- A Pumpido no le preocupa tanto la Historia, como a Sánchez, y sí el inmediato provenir. Le queda poco tiempo en la Presidencia del Constitucional y lo que quiere es que Bolaños le garantice un puesto vitalicio en el Consejo de Estado
El actual presidente del Tribunal Constitucional hace tiempo que está desconectado de la sociedad en general, aunque él crea lo contrario. De no ser así, habría escuchado el clamor que los españoles mantienen a diario contra él, sus compañeros izquierdosos del Tribunal y, sobre todo, contra el intento de convertir en constitucional la mayor corrupción política de la historia reciente. La autoamnistía. Porque siendo grave la corrupción económica, lo es más la que se hace desde el poder, desde las instituciones y con afán de pervertir el Estado de derecho.
A Pumpido no le preocupa tanto la Historia, como a Sánchez, y sí el inmediato provenir. Le queda poco tiempo en la Presidencia del Constitucional y lo que quiere es que Bolaños le garantice un puesto vitalicio en el Consejo de Estado. Por cierto, un organismo al que este Gobierno no le hace caso alguno. Pero más allá de la atención que el sanchismo preste a tan veterano Consejo, lo cierto es que los que allí habitan viven en muy buenas condiciones, y si no que se lo digan a María Teresa Fernández de la Vega, que también es de la ‘pandi’ de Pumpido.
Me cuesta creer que Conde Pumpido, tan pagado de sí mismo y tan lejos de la realidad, no sea consciente del clima de malestar general que existe en toda España y en toda Europa en torno a su protegido, Pedro Sánchez. Me extraña que no se dé cuenta que apenas le quedan unos meses… o unas semanas. Que tal vez al nuevo gobierno que salga de las urnas no va a poder engañar como hizo en el pasado, donde se ofrecía como garante para luchar contra los desmanes de los independentistas. Si hay un nuevo gobierno en los próximos meses, los cálculos de Pumpido se pueden ir al garete. No olvidemos que el mundo se mueve por intereses personales y Pumpido no es ningún héroe. Yo de él me pensaría muy en serio si seguir adelante con la aberración jurídica que él y el bando izquierdoso que comanda quieren perpetrar. A la Historia no pasarán, pero al Consejo de Estado tampoco irá.
Le quedará la soledad, el vacío que ya le hacen en tantos lugares, donde lo evitan quienes antes lo frecuentaban. No es para menos, cuando te conjuras contra tu propia nación.