Gabriel Sanz-Actualidad
- El presidente avisó a Feijóo que los dos años que restan de legislatura se le harían largos pero, tras el encarcelamiento de Cerdán, igual sucede lo contrario
En sus últimos enfrentamientos con el líder de la oposición, Pedro Sánchez ha solido advertir a Alberto Núñez Feijóo que los dos años de legislatura restantes «se le van a hacer muy largos», pero esto no está tan claro; es más, juraría que va a suceder lo contrario, que dos años de travesía hasta las urnas puede convertirse para los socialistas en tal Vía Crucis político y social -no hay más que ver los insultos en los estadios durante los conciertos- que ya solo Sánchez es capaz de acortarlo por el bien del país y del PSOE futuro convocando a las urnas este otoño, primavera lo más tardar.
Simular que gobiernas sin gobernar porque, en la práctica, tus socios lo hacen imposible, es lo más parecido a la escena de la familia del moribundo del chiste: que ni se muere padre ni cenamos. Y, aunque el presidente del Gobierno se resista a creerlo, sin duda narcotizado por esos barómetros del CIS de José Félix Tezanos, su numantinismo empieza a entrar en el territorio de la sinrazón a ojos de muchos españoles, no sólo Felipe González, Alfonso Guerra o Emiliano García-Page, por decir solo tres que comparten con él militancia, no así amistad.
Lo dejó claro Guerra en una reciente entrevista: «La militancia debe elegir entre salvar a Pedro Sánchez o al PSOE». El solo enunciado de la disyuntiva realizada por alguien que no conoce ese partido como pocos, no en vano fue su vicesecretario general durante décadas, debería encender las alarmas del presidente y a las decenas de asesores a su disposición… Fallecer (políticamente) van a fallecer igual, pero nunca es lo mismo morir que perder la vida, que diría un castizo.
El ex canciller Olaf Schölz, en una tesitura infinitamente menos grave que la que atenaza hoy a Pedro Sánchez, convocó a las urnas a todos los germanos solo porque le tumbaron el presupuesto. La ultraderecha de AfD quedó segunda en los comicios de febrero, pero a Schölz ni se ocurrió silenciar la voz de sus conciudadanos porque existíera ese riesgo
El inquilino de La Moncloa debería haberse preguntado hace ya meses, cuando los escándalos no estaban en las portadas de los periódicos, qué tipo de legislatura es ésta en la cual no ha sido capaz de sacar adelante siquiera un presupuesto anual en tres años, y no tiene visos de que la cosa vaya a cambiar en 2026. El ex canciller alemán socialdemócrata, Olaf Schölz, en una tesitura infinitamente menos grave que la que atenaza hoy a su homólogo español, convocó a las urnas a todos los germanos solo porque le tumbaron el presupuesto. Y en Alemania la ultraderecha quedó segunda en los comicios de febrero, pero a Schölz ni se le ocurrió silenciar la voz de sus conciudadanos porque existíera ese riesgo.
En España, recuerdo, la tesitura es infinitamente peor: A la parálisis legislativa y presupuestaria se ha unido que un juez acaba de enviar a la cárcel a la mano derecha de nuestro primer ministro. El encarcelamiento provisional por corrupción del que ha sido su hombre fuerte en el PSOE, Santos Cerdán, y el procesamiento por lo mismo de su antecesor, el todopoderoso José Luis Ábalos, y del asesor áulico de ambos, Koldo García Izaguirre, permite augurar que para el presidente del Gobierno aplicar su mítico Manual de Resistencia no es una opción porque ya todo es susceptible de empeorar.
Políticamente no tengo duda de que el caso va a permear a otras instancias del PSOE -el juez lo deja entrever en el auto de encarcelamiento de Cerdán- y, vista la velocidad y el cariz que están tomando los acontecimientos en las últimas horas, con un Ábalos confesando que fue el propio Sánchez quien le reveló que la UCO de la Guardia Civil estaba investigando a Koldo, veremos si la instrucción no acaba con el procesamiento del mismísimo jefe del Ejecutivo.
¿No resulta más razonable que Sánchez convoque a las urnas para que el Estado y el nuevo Gobierno queden fuera de las cuitas judiciales que va a tener que afrontar el PSOE? ¿Por qué está especie de secuestro de la voluntad ciudadana, solo porque existe la posibilidad de que gobiernen PP y Vox? ¿Y? ¿Alguien en su sano juicio cree que esto no va a seguir así dentro de dos años?
¿Alguien se lo imagina? ¿Alguien se imagina al Tribunal Supremo pidiendo al Congreso un suplicatorio contra el presidente del Gobierno en ejercicio? ¿No resultaría más razonable que Sánchez nos convocara a las urnas para que nazca un nuevo gobierno con nuevos bríos, y que el Estado y el Gobierno quede fuera de las cuitas judiciales que va a tener que afrontar el PSOE en el Tribunal Supremo? ¿Por qué está especie de secuestro de la voluntad ciudadana, solo porque existe la posibilidad real de que gobiernen PP y Vox? ¿Y? ¿Alguien en su sano juicio cree que esto no va a seguir siendo así dentro de dos años?
Entiendo las caras de pánico que luce en estos días la cúpula socialista, particularmente Sánchez, asediada por un alud de preguntas sin respuesta que bien podrían resumirse en dos principales: ¿Conocía el presidente la existencia de la «organización criminal» (sic) de unos secretarios de organización que han venido operando -por delegación suya- en el partido durante los últimos ocho años y ahora investiga el magistrado del Tribunal Supremo Leopoldo Puente?
Vamos a suponer que no conocía las andanzas corruptas del trío de la bencina, que ni en el épico Peugeot en el que recorrió España con ellos para ganar las primarias del PSOE por dos veces (2014 y 2017) ninguno diera muestras de su catadura moral -que ya es mucho suponer-, ¿Qué responsabilidad política está dispuesto a aplicarse en primera persona Pedro Sánchez tras haber llegado al poder a lomos de aquella «decencia» (sic) de la que habló Ábalos en la moción de censura contra Mariano Rajoy?
Sánchez mo puede limitarse a anunciar este sábado en el Comité Federal del PSOE que Montse Minguez (PSC) o quien sea ocupará la vacante dejada a la fuerza por un Cerdán que ya duerme en la cárcel de Soto Del Real; y que va a endurecer la legislación para que los corruptores -las empresas- también paguen el pago. ¡Solo faltaba!
Eso es lo que está obligado a responder el secretario general del PSOE este sábado 5 de julio ante los aproximadamente doscientos miembros del Comité Federal, máximo órgano entre congresos. No puede limitarse a anunciarnos que Montse Minguez (PSC) o quien sea va a ocupar la vacante dejada a la fuerza por un Cerdán que ya duerme en la cárcel de Soto Del Real; y que va a endurecer la legislación para que los corruptores -las empresas- también paguen el pago. ¡Solo faltaba!
¿Cree el señor presidente que, después de todo lo que está pasando, su legitimidad de ejercicio del poder -no la de investidura de hace dos años- sigue intacta? ¿Cómo va a asegurar la estabilidad de su gobierno durante los próximos dos años? ¿Va a efectuar en septiembre un último intento de sacar adelante un presupuesto, si o no? Y, si no lo logra, ¿Adelantará las elecciones generales a la primavera de 2026 para devolver la palabra a su pueblo, diga lo que diga éste?
Los españoles esperan respuestas