- Koldo es el menos relevante de los tres miembros del PSOE encausados. Ahora es el «caso Koldo» y no el «caso PSOE» cuando hay dos secretarios de organización del partido cubiertos de corrupción. Y dice que Koldo no era una persona de confianza, pero bien que lo exaltó en su libro «Manual de resistencia».
Quienes creían que esto era el principio del fin de Sánchez tuvieron la respuesta ayer por la tarde. Él sigue ahí, impasible el ademán. Su comparecencia fue inenarrable.
Nos explicó que el PSOE es ejemplar contra la corrupción, no como el PP o Vox. Habla de la financiación de Vox pero parece olvidarse del caso de los ERE, el mayor escándalo de corrupción política de la historia de España. Eso es financiación ilegal y no lo de Vox. Pero da igual. La mentira es un instrumento legítimo para Sánchez. Y habló de la corrupción de Moreno Bonilla, Ayuso y Mazón, ninguno de los cuales está procesado en nada que tenga que ver con corrupción hasta donde sabemos. Pero da igual.
Dijo que «no vamos a amenazar a periodistas que hacen su trabajo», pero quizá en algún momento podamos conocer los mensajes que desde su entorno se envía a algunos periodistas que por ahora prefieren no hacerlos públicos.
Tuvo los bemoles de sostener que «el PSOE es una organización limpia». No sé si era el mejor día para decirlo. Pero añadir a ello que «el caso Koldo es el único caso que afecta a mi organización», es una afirmación notable: Koldo es el menos relevante de los tres miembros del PSOE encausados. Ahora es el «caso Koldo» y no el «caso PSOE» cuando hay dos secretarios de organización del partido cubiertos de corrupción. Y dice que Koldo no era una persona de confianza, pero bien que lo exaltó en su libro Manual de resistencia. Y sólo ayer se acordó el Comité Ejecutivo Federal de expulsar a Ábalos, dieciséis meses después de que saltara el escándalo. Como bien dijo Borja Sémper: «Tardó menos en expulsar a Nicolás Redondo por discrepar, que a Ábalos por robar».
Notable fue el nombramiento de cuatro personas para gestionar temporalmente la Secretaría de Organización. Entre ellas una gerente que fue nombrada por Cerdán y la presidente del partido, Cristina Narbona, que tampoco se enteró de nada. A eso le llaman renovación. Si llega a estar vivo, nombra a Ramón Rubial.
Tuvo la desfachatez de decir que «las elecciones son cada cuatro años, así ha sido y así seguirá siendo.» Le da exactamente igual que sepamos que miente. No fue así en 1982 cuando ganó el PSOE, ni en 1989 cuando el PSOE tenía una mayoría absoluta, ni en 1996 cuando González no logró aprobar unos presupuestos, ni en 2011 cuando Zapatero no tuvo más remedio que disolver, ni en 2016 después de que Sánchez fuera candidato por primera vez en 2015 y bloqueara un Gobierno de Rajoy. Sánchez obtuvo ahí el peor resultado del PSOE en esta democracia. Y convocó dos veces elecciones en 2019. Nos miente a la cara como si fuéramos idiotas.
Y a partir de ahí ya habló de conspiraciones. «Un Gobierno del PP y Vox afectaría de manera irreparable a los derechos de millones de españoles». Como si el Gobierno del sanchismo no estuviera ya arrasando con los derechos de millones de españoles. Y de la que iba, aprovechó para soltar que tenemos «la peor oposición de la historia de nuestro país en manos de Feijóo y Abascal». Qué manía en empeñarse en juntar siempre a Feijóo y Abascal cuando Abascal ataca casi más a Feijóo que a Sánchez, como pudimos ver en su intervención en Paraguay. ¿Por qué será que Abascal y Sánchez coinciden en que lo que debe hacer Feijóo es presentar una moción de censura?
Me pareció muy remarcable también que Sánchez recalcara que el suyo es «el mayor gobierno progresista que queda en la UE». Dijo en la Unión Europea y no en Europa porque el mayor de Europa es de los laboristas británicos. Y Keir Starmer no quiere verlo ni en pintura tras leer las crónicas de los periódicos británicos. Pero es que Starmer no entiende la realidad de España. Según Sánchez éste es «el mejor Gobierno que ha tenido España en mucho tiempo frente a la peor alternativa de la historia de la democracia.» Pero, por si acaso, prefiere no convocar elecciones. Porque «sería una irresponsabilidad destruir todo lo logrado.» O sea, que teme que los españoles no se hayan dado cuenta del mucho bien que les está haciendo el sanchismo.
En fin, Sánchez todavía sostuvo que no actuaron antes porque no había indicios sólidos hasta que tuvieron el informe de la UCO. El que los periódicos estuvieran llenos de esos indicios no valía porque somos «inframedios y tabloides». Hay que ser viejuno para hablar de tabloide, un apelativo para la prensa popular británica de mediados del siglo XX.
Insisto, Sánchez piensa permanecer hasta 2027. El problema de España es la oposición del PP y Vox. Él es una bendición. Impasible el ademán.