
Salimos a un bombazo informativo por día. Idígoras y Pachi lo resumían bien en El Mundo. El bustoparlante de la tele anuncia: “Tenemos una noticia de última hora…” mientras toda la familia se parapeta detrás del sofá y debajo de la mesa camilla. La gran noticia de ayer fue el auto del juez Peinado pidiendo al Tribunal Supremo que investigue al pollo Calimero del Gobierno, Félix Bolaños por los delitos de falso testimonio y malversación. El primero por no haber dicho la verdad al juez cuando le tomó declaración en La Moncloa el 16 de abril pasado. El segundo por malversación, debido a su papel en la contratación de Cristina Álvarez que desempeñó tareas privadas para Bego Fundraiser al margen de los actos protocolarios que le pudieran corresponder en tanto que mujer del presidente.
Hoy toca aplaudir la capacidad premonitoria de Cayetana Álvarez de Toledo, porque los miércoles es cuando ella le zurra la badana a modo a este chisgarabís que ejerce tres ministerios y todos igual de mal. Hoy lee va a hacer una pregunta oral que tiene registrada desde el jueves pasado y que dice textualmente: “Señor Bolaños, ¿cuál es su balance terminal como ministro?” Terminal, qué calificativo más exacto.
No fue la única intuición de Cayetana. El 19 de marzo interpeló a Bolaños para recordarle que tenía una cita con el juez Peinado el 16 de abril para declarar como testigo y que en tanto que testigo estaba obligado a decir la verdad: “Tenga cuidado con no incurrir en falso testimonio”, le advirtió y al juez le ha dado por considerar que sí incurrió en falso testimonio en el asunto de la asesora Cristina Álvarez, que actuaba para los asuntos privados de Bego Pillafondos, al margen de cualquier acto público o protocolario que pudiera tener por su condición de esposa del presidente del Gobierno. Todo ello percibiendo retribuciones con cargo al patrimonio público”.
Al final los extremeños se tocan, decía Pedro Muñoz Seca en una comedia estrenada hacia la mitad de los años 20. Voy a poner un ejemplo: Iñaki López, un suponer, que dejaba en su cuenta de X la siguiente consideración: “Cuando entre los insultos que me lanzan desde un coche (siempre andan con prisa) incluyen el gentilicio ‘vasco’, me pregunto qué país les gustaría tener. Intuyo que (uno) sin más opinión que la suya. Pero ¿acaso mutilado?” Evidentemente, quien use un gentilicio como insulto es un majadero. En éste, vasco. En la jerga de los vascos nacionalistas a los que Iñaki López se siente mucho más cercano, español. He aquí el gran problema gramatical de los nacionalistas: creen que los adjetivos gentilicios son en realidad calificativos: vasco, catalán, bueno; español, malo.
Hoy tenemos una coincidencia básica en los titulares que todos los periódicos dedican a la visión del Financial Times sobre Pedro Sánchez: El financial Times acusa de Sánchez de «torpedear la unidad de la OTAN» para reivindicarse n plena «ola de corrupción». Hay que estar atentos a la cumbre anual de la OTAN que se celebra en La Haya para admirar a a nuestro presidente cuando le cante las cuarenta a a Mark Rute y le recalque que solo piensa pagar el 2,1% del PIB en gasto militar.
¡Y ni una décima más! Y ya de paso que le reenvíe la carta que ya remitió a Núñez Feijóo con una advertencia equivalente: «Toma, Mark. Que alguien te la traduzca, a ver si eso aclara tus dudas».
La eurodiputada de Podemos a la que tú llamaste analfabeta funcional, Irene Montero, ha lamentado este domingo que el Gobierno de España no haya condenado el ataque de Estados Unidos en la madrugada de este domingo a Irán, sino que se ha limitado a pedir desescalada y contención «al país agredido». “Si Estados Unidos puede atacar «ilegalmente» a Irán, es porque cuenta con Europa «como aliada en esa agresión», ya que no condena esta agresión «contraria al derecho internacional» y que se trata de una acción que solamente acerca «peligrosamente» al mundo a una gran escalada y a la «tercera guerra mundial». LO que acerca a l mundo a la tercera guerra mundial es que una República islamista, teocrática pueda hacerse con armas nucleares. Por eso, era inobjetable el título del artículo de Ramón Pérez Maura en El Debate’: “Menos mal que nos quedan Israel y EEUU.”
Salvador Méndez era un sintecho que llevaba dos años pernoctando en el Aeropuerto de Barajas y que fue noticia por haber encontrado trabajo mediante una oferta de un hostelero asturiano, dueño de un hotel llamado La Molinuca. Fue un final feliz pero muy efímero. A los 15 días Salva ha renunciado a su trabajo, que consistía en hacer habitaciones: “Era muy duro para mí, no era lo mío”.
Salva Méndez estuvo 15 días en La Molinuca, pero el empresario, Fernando Fernández, solo lo llamó tres días para trabajar. Los dos primeros días llegó tarde y el tercero no apareció hasta la hora de comer. «Cuando le preguntamos, dijo que se había tomado el día ‘de asuntos propios’, comentaron sus compañeros de trabajo. Así está el tema.