- Ganar dos años. Es la clave de su estrategia. ¿Por qué esos dos años son tan importantes? No es difícil responder. Los tiempos judiciales son lentos. Y escasas son las posibilidades de que las condenas —y, sobre todo, la condena— tan temidas puedan ser dictadas antes de que se cumpla ese plazo
Tenía hambre. Alien se relamía. Eran las cinco de la tarde y él tenía hambre. Como siempre. Al «hombre profundamente enamorado», además, no podía pasársele por la cabeza hacer esperar a una cónyuge desamparada ante la mesa. Entendámoslo. El ilustre yerno del «empresario» Sabiniano Gómez no disponía de tiempo para perderlo en tontas preguntas de «tabloides digitales».
De no haber estado, el pobre, tan hambriento, hubiera, eso seguro, podido explicárnoslo todo con precisión transparente. Al cabo de dos años ya de infierno. Al cabo de la completa pudrición de su partido. Al cabo de esta agonía de aguardar, día tras día, el timbrazo de los jueces a las puertas de la Moncloa. La hipótesis que a todos se nos hacía impensable ha cobrado cuerpo. Por vez primera, un presidente del Gobierno se enfrenta al riesgo de verse sentado en el banquillo de los acusados. La enormidad de eso exige tomar medidas excepcionales. Entre cárcel y excepción, a ningún político español se le plantean dudas. La política y la moral se excluyen.
De su legendario Alien de 1979, decía Ridley Scott que era tan sólo «un superviviente nato». Sin reparos, sin límites, sin remordimientos. Eso es, con exactitud milimétrica, Pedro Sánchez. Y, como el bicho aquel, dispuesto siempre a cazar y devorar a cualquiera que sea preciso para preservar su posición de dominio. A los tripulantes de la nave ‘Nostromo’ no les quedaba más alternativa que la de servir de merienda al mutante. Que también parecía tener hambre, el pobre. Pero que muchísima hambre.
En las meninges predadoras del señor presidente se van maquinando ahora implacables líneas de fuga. De los cuatro excursionistas de aquel Peugeot del golpe en el partido, el gran predador ha devorado ya a tres; el vigilante de burdel Koldo, el usuario Ábalos, el oscuro fontanero-electricista Cerdán, fueron sacrificados en ofrenda a las sombras. El cuarto del Peugeot era él: este Alien que ahora se deleita en el banquete de sus vísceras. ¿Cómo seguir, luego de eso, sobreviviendo? Los más viejos cinéfilos recuerdan con emoción el modo perverso en que lo hacía el bicho a través del cuerpo mismo de la maravillosa Sigourney Weaver: la vía más sencilla y la más inexorable. La que abre el exterminio sobre cualquier futuro.
¿Qué líneas de fuga puede sopesar el presidente Alien Sánchez? Enumeremos las más obvias:
1. Liquidar definitivamente el partido, convertido en una rémora para la ágil ejecución de sus providencias. Es algo que requiere poco esfuerzo. Está ya, en lo esencial, consumado. Todo el PSOE fue depurado tras el asalto de los cuatro del Peugeot a Ferraz. Y el aparato —eso es hoy un partido— quedó en sólo la red de funcionarios a los que había donado salario y mando el Jefe.
2. Liquidar definitivamente los obstáculos políticos externos. Lo cual debe ser dividido en dos intervenciones:
2.1. Soldadura de los aliados parlamentarios. De ellos, Podemos se desgajó ya. No entra, pues, en el cómputo. En Sumar, Yolanda Díaz vive su sueño más íntimo; el mismo que la llevó en Galicia a traicionar a quienes le fue preciso: tocar poder. No renunciará a eso a ningún precio. Junts y Esquerra viven en el paraíso de la pequeña patria catalana, que Sánchez les ofrece en bandeja; no van, lógicamente, a arruinar la ocasión. Queda, como eslabón débil, un PNV agobiado por el aliento de Bildu erizándole el cogote. Si la cadena salta en algún punto será en ése.
3. Y está el PP. Y está Vox. De haber concurrido en listas únicas, el presidente se hubiera visto arrojado a las tinieblas exteriores. Irremisiblemente. Lo sabe: ¿cómo no saberlo? Y su objetivo táctico es eternizar esa fractura en dos listas, que hace a la derecha española inelegible.
Ganar dos años. Es la clave de su estrategia. ¿Por qué esos dos años son tan importantes? No es difícil responder. Los tiempos judiciales son lentos, necesariamente lentos. Y escasas son las posibilidades de que las condenas —y, sobre todo, la condena— tan temidas puedan ser dictadas antes de que se cumpla ese plazo. Y, seamos serios, a dos años de distancia, las posibilidades de legislar la destrucción de lo que queda de autonomía judicial son amplísimas. Lo cual, de paso, fortalecería la soldadura con los aliados principales. Ni Junts ni PNV van a ver mal la voladura de la justicia garantista en España. Más bien, todo lo contrario.
Es realizable. Alien tiene hambre. Aún no ha comido y van a ser ya las cinco de la tarde. El banquete le aguarda: nosotros.