Jon Juaristi-ABC

  • El socialcomunismo español inicia la persecución religiosa, que era, al parecer, lo que faltaba de la agenda oculta

Coincidí con monseñor Juan Antonio Reig Pla en ceremonias oficiales cuando yo era profesor de la Universidad de Alcalá. Nuestro trato mutuo fue escaso. Con todo, siempre he admirado la calidad espiritual y humana de este alicantino de mi generación, obispo entonces de la diócesis complutense y hoy obispo emérito de la misma. Pues bien, como es sabido, don Juan Antonio celebró una misa, el pasado 11 de mayo, en la basílica de la Anunciación, de Alba de Tormes, en el curso de cuya homilía afirmó que males como el nacimiento de «niños con discapacidad física o intelectual o psíquica» deben ser vistos como «herencia del pecado y del desorden de la naturaleza».

O sea, como todos los males que afligen a la humanidad, según la doctrina, común a todas las iglesias cristianas, que sostiene que por el pecado original entraron en el mundo la muerte, las enfermedades y todos los desórdenes en que se manifiesta la naturaleza caída. Yo no creo en el pecado original, pero sí en el desorden crónico de la naturaleza, lo que Kant denominaba «el mal primordial».

Pues bien, en cuanto tuvo noticia de la homilía, una asociación por la inclusión de los discapacitados pidió un castigo severo para el obispo. Atendiendo a su demanda, el Ministerio de Derechos Sociales etcétera, a través de su director general de Derechos de las Personas con Discapacidad, pidió al fiscal que abriera diligencias contra el obispo, por haber pronunciado este «un discurso público inaceptable en democracia con postulados propios del medievo», que, según el mismo director general, constituye un delito tipificado en el artículo 510.2 del Código Penal. Ahora bien, ¿qué información injuriosa ha difundido el obispo Reig sobre grupos afectados por enfermedad o minusvalía? Que sus enfermedades o minusvalías son «herencia del pecado y del desorden de la naturaleza», o sea, herencia del pecado original, doctrina tradicional de la Iglesia, en la que creen todos los cristianos, empezando por el Papa León XIV, hijo espiritual de san Agustín, que la defendió briosamente.

El director general del mencionado ministerio, un tal Jesús Martín, y con él todos los esclavos del Puto Amo creen en otra cosa. Creen, y cito, que la discapacidad es «fruto de la biodiversidad humana». La biodiversidad les chifla. Con razón Nietzsche despreciaba a la chusma que se pirraba por la Madre Naturaleza y chorradas por el estilo: «El jardín –sostuvo frente a tales lerdos– es un campo de batalla».

En fin, Óscar López afirma que su Gobierno y su partido están «en el lado correcto de la Historia». Eso sí que es una ideología criminal, en aras de la cual socialistas y comunistas se hincharon a asesinar obispos, curas y frailes entre 1934 y 1939. Sospecho que por ahí anda la cosa: «Arderéis como en el 36», una promesa pendiente, ¿recuerdan? ¿Agenda oculta 2030?