Gabriel Sanz-Vozpópuli
- El espectáculo de Pedro Sánchez alardeando a bombo y platillo de un inexistente pacto con la OTAN es el síntoma más claro de la pesadilla que atravesamos
Muy mal tienes que estar para irrumpir a media tarde de un domingo de junio desde los televisores de esta España confinada por el calor a anunciar al país una verdad a medias -o sea, una trola- sobre el gasto anual que vamos a realizar en Defensa durante los próximos diez años. Por resumir el desaguisado: No es cierto que España se vaya a plantar solo en el 2,1% del PIB anual hoy y en 2035, como nos contó el domingo Pedro Sánchez y desmintió el secretario general de la OTAN, Mark Rutte, anteayer, lunes.
Sí es cierto que nuestro Gobierno y todos los demás de la Alianza Atlántica podrán incrementar discrecionalmente esa partida cada año cuanto quieran, siempre y cuando dentro de diez hayamos llegado al 3,5% del PIB anual en gasto armamentístico, mas otro 1,5% adicional en ciberseguridad y protección de infraestructuras críticas. Eso supondría unos 48.000 millones más al año -tanto dinero como dedicamos anualmente a Educación-, algo que es legítimo cuestionar; de hecho, ¿Por qué los europeos tenemos que hacer semejante desembolso? ¿solo por capricho de Donald Trump? ¿Por qué gastar un cinco y no un nueve?
El debate no es ese, no es el fondo, son las formas, que pierden a nuestro presidente del Gobierno. No puedes fabricar un bulo para consumo interno -sí, una media verdad es un bulo de esos que él mismo denuncia-, con tal de salir como sea de la pesadilla política que vives; y menos aún poniendo en riesgo el prestigio de tu país con semejante performance. Se transparentaba la sobreactuación de un Pedro Sánchez que gesticulaba como si estuviera dirigiéndose a una nube de periodistas en la sala de ruedas de prensa de La Moncloa que estaba ¡vacía! por una premura en la convocatoria, apenas media hora antes para evitar tener que dar unas explicaciones que no podía dar sin riesgo de que se viniera abajo el trampantojo.
En la España en que vivíamos hasta hace no tanto tiempo la palabra de un presidente del Gobierno era ley y, si comparecía en La Moncloa de forma inusual un domingo por la tarde, despertándonos de la modorra de la sagrada siesta dominical, ni le cuento
Me planto, viene a decirnos Sánchez, en un 2,1% de PIB anual porque lo contrario me obligaría a aprobar unos presupuestos para los que nunca tendré una mayoría de izquierdas y no pienso hacerla con el PP; y el que venga a La Moncloa detrás (Alberto Núñez Feijóo) que arrée. Y, de paso, me enfrento a la OTAN y abandero el relato antibelicista tan querido por la opinión pública española; por si las moscas, no vaya a ser que tenga que disolver las Cortes aprisa y corriendo antes de 2027 ante la catarata de escńdalos que asedia al PSOE de los José Luis Ábalos, Santos Cerdán, Koldo García Izaguirre y quienes están todavía por aparecer, a tenor de las pesquisas realizadas por la UCO de la Guardia Civil
Pues muy bien, señor presidente, pero en la España en que vivíamos hasta hace no tanto tiempo la palabra de un presidente del Gobierno era ley y, si comparecía en La Moncloa de forma inusual un domingo por la tarde, despertándonos de la modorra de la sagrada siesta dominical, ni le cuento. Para lo que no estábamos preparados es para que su buena nueva durara 24 horas, solo algo más que un caramelo a la puerta de un colegio: lo que ha tardado la OTAN en replicarle que no es cierto eso de que gastaremos solo un 2,1% del PIB anual en Defensa -«ni más ni menos» (sic)- mientras los otros 31 miembros de la Alianza Atlántica se van a ver obligados a subir progresivamente hasta llegar a un 5% del PIB en 2035.
Todos tenemos ‘Estado del bienestar’
Al final ha resultado que el problema de traducción con la carta a Sánchez escrita en inglés por el secretario general de la OTAN no lo tenían ni ese Feijóo al que Sánchez dedicó un tuit mofándose, ni todos aquellos que pensamos inmediatamente el mismo domingo que algo no cuadraba; que en ninguno de los tres o cuatro párrafos de la carta original Mark Rutte autorizaba a España a saltarse a la torera la disciplina que se van a autoimponer todos los socios europeos; que también tienen un Estado de Bienestar que financiar a sus poblaciones.
La verdad es que olía todo a chamusquina desde el minuto uno porque, verán, sin ser un Henry Kissinger de la geoestrategia, quien más quien menos ha asistido a una de esas Juntas de vecinos en la cual el del quinto, que remolonea en el pago de recibos -España lleva décadas a la cola del gasto en Defensa-, asiste en silencio al devenir asambleario de la comunidad sin armar ruido mientras el resto le mira de reojo o directamente le huye la mirada para tener la fiesta en paz.
Lo que se sale del guión es que dos días antes de esta Junta de vecinos que es la Asamblea anual de la OTAN los morosos del ‘quinto’ de este portal llamado Europa anunciemos muy flamencos que, lejos de un cambio de actitud para abonar lo que debemos, vamos a pagar menos de la mitad de la derrama destinada a cubrir el gasto extra en ascensores (armas)
Lo que se sale del guión es que dos días antes de esta Junta de vecinos que es la Asamblea anual de la OTAN -comenzó ayer en La Haya- los morosos del quinto de este portal llamado Europa anunciemos muy flamencos que, lejos de un cambio de actitud para abonar lo que debemos, pagaremos menos de la mitad de la derrama destinada a cubrir el gasto extra en ascensores (armas)… No hay que ser un lince para sospechar que el resto de los vecinos, empezando por Polonia y los Estados Bálticos amenazados por Rusia, se iban a echar encima del presidente (Rutte) antes del inicio de la Junta, en contra de semejante agravio comparativo.
Semejante ridículo presidencial en vísperas de la cumbre de jefes de Estado y de Gobierno en La Haya (Holanda) es revelador del estado de necesidad política en que se encuentra un Pedro Sánchez asediado por los escándalos de corrupciòn en el PSOE. Haremos mucha broma del traductor pero, en realidad, lo que mas necesita el,presidente, me temo, es un psicólogo que ponga en orden sus ideas y sus emociones; no esos palmeros que le rodean en La Moncloa y que, de forma temeraria, seguro que le dijeron el domingo: «¡¡Sal, presidente, que tenemos que recuperar la iniciativa!!»… Se va a enterar el Donald Trump ese