- La contradicción inadmisible es que la España que defiende de Meer, según ella, ya no existe. ¿Así que cómo demonios pretende defenderla?
Rocío de Meer dijo que hay ocho millones de personas que viven en España que no caben. Y sí, lo dijo, aunque luego le animaron a rectificar, divulgaron otro vídeo, e hicieron ingeniería de la manipulación en redes para que donde dijo Diego dijese digo.
¡MENTIRA!
Yo no he dicho que había que expulsar 8 millones.
Hay que expulsar los que haga falta para que ni una sola familia española más tenga que llorar el no haberlo hecho. pic.twitter.com/g5xV3TJqS8
— Rocío De Meer ن (@MeerRocio) July 8, 2025
Lo que dijo la diputada nacional de Vox es que “de 47 millones de habitantes que tiene nuestro país, más o menos ocho millones son personas de diferentes orígenes, y es extraordinariamente difícil que puedan adaptarse a nuestros usos y costumbres”.
Y, como según ella, no se han adaptado, entonces, de modo evidente, en consecuencia, como quien deduce que si hace calor el hierro se dilata, concluyó que “estos millones de personas que han venido hace poco tendrán que volver a sus países” en lo que anunció que sería un proceso de “reinmigración” muy complejo.
No sonaba a improvisación, ella se dedica a estudiar estos temas, pero ha caído tan mal en la opinión pública, que han tenido que hacer una campaña especial en redes para mitigar los efectos.
Los suyos creen que se pasó cuando dijo que había que “reinmigrar” a ocho millones, pero a mí me parece que se quedó corta. Creo que en esa España “de usos y costumbres” que defiende Rocío de Meer cabemos muy pocos españoles. Nos tendríamos que ir, así a ojo, unos cuarenta millones.
A lo mejor me equivoco y es algún millón más.
Nos tendríamos que ir todos los que no defendemos su idea de civilización, todos los que no participamos de sus usos y costumbres. Los ilegales y los legales. Los antiespañoles y los españoles.
Nos tendríamos que ir los que aceptamos la libertad sexual y los que no usamos la cruz para acusar a los que no creen en Dios. A los que defendemos al inmigrante que busca una vida mejor y trabaja en el campo sin derechos, en su casa sin papeles, o sirviendo a los que los acusan de criminales.
Sobramos los que pensamos que cuando se vayan ocho millones de personas, el país será mucho peor porque seguirá habiendo robos y violaciones, corrupción y abusos a menores. Esos delitos también los cometen los que tienen pasaporte español.
Pero lo que no habrá cuando echen a esas personas será humanidad, ni compasión, ni justicia. Nuestra cultura será peor, más pobre, y quedará reducida a un folclore cutre.
Me niego a ser un estereotipo del nacionalismo patriota.
No sé a qué se refiere con nuestros “usos y costumbres”. Si se refiere a los que tienen por costumbre ir a misa o a los que no. A los que tienen carné de familia numerosa o a los homosexuales. A los que acostumbran a hablar en castellano o en gallego. A los que usan tatuajes o rastas.
Y no lo sé porque ser español es algo mucho más complejo que sentirse a gusto en una plaza de pueblo con los tuyos, y sospecho además que Rocío de Meer no tiene ni el uso ni la costumbre de frecuentar las plazas de los pueblos españoles.
La contradicción inadmisible es que la España que defiende de Meer, según ella, ya no existe. ¿Así que cómo demonios pretende defenderla?
Según ella, desapareció hace tiempo. Ahora somos decadencia, degenerados, individualistas, relativistas, nihilistas, hemos perdido a Dios, y a la patria, y al padre. La familia ya no existe, y estamos en una crisis antropológica. Ya no hay verdad en el mundo (salvo la suya). No somos nada.
⚡ Esto es lo que ocurre cuando VOX va a la televisión a contar la realidad que sufren los españoles.
¡No aguantan ni 3 minutos!
¡Grande @MeerRocio! 👏👏👏 pic.twitter.com/gy9PgSdoRt
— VOX 🇪🇸 (@vox_es) July 8, 2025
La culpa, dicen, es del liberalismo, que nos ha vuelto relativistas, y de los extranjeros, que nos están invadiendo y reemplazando culturalmente. “Más muros y menos moros”, pedía Buxadé.
Pero el hecho es que esos que “no se adaptan a los usos y costumbres” de Rocío de Meer somos mayoría, unos por decadentes (liberales y socialistas), los otros por extranjeros. Así que, en esa España “de siempre”, no cabemos ni los legales ni los ilegales, sino solo los “auténticos”.
Y esos nunca han sido muchos para los defensores de la higiene cultural.
Pongamos el razonamiento en limpio a modo de conclusión.
Si, primero, hay que echar a los que no aceptan “los usos y costumbres” españoles.
Y, segundo, ya casi nadie acepta los usos y costumbres españoles porque somos degenerados y extranjeros.
Entonces, la conclusión es que hay que echar a casi todas las personas que viven en España.
O sea, que no sobran ocho millones. Sobramos cuarenta.