- La perspectiva de Orbán sobre Transcarpatia como territorio históricamente húngaro coincide plenamente con la de Vladímir Putin, que considera a Ucrania un Estado artificial.
Las revelaciones del Servicio de Seguridad de Ucrania (SBU) sobre una célula de inteligencia militar húngara que opera en la región ucraniana de Transcarpatia en detrimento de Ucrania plantean serias dudas sobre la posición de Hungría dentro de las alianzas políticas y militares occidentales.
El 9 de mayo, el SBU reveló que la célula, formada por dos informantes ucranianos y dirigida por un oficial de inteligencia militar húngaro, tenía la misión de recopilar datos sobre la seguridad militar de la región de Transcarpatia, incluida la identificación de vulnerabilidades en sus defensas terrestres y aéreas.
La célula también recibió instrucciones de evaluar posibles escenarios sobre cómo podrían comportarse los residentes de Transcarpatia en caso de que las tropas húngaras entraran en la región como fuerza de mantenimiento de la paz o como fuerza de la OTAN.
A la célula también se le hicieron otras preguntas. Por ejemplo, qué equipo militar o armas estaban disponibles en el mercado negro de Transcarpatia, o cuál era la situación de la población de etnia húngara de la región.
Transcarpatia limita con Hungría y alberga a unos 100.000 húngaros étnicos, que constituyen aproximadamente el 10% de la población de la región.
La célula comenzó a actuar en septiembre de 2024, pero su principal informante había sido reclutado por la inteligencia militar húngara ya en 2021. Las actividades y la cronología de la célula sugieren que las acciones antiucranianas de Hungría estaban directamente relacionadas con la guerra de Rusia contra Ucrania y que Hungría se estaba preparando para extender su influencia política a Transcarpatia.
Históricamente, Transcarpatia formaba parte del Imperio austrohúngaro y, tras la Primera Guerra Mundial, fue transferida a Checoslovaquia. En marzo de 1939, tras el desmembramiento nazi de Checoslovaquia, Hungría —entonces dirigida por Miklós Horthy y alineada con la Alemania nazi— anexionó Transcarpatia con la aprobación tácita de Hitler.
Tras la caída del Tercer Reich, la región pasó a formar parte de la Ucrania soviética en 1945.
Los nacionalistas húngaros, entre ellos el primer ministro de Hungría, Viktor Orbán, consideran que la pérdida de Transcarpatia y otros territorios cedidos tras la Primera Guerra Mundial es una injusticia histórica. Transcarpatia ocupa un lugar destacado en los mapas y en la retórica que promueve la idea de la «Gran Hungría».
La perspectiva de Orbán sobre Transcarpatia como territorio históricamente húngaro coincide plenamente con la del presidente ruso Vladímir Putin, que considera a Ucrania un Estado artificial y afirma que sus regiones occidentales pertenecen por derecho a Polonia, Hungría y Rumanía.
En 2008, Putin propuso al primer ministro polaco Donald Tusk, durante su visita a Moscú, la idea de dividir Ucrania entre Polonia y Rusia.
En 2014, tras la anexión de Crimea por parte de Rusia, el destacado diputado ruso Vladímir Zhirinovsky envió cartas a los Ministerios de Asuntos Exteriores de Hungría, Polonia y Rumanía, en las que sugería la partición de Ucrania y el reparto de sus territorios entre Rusia y los tres países.
«Aunque Orbán no habría arriesgado la anexión directa de Transcarpatia, la idea subyacente era similar: esperar al colapso de Ucrania y entrar para asegurar la influencia húngara»
El reclutamiento de un informante ucraniano por parte de la inteligencia militar húngara en 2021 se produjo en un contexto de activos preparativos de Rusia para la guerra contra Ucrania, una guerra que muchos líderes occidentales instaron a Rusia a no iniciar.
El 1 de febrero de 2022, apenas tres semanas antes de la invasión a gran escala de Rusia, Orbán visitó Moscú y se reunió con Putin. El contenido exacto de su conversación, que duró varias horas, sigue sin revelarse, pero, según se informa, se centró en la seguridad europea y la creciente presión de Rusia sobre Ucrania.
Dos días antes de la invasión rusa, el Ministerio de Defensa de Hungría anunció el despliegue de un número indeterminado de tropas en la frontera con Ucrania. Oficialmente, el despliegue se describió como una medida de precaución para reforzar la seguridad fronteriza, impedir la entrada de grupos armados y gestionar una posible afluencia de refugiados.
Dadas las recientes revelaciones del SBU sobre las actividades malignas de Hungría, la justificación oficial de este movimiento de tropas parece ahora cuestionable.
Quizá sea exagerado sugerir que el ejército húngaro tenía la intención de invadir Transcarpatia en febrero de 2022, ya que no es rival para las fuerzas ucranianas, curtidas en el campo de batalla.
Sin embargo, es posible que el objetivo de Orbán fuera llenar un posible vacío de seguridad en la región con la policía y las «fuerzas de paz» húngaras si la «operación militar especial» de Rusia hubiera logrado derrocar al Estado ucraniano en cuestión de días o semanas.
Aunque Orbán no habría arriesgado repetir la anexión directa de Transcarpatia por parte de Horthy tras la invasión nazi de Checoslovaquia, la idea subyacente era probablemente similar: esperar al colapso de Ucrania y luego entrar en Transcarpatia para asegurar la influencia política húngara.
«Ucrania tiene ahora pruebas de que las acciones antiucranianas de Orbán van mucho más allá de bloquear el apoyo militar de la UE u obstaculizar su integración en ella»
Sigue sin estar claro por qué la inteligencia militar húngara decidió activar su célula en septiembre de 2024, pero es probable que la medida estuviera relacionada con la evolución de la guerra de Rusia.
Por un lado, los datos sobre las defensas terrestres y aéreas de Ucrania en Transcarpatia serían de poca utilidad para el ejército húngaro, que carece de capacidad para enfrentarse militarmente a Ucrania. El único actor que podría beneficiarse de esa información es Rusia.
Por otro lado, la operación húngara podría haber estado influida por las expectativas de que las elecciones presidenciales estadounidenses de 2024 pudieran desencadenar una crisis interna en Estados Unidos, creando una ventana estratégica para que Rusia avanzara en sus objetivos en Ucrania. En tal escenario, las tropas húngaras que se hacen pasar por «fuerzas de paz» podrían entrar en Transcarpatia con el pretexto de estabilizar la región.
Para entonces, el presidente francés
Sea cual sea la táctica exacta de Hungría, Ucrania tiene ahora pruebas concretas de que las acciones antiucranianas de Orbán van mucho más allá de bloquear el apoyo militar y financiero de la UE u obstaculizar el camino de Ucrania hacia la integración en la UE.
La magnitud y la naturaleza de las operaciones de inteligencia de Hungría hacen cada vez más plausible que Orbán haya estado colaborando directamente con Putin en la guerra de Rusia contra Ucrania y, en términos más generales, contra Europa.
Una investigación exhaustiva, dirigida por la UE o la OTAN, sobre esta posible connivencia no solo está justificada, sino que es urgentemente necesaria.
*** Anton Shekhovtsov es profesor visitante en la Universidad Centroeuropea de Austria. Su último libro es Russian Political Warfare (2023).