Juan Carlos Viloria-El Correo
- Aunque el presidente haya excluido la moción de confianza o elecciones, nada se pueden descartar
El concepto japonés de «haragei» hace referencia al arte de la política, oculta e invisible, para justificar la disonancia entre las actuaciones públicas y las maniobras tras las bambalinas. En los últimos días de la guerra del Pacífico se atribuyó al entonces primer ministro japonés, Suzuki, practicar esta técnica para ocultar al pueblo si estaba trabajando secretamente para conseguir una salida negociada a la guerra o era partidario de la línea dura, de los que preferían luchar hasta una batalla final decisiva, en la que infligiría tantas bajas a los Aliados que éstos estarían dispuestos a ofrecer un armisticio con términos más indulgentes. El hecho es que desde el primer momento en que se convirtió en primer ministro, hasta el día en que dimitió, nadie estuvo muy seguro de qué era lo que iba a hacer o decir. El presidente Pedro Sánchez se ha revelado como un aventajado aprendiz del «haragei», el arte de la política oculta e invisible. Nombró vicepresidente a Pablo Iglesias después de proclamar que con Podemos en el Gobierno no dormiría tranquilo y que el planteamiento de coalición con Unidas Podemos era inviable. Pocos meses antes de otorgar medidas de gracia a los secesionistas, había afirmado que no tenía ningún sentido que un político indultara a otro. «Con Bildu no vamos a pactar, si quiere se lo digo veinte veces» sostenía en una entrevista en Navarra Televisión, meses antes de enviar a Cerdán a negociar su investidura. Por no mencionar el momento cumbre del «haragei» en el caso de la amnistía. Pues con estos antecedentes y frente a la hecatombe que amenaza su Gobierno y su partido, la opinion pública asiste expectante con intriga y desasosiego a ver qué maquinación puede estar gestando el presidente socialista. El hecho de que una y otra vez haya descartado públicamente las recetas más adecuadas para la profunda crisis de corrupción, que serían, adelanto electoral o moción de confianza, no garantiza que, al final, no se vayan a implementar. Pero en sintonía con sus métodos de supervivencia en lo que va de legislatura, cabe pensar que la opción elegida sería reforzar el bloque de investidura con una cierta barra libre para sus socios de extrema izquierda o de extremo nacionalismo. Aunque el factor del «fuego amigo» puede desbaratar todos sus planes. Algunos, porque temen que su caída arrastre al PSOE y otros porque temen ser el chivo expiatorio para que se salve Sánchez. Política oculta e invisible sin respeto a los votantes.Claro que, después de la ambigüedad de declaraciones, filtraciones, off the récords provenientes del PP sobre sus intenciones de gobierno, pacto, cordón sanitario con Vox, paree que la técnica de la política oculta e invisible, se va extendiendo.