- El PSOE de las checas, el del golpe de Estado del 34 con el que se buscaba la guerra civil, el que dio el pucherazo con el Frente Popular, el que asesinó al líder de la oposición monárquica, desapareció en el Congreso de Suresnes, en 1974.
Es conocido el respeto del sanchismo a la independencia de los jueces y a la autonomía y neutralidad de los fiscales. El Gobierno invoca estos principios para reformar un par de leyes orgánicas de gran calado, provocándonos una risa amarga. Tanto más si recordamos que Sánchez se alzó con el poder denunciando ¡la corrupción! La cosa tiene miga. Dé por inútil a quien no la vea. Uno ha renunciado a la ristra (la enumeración de escándalos de corrupción socialistas). ¿Quién necesita de la ristra? Quien haya vivido fuera de España y haya renunciado a toda información sobre ella en los últimos cuarenta años, que la ristra no empezó con Sánchez. Dado que ella puso fin al felipismo, los mayores confían en su poder, en la repetición ritual de una lista. Los jóvenes, por su parte, podrían creer que la ristra la inició Ábalos.
Es impracticable la ristra porque es demasiado larga. Tendríamos que memorizarla, detener las conversaciones y tomarnos el tiempo suficiente para cantarla —una música ayudaría— mientras nuestros interlocutores guardan silencio esperando a que terminemos el ritual. Pero el propio hecho de tener que cantar la ristra significa que estamos hablando con quien considera al PSOE un partido de gente honrada. También hay quien cree en la tierra plana o en la conspiración judía mundial. ¿Se dan cuenta? El sectarizado nos interrumpirá apenas hayamos recitado el dos o tres por ciento de la ristra y los que quedaremos como unos pesados somos nosotros. Él adoptará una actitud paternalista o agresiva, según desconozca la naturaleza del socialismo español o está hasta el cuello. No se educa a nadie en una columna, lo siento. La última vez que lo intenté fue en un documental, pero prohibió su presentación, después de haberla autorizado, la tercera autoridad del Estado. Que este sintagma aluda a Armengol nos da una idea del deterioro del sistema.
La realidad siempre es compleja, pero hay un hecho bastante fácil de entender y que, sin embargo, no acabamos de pillar: el PSOE de las checas, el del golpe de Estado del 34 con el que se buscaba la guerra civil, el que dio el pucherazo con el Frente Popular, el que asesinó al líder de la oposición monárquica, desapareció para siempre en el Congreso de Suresnes, en 1974, tras larga hibernación en el exilio. Se lo cargó González con unos pocos cuadros del interior, con el apoyo de la socialdemocracia europea y gracias a varios servicios de inteligencia. Que lo levantado después por Alfonso Guerra siguiera llamándose PSOE era la clave del éxito de la operación. La primera corrupción detectada en el nuevo partido estaba relacionada con unas contratas de limpieza en Madrid. La última salpica al cuñado de Sánchez. Qué familia, Señor. Son los extremos de la ristra, por ahora. La reforma de la LOPJ y del Estatuto del Ministerio Fiscal garantizan el crecimiento infinito y sin freno de los chorizos. Por eso su derogación debería estar entre los primeros compromisos de la oposición.