- Mientras asistimos a la explosión de la corrupción del PSOE, el autócrata avanza para llenar la justicia de fieles y Pumpido visará ya la amnistía inconstitucional
No ha faltado de nada en el fascinante -y deprimente- serial de la UCO. Ha sido como la autopsia televisada del Gobierno más corrupto y mendaz que hemos padecido:
1.-Ábalos, el primer hombre fuerte de Sánchez, y Cerdán, su último capataz en Ferraz, grabados trincando de las obras públicas como bucaneros.
2.-Bolaños, Pili Alegría, la brava ganadería de los Óscar, Marisu… todos han quedado retratados como lo que son, unos enemigos declarados de la libertad, pues se han pasado meses insultando y acosando a quienes alertaban de la montaña de mugre que había ahí (caso de este periódico).
3.-El PSOE, partido que sobreactúa con un disfraz feminista, estaba dirigido por putañeros que se repartían a las mujeres como si fuesen reses. La frase «la Carlota se enrolla que te cagas» queda ya alojada en el Libro de Oro del PSOE, a la vera de su traición a la II República en la Revolución de Asturias, los escándalos del felipismo, con el calzoncillo orgiástico de Luis Roldán; el récord de robo de los ERE o la denigrante rendición ante Puigdemont.
4.-El presidente más mentiroso de Europa ha vuelto a hacerlo. En su teatrillo en Ferraz, mientras fingía desolación, soltó su trola suprema (y hay muchas para escoger). Aseguró que «no sabía nada», que se había enterado esa misma mañana por la prensa. Bromazo sardónico. El informe UCO detona que conocía desde hacía tiempo las andanzas de la banda. Amén de que los periódicos venían ofreciendo pinceladas y en los cenadores y los círculos policiales y judiciales se hablaba constantemente de las tropelías de Ábalos y Cerdán. Por razón de cargo, un presidente del Gobierno, sea el que sea, se convierte en una de las personas mejor informadas de España. Supone un insulto que nos intente vender el embuste de que él vivía en la inopia mientras su cúpula robaba a manos llenas. ¿Por qué echó a Ábalos en 2021? Es evidente: ya sabía (y aún así lo repescó como diputado en 2023).
Pero a pesar del escandalazo, al final del día el presidente y sus ministros, secuaces en la persecución a jueces, guardias civiles y periodistas, siguen apalancados en el poder. El Frente Popular 2 continúa unido sobre el volcán de cochambre. Los comunistas de la muy hipócrita Yolanda quieren seguir chupando de unos cargos que jamás soñaron y los separatistas saben que no encontrarán otro chollo como Sánchez (de ahí que el siempre farisaico PNV, que se cepilló a Rajoy invocando la corrupción del PP, se limite ahora a silbar).
Tremenda situación: el mal se muestra ante nuestros ojos en toda su crudeza, pero no se vislumbra un cauce para librarnos de él con rapidez. Hoy sabemos ya a ciencia cierta que sufrimos al presidente más corrupto de la democracia, pues a las mordidas se unen los casos de su mujer, su hermano y su fiscal. Pero sigue atornillado a su cargo y no hay manera de echarlo, pues cuenta con el apoyo cerrado del populismo comunista y de los separatistas antiespañoles.
La lacerante consecuencia de esta paradoja es que el autócrata sigue avanzando impertérrito en su plan de erosión de la democracia. El mismo día en que caía Cerdán, el comisario político Bolaños, el actual hombre fuerte de Sánchez, daba otro paso en el Congreso para imponer una reforma que convertirá la carrera judicial en un coladero de adeptos al régimen. Lo conseguía con el apoyo de comunistas y separatistas, que detestan el imperio de la ley. En paralelo, otro comisario político del PSOE, Conde-Pumpido, acelera para que el TC de mayoría sanchista dé luz verde a la amnistía este mismo mes. Se consagrará así la desigualdad de los españoles ante la ley, derribando una columna capital de la Carta Magna del 78.
Dicen que Sánchez ya está acabado, que es un muerto viviente… Pero el zombi continúa haciendo mucho daño. Desacreditado, medio grogui y con el runrún crítico comenzando a fermentar el PSOE, él autócrata sigue dando pasos para erosionar la democracia y buscar el imperio perpetuo de la izquierda.
Si aguanta hasta 2027, nuestro sistema de derechos y libertades quedará como la casa de la fiesta salvaje de los Gremlins. Llegaron como ositos de peluche «progresistas» que prometían regenerar el país… y han mutado en un plaga que arrasa con todo.