- Por otra parte, al haber votado la amnistía los partidos beneficiados, en realidad es una autoamnistía. Cualquier amnistía sería inconstitucional porque la Carta Magna prohíbe los indultos generales, y no pudiéndose lo menos no se puede lo más
La concesión de una amnistía a quienes en Cataluña conculcaron la ley y el orden de manera planificada, reiterada y obstinada para romper la unidad de España, ha suscitado un interesante debate jurídico. Cuanto cabía decir se ha dicho, dejando expedita la vía al puro debate político e histórico de las consecuencias. Sobre lo jurídico, recordaré solo que al principio no existían discrepancias: los socialistas descartaron la medida por inconstitucional cuando los separatistas la exigieron. Así, sobre la inconstitucionalidad estaba de acuerdo todo el mundo salvo los eventuales beneficiarios, más una extrema izquierda que confirma la regla: es excepción hallar siempre mérito en reventar la ley y demérito en acatarla.
Tan pronto como Sánchez necesitó, para tocar pelo, de los votos de dos partidos catalanes que tenían a sus líderes fugado y encarcelado, respectivamente, la valoración jurídica de los socialistas cambió. Parece algo cómico, pero no lo es. Hay un puñado de catedráticos de Derecho en las filas socialistas. Conozco personalmente a algunos y me resulta incómodo (por ellos) escuchar sus actuales argumentaciones después de haber conocido las anteriores. Los más sinceros manejan expresiones ambiguas dando a entender con circunloquios la necesidad de pasar por encima de la ley en pos del bien común. Donde el bien común sería una supuesta «pacificación» de Cataluña que, a su vez, vendría de la amnistía.
Este inmenso error lo defiende también Serrat, artista enorme, sexador de pollos, nadie con conocimientos de Derecho. Quiero decir que una vez el PSOE normaliza sus radicales cambios de criterio en materias que al cabo se autodenominan ciencias (bien que blandas), una gran parte de las élites se suma con absoluta naturalidad al «donde dije digo, digo Diego». Porque no es el argumento jurídico el que manda en mentes no hechas al Derecho, sino algo que mi amigo Miguel Ángel Quintana Paz llamó ‘PSOE State of Mind’. El problema es que esta vez el enderezamiento sería dificilísimo. Si la amnistía sale adelante, España pierde cuanto le queda de Estado de derecho. La primera razón es que la ley dejará de aplicarse en un asunto gravísimo por pura conveniencia política, creando un precedente perverso: a mayor transgresión, más motivos para invocar el precedente. Apelar al olvido será tanto más útil para saltarse leyes y sentencias cuantos más problemas de convivencia y más ataques al Estado se perpetren. Cuantos más delitos se cometan, cuanto más graves, mayor eficacia del precedente.
Por otra parte, al haber votado la amnistía los partidos beneficiados, en realidad es una autoamnistía. Cualquier amnistía sería inconstitucional porque la Carta Magna prohíbe los indultos generales, y no pudiéndose lo menos no se puede lo más. La autoamnistía es, además, una monstruosa aberración, un abuso incompatible con la democracia. Por eso, por las terribles consecuencias de un pronunciamiento a favor del sesgado TC, está absolutamente justificada la ausencia de los magistrados conservadores para impedir el preceptivo quórum. O se mojan o estarán entre los culpables de la muerte del 78. No otra cosa se dirime.