- Supone cinismo e hipocresía que ministros socialistas consideren «indecente» y «línea roja» lo dicho por Feijóo cuando han hecho de su estrategia en Madrid el ataque inmisericorde al padre y al hermano de Ayuso por hechos falsos y, en el caso de su novio, por situaciones anteriores a conocerse la pareja
En el último Pleno del Congreso los socios de Sánchez se retrataron apoyándolo; Rufián fue de los más untuosos. Quieren seguir sacando tajada. Destacó Yolanda Díaz; no pudo dar más lametones políticos a Sánchez. Buscaba asegurar su futuro escaño en el PSOE. Será diputada socialista, aunque sus acompañantes en Sumar queden en la cuneta; existen precedentes en su biografía. Me sorprendió, o no, que Yolanda, conocida como ‘la sobona’, mintiese al afirmar que el PP es el único partido de España condenado por corrupción; no es cierto. El único partido condenado por corrupción, como tal partido, es el PSOE por la trama Filesa, Malesa y Time Export. ¿Lo desconoce esta hornada de diputados populares? Feijóo no lo desmintió. Es saludable desmentir falsedades. ¿Cuántos votantes que escucharon a Yolanda la creyeron?
Las intervenciones de Feijóo fueron brillantes y contundentes. Lo más comentado: recordó al superfeminista Sánchez algunas evidencias de su pasado. Eran conocidos los negocios de saunas homosexuales y prostíbulos de Sabiniano, el padre de Begoña, y de sus tíos, pero menos que el matrimonio viviese muchos años, hasta llegar a Moncloa, en una casa, y veranease en otra, regaladas por su padre gracias a sus negocios. En eso se basó Feijóo para recordar que Sánchez había sido «partícipe a título lucrativo del abominable negocio de la prostitución». El presidente había atacado personalmente al líder popular. En los negocios de Sabiniano se dieron no pocas situaciones problemáticas. Por allí anduvo Villarejo parece que grabando. Cuando no era sanchista, sino lo contrario, Óscar López se interesó por ello.
Supone cinismo e hipocresía que ministros socialistas consideren «indecente» y «línea roja» lo dicho por Feijóo cuando han hecho de su estrategia en Madrid el ataque inmisericorde al padre y al hermano de Ayuso por hechos falsos y, en el caso de su novio, por situaciones anteriores a conocerse la pareja. Sin olvidar los bulos del sanchismo sobre la hermana y la pareja de Feijóo. Vivir Sánchez quince años en un piso comprado con ganancias de la prostitución resulta que es normal en un presidente. Sólo por eso dimitiría cualquier dignatario del mundo mundial. En su posterior intervención Sánchez no se refirió al tema. Según fuentes del Gobierno no responderán ni desmentirán: «que expliquen a qué se referían exactamente». Como si no estuviese claro. Ya hay presentadas preguntas parlamentarias sobre el asunto. La portavoz del PP en el Congreso, Ester Muñoz, aclaró que en las saunas en las que Begoña Gómez «llevaba las cuentas» «se intercambiaba sexo, unas veces libre y otras veces mediante pago».
Feijóo aplicó a Sánchez su propia medicina. Debieron cansarle los reiterados ataques personales del presidente a miembros del PP. A Sánchez se le debe: «Si las mentiras reemplazan al debate respetuoso y racional, entonces no merece la pena». Que se lo aplique. Napoleón señaló: «Nada va bien en un sistema político en el que las palabras contradicen a los hechos». En eso Sánchez es un maestro.
Ahora el sanchismo asume la omertá, el código de silencio asociado a la mafia siciliana que prohíbe colaborar con las autoridades o contar lo que se sabe. «No he visto nada» o «no sé nada». Siguen la omertá el Gobierno y la cúpula socialista. Llevan silenciando años las persecuciones sexuales a mujeres, incluso en Moncloa, como el caso de Salazar. No se enteraron de los manejos de Santos Cerdán, de Ábalos, de Koldo, del tito Berni, de tantos. No sabían nada. Tampoco Sánchez, uno de los del Peugeot, que se entera de todo y hasta avisó a Ábalos de que Koldo era vigilado.
También imponen la omertá a sus cerca de cuarenta implicados, no tres como repite Sánchez. Acaso por eso las visitas de un conocido abogado del partido a Santos Cerdán en la cárcel –«super Santos Cerdán» le llamó Zapatero; «extraordinario secretario general de organización» le definió Marisu Montero, antes de considerarle «una persona ajena al PSOE»–. El código de la omertá amenaza con graves consecuencias, incluso la muerte, a quienes lo violen.
Andersen en su cuento El traje nuevo del emperador incluye la tan conocida frase de un niño: «El rey está desnudo». Ya no le queda disfraz al «puto amo» (Puente dixit). Recuerdo un sabio pensamiento de Antonio Machado: «En política sólo triunfa quien pone la vela donde sopla el aire; jamás quien pretende que sople el aire donde pone la vela». Sánchez, nuestro autoproclamado capitán de barco, debería asumirlo. Al menos va abriéndose paso la verdad.