Gregorio Morán-Vozpópuli
- Lo trascendente es el apoyo de grupos políticos, cada vez más inclinados a devenir en tribus
No tengo nada claro cuando empezó. No nos dimos cuenta y un día resultó que la realidad estaba tan por encima de nuestras posibilidades de entenderla que hubimos de conformarnos por designarla con el dedo. Las palabras sobraban. El domingo, sin ir más lejos, todas las fuerzas de la autodenominada progresía antisistema se manifestaban en Madrid bajo el simpático lema “Hay que proteger al lobo”. Ocuparon la mañana. Ya en la tarde dominical tuvo lugar una escena surrealista de Estado -algo insólito incluso en España-. El presidente del Gobierno aparecía en la televisión para dar una rueda de prensa ante los periodistas y el mundo mundial informando que el presupuesto de Defensa se incrementaría en un 2,1% con el beneplácito de Max Rutte. No había en la sala ni un solo periodista, ni siquiera los funcionarios de Moncloa. El Unico y las cámaras, aunque hacía como que se dirigía a unos supuestos oyentes inexistentes que se quedaron sin la posibilidad de hacerle una pregunta acorde con el relato. ¿A qué se debía ese “coma 1”, tan singular como un macguffin de Alfred Hitchkock?
Mi imaginación no da para tanto. De verdad ocurrió. 170 organizaciones se sumaron a la convocatoria para “hacer oír la voz -y el aullido- del lobo en cada rincón de España” (sic), con el respaldo de Sumar, Izquierda Unida y Podemos, bajo el lema “Lobo vivo y protegido”. En la teórica de la manifestación se consigna que se trata de “un animal incomprendido” ante el que tenemos que aprender a convivir. Tendríamos que echar mano de nuestra tradición humorística; uno de los semanarios más agudos del tardofranquismo se llamó “Hermano Lobo”, imitación española de Charly Hebdo, donde dominaron brillantes colaboradores: Chumy Chumez, Jaume Perich, Gila, Quino, Vázquez Montalbán y Manolo Vicent, y un inmenso El Roto, que aún firmaba Ops. La revista no sobrevivió a Carlos Arias Navarro y a una España más acojonada que risueña.
Aquellos Hermanos Lobos mordían y aullaban; no estaban por la labor de calmar a la fiera. Ahora toca hacer números. Si cada una de esas 170 organizaciones “de la sociedad civil” -cuyos nombres omito porque correría el riesgo de favorecer la hilaridad y el acoso social- están formadas por un mínimo de diez miembros y “miembras” -el neologismo es obligado-, y puesto que se trata de “entidades sin ánimo de lucro” -en las que siempre hay al menos uno lucrándose- cabe preguntarse cómo es posible subsistir ante las esclavitudes del mercado global, aunque sea en su variante animalista. No podrían mantenerse sin financiación pública. Lo trascendente es el apoyo de grupos políticos, cada vez más inclinados a devenir en tribus, que se cuidarán muy mucho de aparecer ante un hipotético electorado ganadero o sencillamente realista con la enseña de “lobos vivos y protegidos” por el Estado. No estamos ante una ocurrencia; es una categoría.
Lo inquietante es la duplicidad de lenguaje para cubrir la inanidad política de las sectas urbanas empoderadas. Convivir con el lobo en la naturaleza es tarea de especialistas curtidos; alimentar a la bestia para que se mantenga el desequilibrio entre lo que proclamas y la realidad, ahora se llama “postureo”. Pocas afirmaciones tan delatoras como escuchar a Yolanda Díaz exclamar compungida “Yo soy una persona muy ética”. No sólo es vulgar hasta el límite de la tontuna, además no quiere decir nada. Hay gente muy fea, muy guapa, muy inteligente o muy tonta, pero “muy ética” es imposible. Sólo tipos como Ábalos, o Koldo, o Cerdán, serían capaces de definirse a sí mismos como “individuos muy morales”. Son los demás los que te retratan, bien o mal; hacerlo en primera persona es delator.
Móntame una rueda de prensa sin prensa, para dar un discurso que nadie espera y decir una falsedad manifiesta, con la convicción de quien se felicita a sí mismo. Eso lo puede hacer el ‘Puto Amo’ cuando ya sólo cabe el gesto postrero. Ocultar su soledad frente a unas cámaras compradas. La OTAN ha de rendirse a la evidencia de que depende de un extorsionador, una especie de cobrador del frac con capacidad para retar y provocar. Donald Trump ha introducido en la política unos modos que antes se manejaban de manera más opaca. No es nada nuevo, sin embargo el estilo, por llamarlo de alguna manera, sí lo es. ¿No habían convenido todos en que cualquier individuo podía llegar a presidente de los Estados Unidos? Pues ya lo ven, un analfabeto grosero y corrupto, por demás delincuente probado, es el hombre más poderoso del mundo. Y no se corta, lo tiene a gala.
Sobreviviremos a Trump aunque nadie pueda intuir de qué modo. Lo nuevo no es él; ese tipo de tramposos arrogantes siempre han rondado en la política a partir de los negocios.
En España sufrimos casos sonados: Ruiz Mateos, Gil y Gil, Mario Conde. Lo novedoso es que ahora a mucha gente le gusta, incluso se sienten identificados con esas maneras que siempre soñaron adoptar y que ahora las ven encarnadas en ellos. La naturalidad del golfo. Es una época de chulos satisfechos, que además nos gobiernan gracias a que los votan muchos, o al menos los suficientes para ser avalados por las urnas. Los liderazgos no han cambiado demasiado de ayer a hoy; la sociedad, eso que llamábamos sociedad civil, sí que se ha cuarteado. Si no lo entendiéramos no llegaríamos a captar que unos pijeras sobrevenidos se manifestaran por “la convivencia social” con los lobos, ante una ciudadanía crispada que no sabe si reírse o llorar de pasmo, y a la que cuidamos para que no sobrevaloren la hazaña.
Nadie hubiera pronosticado que Donald Trump, el improvisador temperamental, el desvergonzado ‘Amo de todos los Putos Amos’, acabaría siendo el socorrista que Pedro Sánchez necesitaba para hacerle un “boca a boca”. Por supuesto que el gobierno español firmará el acuerdo del 3,5%…pero la fecha límite está en 2029 y de lo que se trata es de resistir hasta 2027; el que venga detrás que arree.
El Gran Trilero del mundo va a poner una timba en la que nuestro Trilero local tratará de distraer con la bolita inesperada. Un Pedro Sánchez patriota y defensor del estado de bienestar, que da brazadas para sobrevivir a la Banda de los Cuatro. Todos los cómplices están en el secreto. Para calmar a las bestias hay que hacer como si no te enteras; si han de devorarte que sea lentamente. Siempre cabe la posibilidad de intentar un triple salto mortal. ¡Tezanos, esfuérzate! La luz artificial también sirve para iluminar los tiempos oscuros.