Miguel Ángel Aguilar-Vozpópuli
- Los intentos de resistir en La Moncloa, lejos de proporcionarle alivio o defensa, agravan más cada día su situación
El auto que dispone el ingreso en prisión preventiva de Santos Cerdán, Secretario de Organización del PSOE, dictado el lunes 30 de junio por el Juez del Supremo Leopoldo Puente, que le había citado a declarar, le acusa de cohecho y tráfico de influencias, calcula que recibió más de cinco millones en mordidas, apunta a más beneficiarios y sostiene que el exdirigente se encargaba de realizar los cobros de las mordidas a las empresas que mediante esos pagos buscaban las adjudicaciones de obras públicas. Las primeras imágenes mostraban a Santos Cerdán apeándose junto a su letrado, que portaba una mochila, de un taxi que se detuvo en la calle Marqués de la Ensenada ante la puerta de acceso al Tribunal, rodeada de una nube de periodistas de la pluma, del micrófono y de la cámara, a duras penas contenidos tras unas vallas metálicas que los policías adyacentes se esforzaban por hacer respetar.
Los periodistas se veían solicitados para entrar una y otra vez en directo en los programas informativos y en los magazines diversos que allí les habían destacado. Pero se observaba que, carentes de cualquier detalle que aportar en torno a las diligencias que se estaban cumpliendo de puertas adentro, estaban limitados a reiterar especulaciones imaginarias en torno a las probabilidades de que Santos Cerdán saliera a la calle por su propio pie y se aprestara a cumplir el compromiso de responder a las preguntas que ya estaban afilando o que lo hiciera sobre ruedas a bordo del vehículo dispuesto que hubiere de llevarle a la prisión que se le adjudicara. La incertidumbre concluyó cuando aparecieron las imágenes que daban continuidad a la narración visual, que fueron las de un automóvil en el que se adivinaba que pudiera viajar Santos Cerdán.
El furgón en Soto del Real
Enseguida se supo además que el Juez Leopoldo Puente, atendiendo la petición del Jefe de la Fiscalía Especial contra la Corrupción y la Criminalidad Organizada, Alejandro Luzón Cánovas, había dispuesto el ingreso en prisión de Santos Cerdán, considerando la gravedad de los delitos de cohecho, tráfico de influencias y pertenencia a organización criminal que se le imputaban y habida cuenta de la existencia de “un riesgo cierto” de que si siguiera en libertad pudiera ocultar, destruir o alterar pruebas relevantes. La imagen de la entrada del furgón de la Guardia Civil con Santos Cerdán a bordo en la prisión de Soto del Real fue de esas que valen más de mil palabras y su transmisión instantánea, a la velocidad de la luz, hizo que pudiera captarse en Sevilla y oscurecer un ambiente que llevaba preparándose durante meses ad maiorem Petrus gloriam.
Ver al presidente del Gobierno y secretario general del PSOE detrás de un atril teniendo que responder a una sola y pertinaz pregunta referida a Santos Cerdán, confirmaba que los intentos de resistir en La Moncloa lejos de proporcionarle alivio o defensa agravan más cada día su situación. Téngase en cuenta, además, la nueva versión del principio de Arquímedes, según la cual todo personaje recluido en una prisión, experimenta una activación de su memoria igual al peso de las expectativas de permanecer enjaulado. Atentos.