Gorka Maneiro-Vozpópuli

  • La tonta más útil que hayamos conocido. O viceversa

Salvo Podemos, y con sus limitaciones, el resto de los grupos que sostienen al Gobierno de España se han convertido en cómplices de la corrupción económica que afecta al PSOE y al Gobierno de España, a la espera de sacar partido y obtener ventajas, bien sea a través de beneficios económicos o de réditos políticos, o de ambas cosas al mismo tiempo; y, entre todos ellos, destaca el Sumar de Yolanda Díaz o lo que queda del proyecto auspiciado por el PSOE para debilitar a Podemos y gobernar de ese modo con las manos libres, ya que forma parte del propio Gobierno y, por lo tanto, es corresponsable directo.

A preguntas de Carlos Alsina, Yolanda Díaz apenas pudo balbucear las razones que le hacen mantener su apoyo y complicidad con Sánchez; si habitualmente ya es un triunfo que consiga hilvanar y dar por terminada una frase con sujeto, verbo y predicado y que esta sea entendible por quienes la escuchan mientras se aguanta la risa el periodista que la interroga, en esta ocasión ha sido todavía más grave, puesto que ha servido, no ya para comentar torpemente la actualidad política como si fuera un niño con vocabulario apelmazado y tendente a cero, sino para tratar de justificar su apoyo al PSOE y explicar, al fin y al cabo, que la corrupción, si es de la izquierda o del proyecto político que ella sustenta, es aceptable.

O sea que, si son corruptos no lo son tanto o, más bien, que son corruptos pero son de los suyos. Lo de que mantiene su apoyo a Sánchez para que no llegue al poder la derecha es una excusa barata, en modo alguno justificable, puesto que en cualquier proyecto que se participe (sea de derechas, de izquierdas o mediopensionista), de lo primero que debería asegurarse uno es de que ese proyecto sea al menos decente y limpio, y este a todas luces no lo es en absoluto.

Perseverar en su empeño de justificar al PSOE de Ábalos o Cerdán, a los que eligió Sánchez y sobre los que erigió su proyecto, es formar parte, dar por bueno y justificar la corrupción que acorrala al PSOE

Porque, además, exigir la dimisión de Sánchez, que convoque elecciones o que se someta a una cuestión de confianza no es ahora mismo ni de derechas ni de izquierdas sino pura decencia política. Y podría servir, de paso, para regenerar al PSOE, si tal cosa es posible, lo que parece improbable, puesto que de cincuenta años de vida en democracia, el partido que fundó Pablo Iglesias ha sido dirigido por Felipe González durante veinticinco años, y otros tantos por Zapatero y Sánchez, los dos peores presidentes de la democracia, lo que no puede ya ser considerado una excepción sino la norma general y pura esencia socialista. Mucha causalidad para que sea un accidente.

Si Sumar fuera un proyecto regenerador y progresista echaría abajo el actual gobierno para, a continuación, pasar a la oposición y defender legítimamente sus ideas. O para tratar de articular una nueva alternativa con partidos limpios de polvo y paja y de corrupción política y económica, asumiendo los votos que les confieran las urnas. Es lo que habría hecho, por ejemplo, Julio Anguita, pero estas son palabras mayores para quien no distingue su mano derecha de su mano izquierda o no tiene otra pretensión que mantener sus ministerios y, en concreto, su maletín de ministra, que es lo que a ella verdaderamente le gusta y lo que a nosotros nos provoca vergüenza ajena.

Perseverar en su empeño de justificar al PSOE de Ábalos o Cerdán, a los que eligió Sánchez y sobre los que erigió su proyecto, es formar parte, dar por bueno y justificar la corrupción que acorrala al PSOE, por mucho que trate de justificar lo injustificable. Por su parte, el resto de cómplices sanchistas a lo máximo que han llegado es a acusarlo de inmovilismo y de no tomar medidas tajantes contra la corrupción, obviando que son ellos quienes lo permiten y gracias a los cuales permanece en la Moncloa. En el fondo, disimulan, ya que saben que, cuanto peor le vaya a España, mejor les irá a sus intereses.

Lo peor de todo

Ya sabemos que desde que se iniciara la primera legislatura de Sánchez hasta hoy día, el Gobierno de España, con el apoyo de sus socios, ha perpetrado distintos episodios de corrupción política: en particular, la peor de todas ellas, como es conceder una amnistía a la carta a los peores delincuentes que uno pueda imaginarse, o sea, a aquellos que quisieron romper la convivencia entre españoles; y, en general, conceder la gobernabilidad de España a quienes quieren destruirla. Y de todos ellos, el máximo responsable es Sánchez.Y, a continuación, los que lo mantienen en el Gobierno, con Yolanda Díaz a la cabeza, la tonta más útil que hayamos conocido. O viceversa.

Que ahora insistan en su apoyo al partido cuyos dos responsables de organización están involucrados en gravísimos casos de corrupción, aclara cualquier tipo de duda y muestra su apoyo expreso a quienes han metido la mano en la caja y quizás financiado ilegalmente a su partido. Por no hablar de sus primarias adulteradas, la imputación del fiscal general del Estado, los tejemanejes de la esposa del presidente y los beneficios obtenidos por su hermano por el hecho de serlo, entre otros muchos, por no hablar de su afán por controlar la Justicia o amedrentar al periodismo independiente, entre otras prácticas mafiosas. Y quien a corruptos defiende, en corrupto se convierte. Quizás salga algo relativamente bueno de todo este asunto: Sánchez ayudó a crear Sumar para usarlo como muletilla y para perjudicar a Podemos y quizás ahora Podemos sustituya a Sumar por haber sido su muletilla: ¡justicia poética!

Diez años como secretario general del PSOE y siete como presidente del Gobierno de España después, Sánchez se compromete, ahora, a acabar con la corrupción que él mismo, como poco, ha hecho posible

Mientras tanto, el PP ha celebrado este fin de semana su Convención Nacional a la espera, quizás, de que el PSOE caiga como fruta madura, ya que de momento no tiene los votos necesarios para presentar una moción de censura y ganarla. No ha habido sorpresas reseñables en el Congreso: Feijóo descarta gobernar en coalición con Vox y se compromete a no pactar «con este PSOE» y a no «someterse» a los nacionalistas, triada imprescindible para buscar los votos del centro y acercarse a la mayoría absoluta. Por su parte, el PSOE ha celebrado su Comité Federal, que ha servido para que los más brutos abucheen a Page por decir lo mínimo que debe decirse y para que todos sus lacayos ovacionen a Sánchez, que compareció, según dijo, con el corazón tocado pero sin rompérsele del todo.

Al parecer, que sus más fieles colaboradores hayan creado supuestamente una organización criminal para enriquecerse no lo atañe en absoluto. Y se compromete contra la corrupción y la regeneración democrática. Diez años como secretario general del PSOE y siete como presidente del Gobierno de España después, Sánchez se compromete, ahora, a acabar con la corrupción que él mismo, como poco, ha hecho posible. Y todo ello con mujeres florero de acompañamiento, apoteosis del machismo socialista. Hay que ser muy tonto para aplaudirle, pero es para los que han quedado los socialistas allí presentes

Así que sí, Yolanda y su proyecto Sumar, o lo que queda de él, es cómplice de corrupción. Y tanto de la una como de la otra: de la corrupción política y de la económica.