Juan Carlos Viloria-El Correo
- Las aficiones confunden el sentido de pertenencia con el sentido de la propiedad de los futbolistas
Aunque los estadios están vacíos hasta que empiece la próxima Liga, las pasiones en el mundo del fútbol no descansan y han coincidido dos casos, en el Athletic y en el Español, Nico Williams y Joan García, que han desatado la furia de sectores de los aficionados de ambos clubs que se sienten traicionados por la marcha de ambos jugadores al Barça. La cuestión es que, en los dos casos, los forofos que durante la temporada aclamaron y casi glorificaron al pequeño de los Williams y al portero de Sallent de Llobregat, se tornaron agresivos en cuanto se filtró la posibilidad de que aceptaran una oferta irresistible del todopoderoso Barcelona F.C.
El portero del Español Joan García, ha sufrido una vergonzosa campaña en redes sociales y en las paredes de su pueblo natal llegando, incluso, a recibir amenazas preocupantes. Los insultos y advertencias ha rozado el delito de odio. En el caso del pequeño de los Williams, todavía pendiente del desenlace de su traspaso al Barcelona, se han producido actos vandálicos en el mural de homenaje a los campeones de la Copa del Rey del pasado año que se exhibe en Baracaldo. Las frases y tachones en pintura roja denotan el origen de la furia de que es objeto del jugador: «Vete o quédate, el respeto lo has perdido» Y otro grafitti remataba: «rata de mierda» .
Los insultos como, mercenario, rata o traidor, coinciden en los dos casos, poniendo en evidencia, el problema originario del conflicto entre parte de la afición y los jugadores. Es decir, la confusión entre el sentido de pertenencia y el sentido de propiedad. Las ratas son las que abandonan el barco y los mercenarios son los que se venden por dinero. Porque el forofo, aunque no solo, porque el malestar se extiende a niveles de dirección de los clubes o reporteros de camiseta y escudo, considera que existe una equivalencia entre el amor a los colores, el agradecimiento al club que les ha formado, al público que les ha jaleado o, incluso, cuando la afición les ha perdonado los errores, con un sentido patrimonial de propiedad sobre el futuro profesional del deportista.
Ni Joan García, ni Nico Williams han renunciado a su amor a los colores del Español FC o el Athletic, y es seguro que mantendrán, de por vida, su identificación y amor al origen de su carrera. Pero pretender que ese sentido de pertenencia les obligue a dejar en manos de la afición, o la directiva, las decisiones sobre su futuro profesional es una especie de despotismo identitario. Sectores de la afición y las directivas, se creen con derecho a condicionar si el jugador puede, o no fichar por el Barça, en razón a las discrepancias entre las sociedades deportivas. El ex-seleccionador Javier Clemente ha puesto sentido común a la controversia: «El fútbol va más allá del romanticismo». Amén.