Gabriel Sanz-Vozpópuli

  • La gran paradoja de este PSOE es que muchos de los que aplaudieron a Sánchez en privado argumentan que “esto no aguanta”; es decir, están de acuerdo con Page

El reto más díficil para un periodista a la hora de cubrir cualquier acontecimiento político es transmitir al lector y al oyente el ambiente de lo que allí se habla y se discute; no sólo los discursos oficiales y las declaraciones –comillas decimos los informadores-, también los silencios, el lenguaje más o menos incisivo y hasta el no verbal de sus protagonistas; en definitiva, desbrozar el grano de la abundante paja que suele injndar la comunicación de lo público. Es tarea, sin duda, complicada porque esos mismos protagonistas, dirigentes con años de experiencia, mucha mili, son expertos en disimular su estado de ánimo en tiempos de zozobra, salvo que la procesión salga de dentro.

Y esto es, precisamente, lo que ocurrió este sábado en la reunión del Comité Federal del PSOE que algún malvado de los presentes rebatizó sobre la marcha -vía Whasapp- como «Comité funeral de cuerpo presente» (sic), visto el tiro en el pie que a punto estuvo de pegarse Pedro Sánchez con el intento abortado in extremis de nombrar a su estrecho colaborador en La Moncloa Paco Salazar nada menos que adjunto a la nueva secretaria de Organización, Rebeca Torró, en sustitución del todopoderoso y presuntamente corrupto Santos Cerdán.

Fuego amigo

Salazar, el último superviviente de las primarias socialistas en el sanedrín presidencial apuntaba alto; tanto que muchos se malician que, más allá de la denuncia de fondo -acoso sexual a subordinadas durante años-, alguien ha querido quitárselo de enmedio con una oportuna denuncia anónima filtrada justo la noche antes del cónclave del PSOE que estaba llamado a pasar página de los escándalos que atenazan a la cúpula desde hace más de un año. Lo que en lenguaje bélico se conoce como fuego amigo.

La tal denuncia acabó en horas con la carrera de Salazar de un plumazo y, de paso, dejaba en riguroso directo al líder de los socialistas a los pies de los caballos, pero no tanto como habría estado hoy, miércoles, si finalmente un presunto acosador sexual de mujeres en La Moncloa hubiera accedido a semejante puestazo de la Dirección Federal y ejercido de nexo entre Ferraz y La Moncloa. Nadie daba crédito a lo que estabamos viviendo porque dejaba en entredicho esa resistencia que Sánchez pretende abanderar.

Solventada la ‘crisis Salazar’, cuando el presidente estaba dirigiéndose a los más de 200 miembros del Máximo órgano entre congresos, dos de los ministros más importantes de su gabinete, el de Presidencia y Justicia, Félix Bolaños, y la de Vivienda, Isabel Rodríguez, apenas podían contener la pena y la emoción; ante eso no hay modo de esconder nada con palabras

De ahí las caras de incredulidad, primero, y luego de pánico e incertidumbre en el Comité Federal. De los mñas de cuarenta que pidieron la palabra, pero sobre todo, de los que callaban y aplaudían a Sánchez como si no hubiera un mañana cuando los críticos habituales, el presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, y los menos habituales, la alcaldesa de Palencia, Miriam de Andrés, entre ellos, salieron a dudar de que la estrategia presidencial de resistir por resistir sirva como estrategia de supervivencia frente a la corrupción, a pedir una cuestión de confianza o elecciones anticipadas; incluso a reclamar al líder que reacciones y, en un gesto de generosidad con el partido que le ha dado todo lo que es, que no sea el próximo cartel electoral.

Solventada la crisis Salazar por el método de dejar vacante el cargo que iba a ocupar, el presidente se dirigió a los más de 200 miembros del máximo órgano entre congresos del PSOE al objeto de reiterar su determinación inquebrantable de resistir pese a los escándalos, de no ceder a lo que él llama la fachosfera, pero a dos de los ministros más importantes del gabinete, el de Presidencia y Justicia, Félix Bolaños, y la de Vivienda, Isabel Rodríguez, les traicionó el sentimiento: sentados detrás de la Tribuna de oradores, apenas podían contener la pena y la emoción; se puede ver en la fotografía que ilustra este artículo.

Y como la cara es el espejo del alma, llegados a ese punto ya no cabe disimulo posible ni por parte del presidente ni de nadie, solo cabe esperar que el tiempo haga su trabajo; que el Tribunal Supremo, la UCO de la Guardia Civil y la Fiscalía Anticorrupción hagan su trabajo y que, en materia de abusos sexuales, no aparezcan mañas casos como el de Salazar. Porque después de lo vivido el sábado no hay forma alguna de esconder el abatimiento socialista, el de muchos ministros y cargos públicos, dure lo que dure esta legislatura que Sánchez se empeña en llevar a término, hasta 2027.

Mal que les pese a Sánchez él y a Óscar Puente, lo dicho por Page y De Andrés es lo que piensa una mayoría de la sociedad después de semanas desayunándose con noticias que hablan de que la UCO de la Guardia Civil certifica que Cerdán junto con su antecesor, Ábalos, y ese perejil de todas las salsas en que se ha convertido el asesor Koldo Izaguirre, trasmutaron en una suerte de «organización criminal» (sic)

Mal que les pese al presidente del Gobierno y a quienes, como el ministro de Transportes, Óscar Puente, salieron en tromba a «exigirle» (sic) que no tire la toalla, durante el debate a puerta cerrada en la Sala Ramón Rubial de la sede del PSOE, lo que allí dijeron los díscolos Page y De Andrés es lo que piensa una mayoría de la sociedad española después de vivir las últimas semanas desayunándose con noticias que hablan de que la UCO de la Guardia Civil certifica que Cerdán junto con su antecesor, José Luis Ábalos, y ese perejil de todas las salsas en que se ha convertido el asesor Koldo Izaguirre, trasmutaron en una suerte de «organización criminal» (sic).

Eso interpela directamente al secretario general lo mismo que el caso Gürtel interpeló en su dìa a Mariano Rajoy. Por eso la gran paradoja de este PSOE: que muchos de los que el sábado cerraron filas con Pedro Sánchez y le aplaudieron entusiastas, en privado admiten que «esto,no aguanta» y que bien hará el presidente en poner fecha al fin de la agonía; por lo menos, un calendario, una hoja de ruta para salir de desconcierto que ahora mismo reina en las filas del principal partido del Gobierno, pendientes como están de las actuaciones de la Guardia Civil y el Tribunal Supremo.

Entiendo que para Pedro Sánchez debe de ser duro verse en esta tesitura, sobre todo después de haber llegado al poder como Némesis de su antecesor, Rajoy, expulsado éste del poder por los escándalos del Caso Gürtel, pero me temo que ya no le queda margen de maniobra más que para gestionar su propio óbito polìtico.