Agustín Pery-ABC
- Sánchez pide auditar el televoto de un festival chuflero y activa una consulta ‘fake’, en la que puede votar hasta ET para tumbar una fusión bancaria
Esto va de valentías no solicitadas, mucho menos exigidas. Respeto infinito a que se pida paz y justicia para Palestina y se denuncie las atrocidades cometidas bajo el paroxismo de Netanyahu, necesitado de poner cadáveres palestinos con los que aplacar a sus socios más radicales y capear en el Gobierno. Ningún respeto a que se haga en nombre de todos, pagado con el dinero público, también de aquellos que, cuando lamentamos la masacre de inocentes perpetrada por el Ejército israelí, recordamos que además de paz y justicia para los palestinos quizá habría que añadir un deseo de libertad, de sacudirse la rémora fanática, totalitaria y repugnante del terrorismo de Hamás.
Cuando se rotula en nombre de todos se está ejerciendo una suerte de populismo torticero que no busca epatar en Europa, sino ofrecer saciantes golosinas a los tuyos, parte al fin de esos españoles que sostienen con su dinero una televisión más púbica que pública, quebrada y ladeada justo hacia un extremo. El berreo televisivo al que asistimos garantiza solo que llegue un mensaje de parte, con sus bufones, jenízaros, juglares trileros y soldurios que se ganan el parné doblando la cerviz y ofreciendo el gaznate para la verborrea que les consignan desde el laboratorio monclovita. Y eso, con ser criticable por lo que tiene de partidista, tendencioso y artero, no es lo peor. Lo verdaderamente lamentable es la batucada incesante de quienes, incapaces de aportar soluciones, ejercen en realidad de interesados honderos de un mensaje con el que apedrear al otro. Es el muro, ya sin un mínimo de pudor, desvergonzado hasta el punto de chapotear en el ridículo de investigar la peineta televisiva del televoto en Eurovisión que dio los doce puntos de ese esperpento anual precisamente a Israel.
Imagino a Sánchez movilizando a toda su cohorte para ver cómo su amado pueblo decidió desairarle delante de toda Europa. ¿Fue Pegasus? ¿Clonaron tarjetas SIM? ¿Debo movilizar al CNI? El momento berlanguiano por un festival cuya calidad musical es ínfima, y tiene mucho más de espectáculo carnavalesco, merece ser tomado a guasa. Porque no se puede tomar en serio a un Gobierno que tiene el cuajo de exigir que se audite el televoto de un festival chuflero mientras pone en marcha una consulta popular sobre una fusión bancaria en la que puede participar la Mula Francis, Sor Citroën y hasta la madre de ET.
Pero qué esperar de quien reclutó a una recua de titiriteros de lo cardiaco para arrastrar por el lodazal a nuestra tele estatal. Es ese el nivel, el deseado por el Nerón monclovita. Un pan mohoso y un circo de cuarta con el que mantener entretenido, entre consignas y apagones, a la plebe. Si con eso le vale, si no necesita ningún esfuerzo mayor, si así se garantiza la permanencia, entonces es que no merecemos otra cosa que lo que padecemos.