Alberto Priego-El Español
  • Putin no tiene el menor interés en negociar nada con Zelenski. El viento sopla a favor del líder ruso.

El pasado 9 de mayo, los principales líderes europeos se reunieron en Kyiv con el presidente Zelenski para proponer a Putin una tregua de treinta días. Si el presidente Putin no aceptaba la oferta, los europeos amenazaban con imponer una nueva ronda de sanciones, la número 17.

La propuesta que fue ratificada por el G-5 (Francia, Alemania, Reino Unido, España, Polonia y la Comisión Europea) el 12 de mayo cayó en saco roto y no impidió que Rusia siguiera bombardeando a la población civil.

Si bien resultaba complicado pensar que Putin aceptara la oferta, su respuesta no fue menos sorprendente.

El presidente ruso convocó una reunión directa con Ucrania en Estambul en la que se negociarían los puntos principales de un futuro acuerdo de paz. Aunque Putin dio a entender que sería él quien encabezaría la delegación, la realidad ha sido bien distinta.

La delegación que Rusia ha enviado a Turquía está encabezada por Vladímir Medinski, un asesor del Kremlin que ya lideró las reuniones de 2022 y que mantiene posiciones ultranacionalistas en temas como la Revolución Húngara de 1956 o la rehabilitación de la figura de Stalin.

Además de Medinski, hay dos viceministros que estarían presentes en las conversaciones en Estambul, pero cuyo nombre no ha transcendido.

La composición del equipo ruso nos aclara mucho de las intenciones de Moscú.

«El perfil de la persona que encabeza la delegación, Medinski, da muy pocas esperanzas a la paz y demuestra que los postulados maximalistas siguen siendo los preferidos por Rusia»

Por un lado, Rusia renuncia a la vía diplomática, ya que las personas que ha enviado carecen de la capacidad para negociar y sobre todo, carecen de capacidad para obligar a Rusia a nada.

Por otro lado, el perfil de la persona que encabeza la delegación, Medinski, da muy pocas esperanzas a la paz y demuestra que los postulados maximalistas siguen siendo los preferidos por Rusia.

Aunque el Kremlin no ha hecho públicos sus planteamientos, parece que busca consolidar sus conquistas territoriales, sobre todo ahora que ha recuperado el 100% de Kurks y que controla el 70% del Donbás.

En un sentido más amplio, Putin mantiene los Protocolos de Estambul como documento básico de negociación.

En este documento que se redactó en abril de 2022, Rusia pide la renuncia de Ucrania a su integración en la OTAN, que Kyiv establezca su neutralidad en su Constitución, que reduzca su poderoso ejército y que limite su arsenal de misiles.

Además, cualquier acuerdo de paz debe pasar por unas garantías internacionales que vendrían avaladas por sus aliados: Bielorrusia y China.

En un plano menos oficial, Putin ha pedido de forma reiterada la retirada de las tropas ucranianas en aquellas regiones donde hay presencia rusa, algo que estaría muy cerca de la rendición de Ucrania.

A esta visión hay que sumar las continuas y excéntricas peticiones de Lavrov, quien solicita el reconocimiento internacional de los territorios conquistados por el Ejército Federal.

Como punto máximo de excentricidad estaría la petición de Putin de que Ucrania fuera administrada por las Naciones Unidas, algo que por el momento no forma parte de ninguna negociación.

En lo que a la parte ucraniana se refiere, ha sido el presidente Zelenski quien ha marcado la posición de su país, calificando a la delegación rusa de “pura fachada” e “incapaz de tomar decisiones”. Al contrario de lo que ha hecho Putin, Zelenski sí que ha acudido a Estambul liderando una delegación de máximo nivel en la que además del propio presidente hay representantes del inisterio de exteriores, de las Fuerzas Armadas y de la Inteligencia.

En lo que a la posición de Ucrania se refiere, esta ha sido y es muy clara.

Kyiv busca garantías de seguridad con una meta: su integración en la OTAN. Si bien es cierto que esta opción sería la ideal para Ucrania, Kyiv sabe que con Putin en el Kremlin su integración en la OTAN es imposible, ya que el líder ruso lo considera una línea roja.

Como segunda opción estarían los acuerdos de seguridad bilaterales, una opción similar a la que se hizo con Corea o con Japón tras la Segunda Guerra Mundial.

De lograrse, Ucrania necesitaría contar con tropas internacionales para garantizar el cumplimiento de un hipotético e improbable acuerdo de paz. Por el momento, sólo Francia y el Reino Unido han mostrado una voluntad clara de enviar tropas a Ucrania.

Más allá de las posiciones de las partes en conflicto, el acuerdo parece harto difícil ya que, a pesar de que la iniciativa de Estambul surgió de Putin, el líder ruso no tiene el menor interés en negociar con Zelenski. No podemos olvidar que el viento sopla a favor de Putin.

Por un lado, el inquilino de la Casa Blanca le favorece.

Y, por otro, las tropas rusas están avanzando en el frente norte desde hace cuatro meses.

Por ello, lo ocurrido en Turquía esta semana no es más que la confirmación de la ausencia de interés ruso en una salida negociada a la guerra que comenzó hace más de tres años, en febrero de 2022.

*** Alberto Priego es profesor de Relaciones Internacionales de la Universidad Pontificia de Comillas.