- ¿A qué presiones se refería el actual del Constitucional y líder del bando izquierdista? ¿Tal vez a la Comisión de Venecia, que dijo claramente que no se podría dar el visto bueno a ese desafuero sin cambiar la Constitución? ¿O a la propia UE, que en su último informe señaló que se trataba de una auto amnistía?
El bando izquierdoso del Tribunal Constitucional, cuyos nombres deben memorizar para siempre los españoles de bien para recordar una de las mayores felonías a la convivencia democrática de los españoles, está a punto de darle el visto bueno a la ley de amnistía. El motor de semejante desafuero es un jurisconsulto llamado Cándido Conde-Pumpido. Cuando gobernaba el PP, Cándido pedía constantemente apoyo político y mediático porque se ofrecía como el gran defensor de la Constitución frente a los golpistas catalanes. Una vez que Sánchez ocupó la Moncloa, su fiebre defensora de la unidad de España se desvaneció con el horizonte del Consejo de Estado.
En una entrevista reciente en La Voz de Galicia, el aguerrido Cándido presumía de haber resistido muchas presiones de la más diversa índole para sacar adelante el bodrio legal que da por bueno la ley de amnistía, que no deja de ser el precio con el que el perdedor de las elecciones generales de 2023 paga a aquellos que le dieron su voto y todavía hoy lo chantajean. En su día, Pumpido destilaba presunción y petulancia cuando hablaba de su fortaleza moral para soportar las más diversas situaciones derivadas del malestar de la mayoría de los españoles, que no entienden cómo seis magistrados izquierdosos pueden malbaratar el patrimonio común de la nación española.
El Código Penal de 1996, llamado el Código de la democracia, eliminó en su día la amnistía como sistema de extinción de la responsabilidad criminal. Curiosamente, esa figura sí existía en el Código Penal de 1973, código de la dictadura, cuyos principios generales del Movimiento sí juró Cándido, en 1974, cuando comenzó su carrera profesional. Fechas aparte, lo cierto es que en 2025 se quiere modificar el código de la democracia para volver al de la dictadura. Los autores son los magistrados izquierdosos del Constitucional que, por un simple azar, cuentan con mayoría. Es todo tan simple y prosaico. No hay altura de miras ni compromiso democrático. Solo intereses personales.
Por todo lo anterior, me pregunto: ¿a qué presiones se refería el actual presidente del Constitucional y líder del bando izquierdista? ¿Tal vez a la Comisión de Venecia, que dijo claramente que no se podría dar el visto bueno a ese desafuero sin cambiar la Constitución? ¿O a la propia UE, que en su último informe señaló que se trataba de una auto amnistía? Seguramente también incluye a los centenares de expertos que se pronunciaron públicamente contra tal indignidad, tales como Francesc de Carreras, Manuel Aragón, Jorge Rodríguez-Zapata, Teresa Freixes, Rodríguez Bereijo, González-Trevijano, por no citar a Felipe González, Alfonso Guerra, Mariano Rajoy o José María Aznar. Pero, sobre todo, el pueblo español, ese sí que no se va a olvidar, en caso de que prospere, del atentado a la igualdad y a la libertad de los españoles que semejante iniciativa representa.
La valentía, y su capacidad para la cólera, son muy conocidos en Pumpido. Tan valiente que se asustó con la iniciativa de la Audiencia de Sevilla de acudir a Europa ante el bochornoso borrado de los ERE. Qué decir del pánico que le acompaña en este justo momento ante el pronunciamiento del TJUE. La verdad, no sé a qué presiones se refiere el menguante jurista. Le quedan meses y saldrá por la puerta de atrás: aprobando un texto que va contra la democracia, la nación y contra los españoles.