- En 2027, Sánchez se las ingeniará para que las elecciones generales no sean un referéndum sobre su persona (referéndum que probablemente perdería), sino sobre algo completamente distinto.
Dijo Pedro Sánchez este lunes que sería una «tremenda irresponsabilidad» entregarle las riendas del país a «una coalición de PP y Vox».
Parece creer Sánchez que eso depende, o que debería depender, de él.
Pero hasta donde yo sé, y si no he leído tan mal la Constitución española como lo han hecho algunos magistrados del Tribunal Constitucional, la soberanía nacional no reside en la santa voluntad de Pedro Sánchez, sino en el pueblo español, del que emanan los poderes del Estado (incluido el suyo).
Y esa soberanía se plasma en el voto.
Más allá de las urnas no existe legitimidad democrática. Sólo la impunidad del poder arbitrario de los salvapatrias mesiánicos.
🎥 Sánchez asegura que «entregarles las riendas del país» a una coalición de PP y Vox sería una «tremenda irresponsabilidad»https://t.co/shklelEPrH pic.twitter.com/9Zkxz8vNu9
— Cadena SER (@La_SER) June 16, 2025
Pero el simple hecho de que el presidente del Gobierno se haya atrevido a verbalizar una barbaridad de tal calibre hace sospechar, y lejos de mi intención llenar de gasolina el depósito del conspiracionismo, que en los planes de Sánchez no figura «entregar las riendas» del país a Alberto Núñez Feijóo como antes lo hicieron González, Aznar, Zapatero o Rajoy.
Como dice el periodista José María Olmo, «Sánchez empieza a dar miedo. No sólo no reconoce la dimensión del caso Santos Cerdán y no asume ninguna responsabilidad. La esencia de la democracia es la alternancia en el poder, pero Sánchez cree que bajo ningún concepto debe abandonarlo y, peor aún, que la oposición no debe alcanzarlo jamás. Que la oposición está moralmente incapacitada para gobernar. Siempre, en cualquier caso. Esto tiene un nombre y da vértigo».
Pero Sánchez no puede impedir que los españoles voten en 2027. No al menos sin provocar un conflicto civil.
Pero sí puede decidir sobre qué votan los españoles en 2027.
Y mi intuición me dice que esa será la trampa.
En 2027, Sánchez se las ingeniará para que las elecciones generales no sean un referéndum sobre su persona (referéndum que probablemente perdería), sino sobre algo completamente distinto.
La monarquía, quizá.
O una España federal (y republicana).
O un estatuto de libre asociación para Cataluña y el País Vasco.
Un proyecto político, en cualquier caso, que quiebre el país en dos mitades irreconciliables y que nos lleve a una ruptura constitucional. Que aparte el foco de la corrupción de su Gobierno y su entorno más cercano y lo centre en una cuestión frentista y divisiva tan tramposa como inescapable.
No le faltarán compañeros a Sánchez en ese viaje.
Ayer mismo, en la SER, Carles Francino, ni de lejos el más sectario de los periodistas monclovitas, decía «no sé cómo acabará esta historia. Lo que sí sé es que no me gustaría que esta crisis allanara el camino a esa ultraderecha que parece cada día más crecida que nunca».
Carles Francino: «No sé cómo acabará esta historia. Lo que sí sé que no me gustaría es que esta crisis allanara el camino a esa ultraderecha que parece cada día más crecida que nunca»
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— La Ventana (@laventana) June 16, 2025
O sea, que la corrupción del PSOE de Sánchez es una «historia», como la de los amantes de Teruel, pero ni por asomo tan grave como la posibilidad de que la derecha pueda llegar al poder tras unas elecciones democráticas. Una derecha que ya es toda ella ultraderecha, como antes fueron ultraderecha los socialistas de UPyD y hasta el sector más socialdemócrata de Ciudadanos.
¿Más ejemplos de que el caldo de cultivo ya está ahí, preparado para unas elecciones generales que se plantearán como una decisión existencial de los españoles entre la vieja España (la de Franco, la Constitución del 78, González, Aznar, Feijóo y Vox, como si todos ellos fueran lo mismo) y la nueva España progresista, feminista y federalista de Pedro Sánchez?
Dice Marta Nebot, tertuliana y columnista sin que nadie sepa el porqué, que no es lo mismo robar cuando se defiende la justicia social que cuando se cree en el sálvese-quien-pueda-neoliberal.
O sea, que ladrones, ladrones, lo que se dice ladrones, sólo lo son los de derechas.
Robar no es malo si dices que lo haces en nombre de la justicia social, aunque luego lo gastes en prostitutas.
Marta Nebot, “piensóloga” pic.twitter.com/Hk7ZbA07nF
— El Camarlengo 🏳️🌈🏴 (@El_Camarlengo) June 16, 2025
Los de izquierdas serán en todo caso almas descarriadas. Individuos bienintencionados que buscaban el camino de la justicia social y que, llegados al cruce del destino, escogieron, por comprensible y muy humana equivocación, el camino que reza PUTAS, MORDIDAS Y AMAÑO DE PRIMARIAS en vez del camino señalado con el cartel de PROGRESO, BIENESTAR E IGUALDAD.
Letra arriba, letra abajo, el error es comprensible. ¿Quién no se habría confundido? ¡Suenan ambos tan parecidos!
Pero, sobre todo, ¿quiénes somos nosotros para juzgar a alguien de izquierdas? Porque si la izquierda roba, lo hace por tu bien. Y si compra prostitutas con dinero público, lo hace por amor.
La clave es que ser de izquierdas te garantiza la indulgencia plena frente a cualquier delito.
En cierta manera, es casi mejor ser de izquierdas que del PSOE. Porque ¿quién necesita Tribunal Constitucional cuando uno lleva en sus tripas, sólo por el hecho de ser de izquierdas, un Cándido Conde-Pumpido pequeñito que te concede, como si fuera un curilla portátil benevolente, la absolución súbita frente a cualquier fechoría que puedas cometer?
Más ejemplos.
Dice el Gran Wyoming, el único humorista del mundo que no ha logrado jamás hacer reír a nadie, que las verdaderas responsables de la corrupción del PSOE son las constructoras.
También dice que las constructoras son “las verdaderas responsables de pudrir la democracia”.
Ahí es nada, “pudrir la democracia”
Yo estoy de acuerdo. Las constructoras que han pagado las mordidas exigidas por el PSOE para poder acceder a los contratos públicos concedidos por el PSOE son las verdaderas responsables de pudrir la democracia. Lo que las empresas ven como un sobrecoste mafioso que hay que pagar para no cerrar es interpretado por Wyoming como una tentación del civil al político.
Y las prostitutas rumanas contratadas por los secretarios de Organización del PSOE son las verdaderas responsables de pudrir el amor.
¡Sin constructoras y sin prostitutas el mundo sería un lugar mejor porque nadie tentaría a los altos cargos socialistas! ¡La culpa no fue de Adán y Eva, sino de la manzana, que era demasiado tentadora!
¿Comprendemos ahora lo que es la batalla cultural y cómo ha pavimentado Pedro Sánchez el camino a las elecciones de 2027? ¿Comprendemos que ese tipo de mensajes absolutamente delirantes están siendo inoculados en un público cautivo a diario, sin pausa, de forma inmisericorde y con un desparpajo alimentado a base de toneladas de presupuesto público por los sicarios mediáticos de Sánchez?
¿Comprendemos que el virus ya ha sido inoculado y que nada, absolutamente nada de lo que pueda hacer la oposición, la UCO, el Poder Judicial, el periodismo o los españoles impedirá que en dos años nos enfrentemos a un procés sanchista?
Están todas las piezas sobre el tablero. Sólo hay que fijarse. Se lo dice un catalán que ya vivió un procés, en su versión original, en 2017. A Noé le habla Sánchez de la lluvia.