Manuel Marín-Vozpópuli
- Nadie podrá creerlas si a la vez no chillan con voz alta y limpia que el PSOE les debe algo, que ya está bien, que se ha protegido a puteros sin vergüenza
¿Dónde están las mujeres del PSOE? La pregunta no es retórica. Al revés, es procedente visto lo visto. En los últimos días han amagado con un enfado de época y con montar a Pedro Sánchez un simulacro organizado de exaltación de la dignidad en el Comité Federal del sábado. Algo ebullía. Pero nada. Batiburrillo y cambalache. Sánchez quiso calmar los ánimos el viernes montándose una mini sesión improvisada de terapia responsable en la que sólo habló él, y ellas, las gurús socialistas de Igualdad de toda España, se convirtieron en oyentes pasivas. Sánchez estuvo compungido y tal. Ellas, molestas pero comprensivas con el jefe. Fue solo un teatrillo para apaciguar ánimos y que el Comité Federal del sábado saliese pacífico, no fuese a ser que las mujeres del PSOE estallasen hartas de tanto encubrimiento ‘prostibuyente’.
Si el sanchismo no considera a las mujeres mera cuota ornamental, está muy cerca. Sánchez las exhibe como esos frágiles jarrones a los que de vez en cuando se saca brillo y se presume de ellos en la vitrina del salón. Pero poco más. Las mujeres del sanchismo son solo una clá. Ya se les pasará. Por eso la pregunta sigue en pie, ¿dónde están las mujeres del PSOE? Esas que votaron la ‘ley del sí es sí’ creyendo que hacían algo óptimo y que después permitieron la excarcelación de violadores sin pedir perdón por ello. ¿Dónde están las que votaron que había que exportar a Europa una ley innovadora, modélica y ejemplar contra la hipersexualidad machista que provocaba agresiones sexuales, para después tener que tragar con rebajas sustanciales de pena a los agresores? Callaron entonces, supongo que avergonzadas, y callan ahora, supongo que escandalizadas. Silencio.
¿Dónde están las pájaras con el uniforme como pijama o aquellas del feminismo ‘clásico’? O esas otras de “¿el feminismo es de todas? No bonita, nos lo hemos currado en la genealogía del pensamiento socialista”. O las que aplaudían a rabiar a Ábalos cuando, poniendo ojitos, decía eso de “soy feminista porque soy socialista”. Apropiarse de una idea y de una lucha justa tiene ahora un punto de incoherencia y de desprecio a la historia. Gritar en la reivindicación feminista para callar en el escándalo del puterío y no incomodar a Sánchez es un ejercicio de hipocresía en el que ninguna mujer socialista alza la voz política. Sí, alzan la voz humana de la ética y la decencia y gritan que todo es asqueroso. Pero no alzan la voz política, la que importa. Ninguna se rebela contra el cascarón hueco en que el PSOE de Sánchez ha convertido su farsa sobre la mujer.
Todo este gineceo de indignadas es un simple escaparate de señoras bienqueda bajo una narrativa cínica: me opongo tanto, me da tanto asco, me quedo tan sorprendida y estoy tan en shock, que expreso mi desprecio mientras a la vez justifico que el PSOE siga adelante con la comedia. El PSOE solo simula un ‘mea culpa’ sin contenido y una mueca de repugnancia y aversión. Pero no ataca el fondo de la cuestión porque, como ocurría en el núcleo duro del antiguo Podemos, donde lo que ocurría era de sobra conocido, todos callaban, y callaban, y callaban.
Si la solución es que la Comisión Ética del PSOE expulse sin miramientos a militantes puteros reconocidos y así tranquilizan la conciencia, pues vale. Pero que no presuman de liderar la lucha por la igualdad y las mujeres. Que no nos hablen de protección, de machismos dominantes, ni de leyes anti-prostitución que no se aprueban. Que no nos salven más con la superioridad moral. Si las mujeres socialistas invocan el feminismo sin ejercerlo, sin asumir como autocrítica que este es el sistema sucio que han consentido bajo el paraguas de una mentira, se están traicionando a sí mismas. ¿Dónde están las mujeres del PSOE? Esto es lo que suele ocurrir cuando la pulsión de poder es más potente que la dignidad de defender con valentía un principio noble en el que realmente creen. Pero ahí radica el riesgo, en la falta de valentía. Nadie podrá creer nada si solo alzan una vocecita tenue y un asomo de enojo con el que no poner en peligro escaños o concejalías. Nadie podrá creerlas si a la vez no chillan con voz alta y limpia que el PSOE les debe algo, que ya está bien, que se ha protegido, amparado y silenciado a puteros sin vergüenza.
El PSOE ha fallado y no basta con pedir perdón. La ‘culpa in vigilando’ no afecta solo a las mordidas y los cohechos. También a las prostitutas pagadas con dinero público y enchufadas en empleos ficticios. Vale que algunas griten que son “perras del sanchismo” a cambio de una vicepresidencia europea. Pero que no nos hagan creer que no sabían nada. Vale que se pongan beatas y plañideras. Pero que no nos vengan con que los tito-bernis en calzoncillos, los picaderos de pandemia, o las misses en lencería son un descubrimiento sobrevenido. ¿España es un país en el que nadie se enteraba de nada? ¿Y las mujeres del PSOE, menos? No es creíble. Como no es comprensible este mutismo cómplice de años mientras inventaban una narrativa heroica sobre la mujer. No es comprensible que entre tanta luchadora por la dignidad se produzca esta falta de arrojo solo por mantenerse en la pomada del partido. Y como la Constitución no prohíbe la prostitución, viva la prostitución, que diría Pumpido.
Otras se jugaron el tipo. En la república, en la guerra, en la dictadura, en la Transición. Tenían un discurso, una estrategia a pecho descubierto, una reivindicación lógica, un auténtico concepto de la igualdad. Hoy las feministas son machistas que asumen y votan lo que les pongan por delante. ¿Ingenuas? Qué va. Sumisas de partido. Y nada hay peor en una mujer con ínfulas de rebeldía justificada que la sumisión política. Se les llena la boca con la mujer, y luego llegan los paradores, las chicas que se enrollan de puta madre, las colombianas, y el “Jose, quédate con las dos”. Entonces, la ‘omertá’ se impone en el Congreso, en una Ejecutiva, en un comité federal.
Todo es discursivo, sin más, y así es como este PSOE negocia el precio de la dignidad de la mujer. Porque practica el ‘mujerismo’, no el feminismo. En serio, ¿dónde están? ¿Ninguna se levanta de la mesa? ¿Ninguna se va de su escaño avergonzada, o se seguirán dejando utilizar como coartada para combatir la prostitución? Alzan el puño, canturrean la Internacional, y a seguir la lucha por la mujer con este feminismo simulado y recauchutado de bótox. ¿Dónde están las mujeres del PSOE, de UGT, o de Comisiones, que balbucean su indignación disimulando estar muy asqueadas, para seguir siendo luego costaleras de una ficción embustera? Calladas como puertas. Así, suaves, disciplinadas. Y más piadosas del sanchismo que libertarias convencidas.