Chapu Apaolaza-ABC
- Que el PSOE pretenda abolir la prostitución es como si yo me planteo prohibir los toros
Un disco duro oculto en el pantalón de una actriz porno que pretende despistar información comprometida de un registro de la vivienda de uno que era ministro y secretario de organización del PSOE alcanza una cima simbólica de la corrupción difícil de superar. Estamos ante el K2 del trinque, una fantasía, ‘El jardín de las delicias’ del Bosco de mi Españita chungueleta, una alegoría qué digo, una alegoría: es la parábola del ‘pendrive’ en la bragueta.
Todo lo que según el sanchismo eran bulos y fango se va haciendo verdad y una de esas sospechas que ahora se hacen evidentes es la coincidencia de un PSOE que quiere abolir la prostitución con la inclinación meretricia de sus miembros, muchos de ellos en estrecho contacto con el líder del que, debiéramos creer que no sabía nada. Koldo, Ábalos y Cerdán recorrieron España en el Peugeot con Sánchez y yo he estado astralmente en ese coche: en las curvas se balancea un ambientador con forma de pino, alguien se ha quitado los zapatos. Al detenerse en los parkings de tierra, de noche levantan nubes de polvo que los neones convierten en verdes, rojas y azules, como si en lugar de Ábalos, Koldo, Sánchez y Cerdán estuviera aterrizando en el cruce de Benavente una nave extraterrestre.
Igual lo que pasa es que siempre ha sido así y hemos vivido en un puterío generalizado del que ahora emergen maravillas como la de la actriz porno escondiendo en el pantalón un disco duro
Que el PSOE pretenda abolir la prostitución es como si yo me planteo prohibir los toros, una majadería para la que carecemos de la más absoluta legitimidad pero que, al menos, nos da tiempos de gloria y diversión. Porque una vez sobrepasado el asco y el susto, uno se divierte y el asunto tiene algo de magnético: es como ver chocar dos trenes de mercancías. Algo parecido sucede con la prohibición de las asociaciones que hacen algún tipo de defensa o contextualización del franquismo mientras pactan con Bildu y otras formaciones en las que brillan las bengalas de los ‘ongietorris’.
Volviendo al asunto del registro de Ábalos, da medida de a dónde hemos ido como país que el exministro y secretario de organización del partido de Gobierno tuviera amigas en común con el Niño Polla, que es un actor porno con pinta de tuberculoso. Igual lo que pasa es que siempre ha sido así y hemos vivido en un puterío generalizado del que ahora emergen maravillas como la de la actriz porno escondiendo en el pantalón un disco duro. Dicen que podría contener conversaciones con el presidente del Gobierno que uno se imagina convertido en una secuencia interminable de ceros y unos cobijados en salva sea la parte. Apelando a McLuhan diremos que el ‘pendrive’ en la bragueta es el mensaje. Desde un punto de vista teórico, que un disco duro de la trama de corrupción sanchista termine en una entrepierna da medida de cómo la tecnología ha ocupado los espacios más íntimos de nuestras vidas. Recuerdo una historia de los tiempos en los que llevábamos en los bolsillos aquellos primeros teléfonos abultados y, bailando agarrada una pareja en el Baile de la Alpargata después de un encierro de San Fermín, ella notó algo ahí abajo y le advirtió: «Juan Luis, te está vibrando el móvil», y Juan Luis respondió mirándola a los ojos: «No: es el fijo».