Juanjo Sánchez Arreseigor-El Correo

  • En vez de hacer como los demás, que ha sido firmar un 5% de gasto militar sin intención de cumplirlo, el presidente del Gobierno ha desafiado al líder de EE UU

Alguna vez es buena idea convertirte deliberadamente en la diana de un loco? Yo tengo claro que no, mas el presidente Pedro Sanchez discrepa.

En vez de hacer como todos los demás, que ha sido firmar sin intención de cumplir -incluidos los propios EE UU, que tampoco llegan al 5% ni van a llegar- Sánchez ha decidido desafiar a Donald Trump, voceando que no tiene la más mínima intención de elevar su gasto de defensa al 5%. Sin embargo, el presidente del Gobierno añade confusión al haber firmado el mismo compromiso del 5% que han suscrito todos los demás. Los políticos suelen mentir -es una herramienta básica en su oficio-, pero pocos son capaces de mentir bidireccionalmente como Sánchez acaba de hacer. Hace tiempo que se acumulan las evidencias de que la mente de Trump está dañada, pero eso le vuelve mucho más peligroso. Es cierto que es una persona voluble, inconstante, pero suele ser extremadamente fiel a sus rencores. Por obra de Sanchez, España va a vivir en perpetuo sobresalto mientras Trump viva.

Sanchez ha sido víctima voluntaria de la geopolítica del sonajero: hay una acción -el bebé agita el sonajero- y se produce una reacción -el sonajero suena-. El bebé aprende a interactuar con su entorno, adquiere incluso una ilusión de control sobre su entorno. Eso es mucho más placentero que el sonido en sí. Ahora el bebé es un adulto ya canoso, pero emocionalmente inmaduro, ególatra y deshonesto, que percibe al mundo como su juguetería particular, repleta de lindos sonajeros: el sonajero panameño, el ucraniano, el canadiense, el groenlandés…

Si yo hubiera tenido la oportunidad de asesorar a Sanchez o a cualquier otro líder mundial, le habría explicado esta geopolítica del sonajero y le habría preguntado: Usted es un hombre poderoso, gobernante de tierras y ejércitos. ¿Es usted un sonajero? ¿No? Pues en tal caso, cuando Trump lo agite como una maraca, lo primero de todo es no sonar. No sea adulador como Rutte, porque Trump, aunque se recrea en los halagos, desprecia a los lameculos, pero tampoco le desafíe porque eso sería como poner un trapo rojo delante de un toro. La estrategia más acertada es mantenerte firme sin levantar la voz.

El error capital de Sanchez es olvidar que el incremento en el gasto de Defensa no es el resultado de un capricho de Trump, sino una necesidad imperiosa para colocar a toda Europa en situación de defensa, no contra terceros sin la ayuda de EE UU, sino contra EE UU después de Trump. El emperador loco es un bocazas. Codicia Groenlandia, pero es demasiado tacaño y demasiado holgazán como para tomarse la molestia de conquistarla realmente. Espera que si grita lo suficiente, los daneses se asustarán y le regalaran la isla. Lo mismo con Panamá y otros asuntos mundiales.

El verdadero problema es que Trump, aunque aspire a usurpar un tercer mandato y eternizarse de por vida en la presidencia, acaba de cumplir 79 años. No tenemos ninguna garantía de que llegue vivo al final de su actual mandato. Pero si pisotea las leyes para presentarse a un tercer mandato, Estados Unidos se habrá convertido en una dictadura de facto, y detrás de Trump hay lobos hambrientos como el vicepresidente Vance o Peter Thiel, entre otros muchos, quienes son más racionales que su emperador loco, pero también mucho más despiadados y agresivos. A Trump, pese a toda su agresividad verbal, no le gusta el olor de la pólvora; a ellos, sí.

La política exterior de Putin justifica que las naciones europeas incrementen su gasto militar hasta el 2% tantas veces prometido y nunca cumplido, pero la Rusia castrada por el pésimo (des)gobierno de Putin es militarmente débil. Por eso un país como Ucrania, muy inferior en territorio, población y recursos, es capaz de pelear contra ellos de igual a igual. Si los europeos reforzamos nuestra capacidad industrial y coordinamos nuestras fuerzas, los ejércitos rusos serian barridos de todas sus conquistas, incluida Crimea. ¿Pero que sucede si Vance llega a presidente imperial como heredero de un ilegal tercer mandato de Trump, y decide que Putin es un modelo a seguir y que el mundo entero es una Ucrania más grande? Pues que tendríamos que elevar nuestro gasto militar muy por encima del 5% para no vernos avasallados y humillados.

Sanchez alega que el gasto exigido es tan grande que obligaría a reducir el gasto en servicios sociales, pero omite que ese gasto no tiene que realizarse de golpe sino a lo largo de diez años, y que en realidad lo firmado en la cumbre de la OTAN no es mas que una declaración de intenciones, con una fecha límite muy superior a la esperanza de vida de Trump.

Por desgracia o quizás por suerte, Trump no se ha muerto todavía y tiene muchas formas de darle de patadas a Sanchez en nuestro trasero.