Teodoro León Gross-ABC
- Vox es hoy el partido favorito en la edad de las tentaciones
Vox ha sido, es y será, con toda seguridad, el principal cómplice de Sánchez. No es de extrañar. En realidad practican aquella teoría de ‘las dos orillas’ de Anguita en los noventa, con la que el líder comunista presionaba desde la izquierda a Felipe mientras la derecha aznarista percutía desde el otro flanco. La extrema izquierda detestaba a los socialdemócratas, a los que consideraban izquierdistas light, socialistas retóricos, incluso ‘socialfascistas’ como había acuñado el Komintern de 1928 con Zinóviev, en definitiva los peores enemigos de la izquierda auténtica. Y a la ultraderecha le sucede lo mismo con el centro derecha o derecha moderada, a la que consideran «derechita cobarde», un sucedáneo de la derecha auténtica que son ellos… y están dispuestos, como aprendieron de los comunistas, a aplicar ‘las dos orillas’ para presionar al PP desde el flanco de la derecha para estrecharles el campo contra el muro del sanchismo al otro lado.
Tras el congreso eufórico del PP, Vox se ha apresurado a reabrir el debate de las deportaciones de inmigrantes para dejar en evidencia el discurso bizcochable del PP. Aunque la cifra de 8 millones sea falsa, en Vox sí querían presentar una vez más al PP como partido hermano del PSOE con el que compadrea haciendo las mismas políticas melindrosas en Bruselas. En definitiva, Abascal viene a calcar el discurso de Pablo Iglesias en el segundo Vistalegre: «No me creo la geografía parlamentaria según la cual el Partido Popular está en la derecha y el Partido Socialista está en la izquierda» para acusarlos de ser las dos caras de la misma élite. Abascal viene a manejar la lógica pablista de ‘los dos pesoes’, o ‘los dos pepés’, tanto monta. Y en víspera de la comparecencia de Sánchez con el agua al cuello, Vox echó un capote al PSOE distrayendo la conversación pública con las deportaciones masivas que nunca harán mientras las terminales mediáticas del sanchismo vendían el pack de la fachosfera.
Vox es hoy el partido favorito entre los 18 y los 35 años, la edad de las tentaciones a la que los extremismos suelen colocar los grandes cebos de la autenticidad. Por añadidura esa juventud, que vive peor que sus padres, con pérdida de poder adquisitivo y sin acceso a la vivienda, está más dispuesta a que les señalen culpables. Y Vox toca esas teclas. De hecho, ha llegado más lejos de lo que alcanzó IU en 1996. Y conste que es lógico que ellos rivalicen con el PP porque no tienen otro caladero de votos. Pero con ser legítimo, resulta temerario no medir hasta qué punto lo hacen trabajando para Sánchez, cuyo único argumento para movilizar a su electorado es, como en 2023, la letanía de ¡Que viene el LoVox, que viene el LoVox! Un riesgo que además en ningún caso, como le vaticinó Sartorius a Anguita, tendrá el premio de ir mucho más allá del 15 por ciento. Pero ahí está Abascal con ‘las dos orillas’. Nadie lo hubiera imaginado mimetizando el discurso del ‘califa rojo’. Ironía de estos tiempos polarizados.