.

Viendo cómo el partido se le rebelaba por eso.

Y teniendo que dejarle el puesto a Aitor Esteban, el portavoz en Madrid casado con la pata negra Itxaso Atutxa.

Fue un relevo en la cúpula que ha dejado al partido que no lo conoce ni el padre que lo parió. Ya nada en él es lo que era. Dos maketos al frente del mismo es demasiado para cualquiera que lo haya visto en los últimos cincuenta años.

Que la masa social del nacionalismo vasco, en sus dos versiones, moderada y radical, está conformada por maketos, es algo sabido. Pero que haya sido el PNV el primero en abrir la espita ha sido la bomba.

«El PNV ha perdido su personalidad histórica en un alarde mal calculado para ponerse a la altura de los tiempos, mientras que EH Bildu está en un proceso sostenido de beatificación política desde el final del terrorismo en 2011»

EH Bildu se ha quedado ahora como único portador de la llama apellidística, pero ya sin notar en la oreja la presión del padre, que era lo que suponía tener un PNV como guardián de las esencias.

PNV y EH Bildu son primos hermanos: comparten el mismo origen en Sabino Arana. En el fondo, siempre se han apoyado y los vasos comunicantes entre ellos son tupidísimos. En la época del terrorismo de ETA, el PNV siempre encontró excusas para apoyar a ese mundo.

Existe una obra en varios volúmenes, de un histórico de la izquierda radical, que se titula Historia del nacionalismo vasco y de ETA, donde se les considera a todos como lo mismo, sólo que en diferentes modalidades y fases. Y nadie se extraña ni se lleva las manos a la cabeza.

¿Por qué es posible que el PNV pierda la hegemonía en el País Vasco?

Básicamente, porque ha perdido su personalidad histórica en un alarde mal calculado para ponerse a la altura de los tiempos, mientras que EH Bildu está en un proceso sostenido de beatificación política desde el final del terrorismo en 2011, que los ha llevado incluso a ponerse corbata. Su presidente sigue siendo un Otegi Mondragón y su secretario sigue siendo un Otxandiano (el segundo apellido, Campo, convenientemente eusquerizado: Kanpo).

Pero es que Imanol Pradales Gil y Aitor Esteban Bravo dan vergüenza ajena gritando “¡Gora Euskadi askatuta!”.

Todos sabemos que los padres de Imanol Pradales son de la Ribera de Duero burgalesa y que la madre de Aitor es de Cañamaque, provincia de Soria. Del padre no tenemos noticia, aunque damos por seguro que no es originario de Olakueta.

¡Pero cómo se pueden poner en el Aberri Eguna a recordar “cuando nosotros los vascos íbamos a pescar ballenas a Terranova”, como dijo Pradales, si para entonces sus ancestros estaban destripando terrones en la meseta castellana!

Todo tiene un límite.

«¿Pero es todo cosa de apellidos?», se me podrá decir.

Obviamente no. Pero son el síntoma. Debajo, lo que hay es ya apenas una diferencia de matiz entre PNV y EH Bildu. Lo único que les diferencia en el plano ideológico es que el PNV mantiene las Diputaciones como cobradoras de impuestos, aunque desprovistas del poder político que les correspondería por historia, mientras EH Bildu y PSE abogan por su desaparición.

¿Cuánto durarán estas instituciones hasta diluirse en un Gobierno vasco centralizado? Lo que tarde EH Bildu en ganar las elecciones: será su baza negociadora para mantener al PNV en el poder.

Dice EH Bildu que la situación política en España, con Pedro Sánchez como presidente de un gobierno en el alambre, es una “ventana de oportunidad”. Pero lo cierto es que, paradójicamente, ya no saben qué más pedir. Se acabaron las soflamas, las amenazas, los amagos, los órdagos.

Su actual secretario, Pello Otxandiano, dice que nadie quiere cambiar de estatus si eso supone poner en riesgo el bienestar de la gente.

«Estando Pedro Sánchez en Madrid, y dependiendo de los nacionalistas como depende, nada pueden temer PNV y EH Bildu»

Por fin tienen claro que no van a poder pagar las pensiones de una población vasca envejecida si se desvinculan de España, que es quien las paga. Así que sólo les quedan los fuegos de artificio o los números de circo. Pero es tal el ascendiente que han conseguido sobre la población vasca que no hay alternativa visible en mucho tiempo. Lo han arrasado todo a su paso, como Atila.

Que nadie se imagine al PNV fuera de las instituciones en el País Vasco. Eso nunca va a ocurrir, dado el reparto de papeles en el seno del nacionalismo. Antes de que eso ocurra lo veremos formando alianza con EH Bildu. Todo antes que dejar al PSE que decida quién es lehendakari.

Primero, porque el PSE nunca fue nadie para el nacionalismo.

Y segundo, porque estando Pedro Sánchez en Madrid, y dependiendo de los nacionalistas como depende, nada pueden temer.

¿Y por qué EH Bildu iba a consentir, si gana las próximas elecciones autonómicas, mantener al PNV en las instituciones?

Porque la mochila del terrorismo la llevarán a cuestas de por vida. Y así como, mientras actuaba el terrorismo y ellos le daban cobertura, el PNV no decía nada, aun padeciendo (muy contadas veces eso sí) sus efectos en propia carne, ahora que EH Bildu ha tomado la determinación de conquistar las instituciones por las buenas, el PNV no va a consentir nunca quedarse fuera de ellas.

Porque para eso ostenta la primogenitura del invento.

Recordemos que la máxima celebración del nacionalismo vasco, el Aberri Eguna, es un invento del PNV y que la izquierda radical siempre lo asumió como cosa propia, demostrando así su seguidismo ideológico.

*** Pedro Chacón es profesor de Historia del Pensamiento Político en la UPV/EHU.